Capítulo 21

193 11 0
                                    

N/A: Infinitas gracias por leer y Especialmente por sus comentarios.

Si, me gusta mucho la poesía, metáforas, analogías y verbos en pasado, bonita combinación ¿no?, cursimente malvada. Por lo visto soy más rápida que el cuchillo más rápido del oeste y más escurridiza.

Espero les guste… Ok, ya saben cómo me gusta jugar con la narración así que es un poco diferente hoy.

Ningún personaje es mío…


.
***RICK***

Pude oír la agudeza de la duda. Pude oír los sollozos que contenía. Pude ver rodar sus calladas lágrimas. Sí. Pude advertir todo ello. Pero no lo hice. En cambio mentí. Luchando contra la desilusión de sus ojos. Tibiamente levante el resto de la voz que me quedaba ahogada en la garganta. No me dejaba amarle. Fugaz se escapa de mí, atraviesa mi alma para reclamarle como suya y luego desaparecer. No me deja amarle y no sé si pueda dejar de hacerlo. No me dejaba amarle y quería perderme en ella para siempre. Sentí como el acero de una bala se llevaba mi vida con ella. Hubiera preferido cualquier otra herida; una tangible; una de la que pudiera sobrevivir. Así que tome a Lucy y escape a mi habitación. Me senté en el piso las fuerzas abortaron mi cuerpo.

–Oye estas bien–, consolaba la abogada sentándose a mi lado.

–ella es…

–Complicada– interrumpió. –lo sé, se lo complicado que llega a ser–, sonrió. –pero no creo que actuar así ayude mucho.

–le dije que estoy enamorado de ella–, suspire. –Y ella no puede confiar en mi–, la ira salía por mi boca.

–Rick, habla con ella, se sinceró, no mientas o huyas–, aseguro.

–Ja, nunca escucha nada de lo que digo, parece estar esperando un error para poder culparme y salir corriendo.

–Pues mentir de esa forma tampoco es muy útil–, sacudió la cabeza.

Luego de acompañar a Lucy a su habitación me tendí sobre la cama. Ella regresa a mí; en el aire viaja mi nombre con un soplo de sus labios. Era ridículo sentir su respiración arrullando mi sueño. Tenía que hablar con ella; hacerle entender que la amo. Volátil. Toma cualquier grieta para evaporarse. Quien diga que conoce la tristeza aun no la ha conocido a ella. El teléfono de la habitación sonó.

–señor, solo llamaba para comprobar la hora a la que saldremos mañana

–Peter, estabas preocupado por mí–, sonreí. –Seguiremos con los compromisos de la agenda y no lo sé pero tal vez tengamos que dejar a Lucy en el aeropuerto, así que descansa amigo–, colgué.

***KATE***

Se fue tan liviano, con tal ligereza se había esfumado del pasillo. El justo precio por amarle es la locura. De pronto la frialdad del hielo es lo más cálido que conozco. Porque lo amo. Admití que las sombras me persigan. Porque le amo. El sol proyecta una brumosa niebla. Porque lo amo. Podría perderme a la eternidad solo para verle una vez más; tan solo una vez más. Porque lo amo. Él, era él; él, es él; él, siempre será él. Porque lo amo. Volví a mi habitación; el teléfono sonaba.

–lo siento director Montgomery parece que la comunicación no es muy buena–, pretexte.

–Está bien señorita Beckett, ya ha hablado con nuestro cliente–, dijo mi jefe restándole importancia a mi excusa.

–Si–, controle el escalofrió que salía tembloroso.

–y bien,

–enviare el comunicado por fax esta misma noche

La PublicistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora