Capítulo 18

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N/A: Infinitas gracias por leer y por sus comentarios.

¡Santo Cielo!, pensé que tendrían suficiente con el cap. pasado. ¡Cuán equivocada estaba! Mira que seguir con el cuchillo y dudando de mí buena voluntad; Porque como diría guguita (ff) cuchillo si bogas y cuchillo si no bogas; que: "júntalos de una buena vez y tira la llave" y cuando lo hago: "que tiene esa cabecita tuya en mente, contigo nunca se sabe". Está bien, está bien, "lo entiendo"; sí, es cierto que disfruto con el banquete de su frustración y con el dulce postre de su enojo; y , si, es cierto ustedes nunca piden demasiado y yo nunca les doy lo suficiente; así que veamos que se puede hacer. Solo es cuestión de pedir con todas sus letras, porque a veces soy algo "distraída".

Espero les guste...

Ningún personaje es mío…


.
***KATE***

Miedo. Pánico. Terror. Era lo que sentía. Contrólate Kate; a ti y a tus malditas hormonas. Bastaba dar una mirada al otro pasajero para que mi estómago se revolviera. Necesito un calmante; un jodido xanax o lo que sea. Maldito infeliz que buscaba, que terminara presa por atacarlo. Suficiente tenía ya con contenerme, de rasgarle la ropa en ese preciso momento; cómo demonios espera que pueda dormir pensando… maldita sea, recordándolo mientras dormitaba ebrio. Inerte. Inmóvil. Totalmente a merced mía. La respiración filtrándose entre los labios. Mis labios encontrándose con los suyos. ¡Ashhh! , Por todos los cielos Kate, BASTA.

–está bien Pitt déjamelo a mí–, dijo arrebatándole mi equipaje al chofer. –Fue un día bastante pesado y la habitación de la señorita Beckett "está justo al lado de la mía" – sonrió. El cretino se atrevió a sonreír. – Yo la acompañare, ve a descansar, nos veremos mañana amigo–, dijo con sacudiendo la mano para despedir a Peter.

–Como usted diga Señor–, dijo el chofer en su tradicional tono. –Que descanse señorita– arqueo las cejas.

Pasamos por la llave de mi habitación a la recepción. La mujer detrás del mostrador parecía más amable de lo normal con mi cliente. Apreté los dientes cuando él le devolvió la sonrisa. Que no conoce los límites o mejor dicho no los tiene. Les di la espalda. Incluso habían comenzado a charlar acerca del clima; que pretexto más barato.

–Espero que disfrute su estancia–, dijo la mujer recordando mi presencia.

–Si–, brame robándole la llave de la mano.

–Gracias, Janice, eres la mejor–, dijo inclinándose sobre el mostrador para besarla en la mejilla.

–¡ouh! –, exclamo tocándose el rostro. –ni lo mencione, Señor Richard, cualquier cosa por uno de nuestros mejores clientes

–por favor Janice, es Rick para ti

–Claro, Rick–, se sonrojo.

Qué diablos fue toda esa maldita demostración de cariño; "gracias" mi "gracias", con qué facilidad se le había resbalado de los labios; y ese beso por mera cortesía, cree que soy idiota; "es Rick, para ti Janice".Un solo minuto más y terminaría saltando detrás del mostrador para enseñarle algo de profesionalismo a esa recepcionista. Mañana mismo me quejare con el gerente.

–bien ya hemos llegado–, dijo entregándome el equipaje.

–sí, hasta mañana señor Castle–, refunfuñe abriendo la puerta; él soltó una risita cerrándola de nuevo.

–No me darás un beso de buenas noches–, sonrió recargando el hombro contra la puerta. – ¡ah!, ya se planeas colarte en mi cuarto

–NO, pero quizás Janice lo haga–, reproche.

La PublicistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora