N/A: Infinitas gracias por leer y especialmente por comentar.
Ok gente, si, lo sé, lo sé. Dije dos capítulos en mi defensa este no es un capitulo, además es corto; pero quizás les aclare ciertas dudas acerca de si se casaron o no, seré un poquitito benevolente; antes de que Laura y Alejandra consumen mi homicidio; sobre todo tomando en cuenta que mi escudera Jess está algo cansada.
Espero les guste y hasta mañana.…
Ningún personaje es mío….
.
***PETER***Irresponsable. Poco profesional. La publicista sí que era un total dolor de cabeza. La señorita Lucy tendría que casarse por el absurdo nivel de estupidez de esa mujer. Un me había sentido tan impotente. Se bien que no soy un tipo muy cálido, nunca he sido muy expresivo; pero no sé por qué no podía controlar la irritación cada de que veía a la abogada. Lo único bueno es que la señorita Lucy requería de mis servicios más frecuentemente.
–Peter, necesitare que recojas mañana a Lucy de la oficina–, me dijo el señor Richard. – tiene que ir de compras.
–Por supuesto señor- conteste tan cortes como pude.
Si lo admito esa mañana me tomo más tiempo elegir que traje usar. Que combinación de corbata y camisa. La señorita Lucy viajaría asolas conmigo. Intentaría háblame. Si lo hacía ¿de qué hablaríamos? Se asustaría si no sonrió. Quizás deba hacer alguna broma. Cuanto tiempo le tomarían sus compras. Me pediría que la acompañe a la tienda o que la esperara en el coche. Después de recoger el coche conduje hasta el edificio de la señorita. Aparque. Antes de bajar me di una rápida inspección en el retrovisor. Alise las mangas del saco antes de entrar.
–Buenas tardes podría decirle a la Abogada Lucy Jordán que su chofer está aquí–, le dije sereno a la recepcionista.
–Parece que no va ser necesario–, sonrió señalando el ascensor.
La señorita Lucy bajaba del ascensor acompañada por tres molestos hombres al parecer colegas suyos. Me sonrió. Estrecho las manos de los tipos despidiéndose. Sostuve la respiración balanceándome sobre los talones.
–Peter–, saludo. –tan puntual como siempre
–Permítame – dije tomando el portafolios de su mano.
– ¿estas usando perfume? –, pregunto
–Sí, un poco–, reconocí. –Quiere esperar a que acerque el coche–, dije dándome la vuelta para salir del edificio.
– Iré contigo–, me alcanzo.
Camino detrás de mí hasta llegar al coche. No pude evitar intentar asomarme por encima del hombro para verle. Sonreía cabizbaja. Le abrí la puerta y me miro antes de subir al auto. Trague saliva acomodándome el nudo de la corbata. No hablamos. Se limitó a ver la ventanilla y yo a conducir. Nos detuvimos frente a una tienda.
–Peter estarías cómodo acompañándome–, dijo algo nerviosa.
–Solo si usted lo está–, conteste.
La acompañe a varias tiendas. Buscaba un vestido. La boda se acercaba y yo ayudaba a la abogada a elegir su vestido. Porque pediría mi presencia para tan deplorable acto. No era como si me importara. No debería afectarme. No debería pero lo hacía. Resople indignado mientras se probaba un vestido más. Quizás será mejor que la espere en el auto.
–Señorita–, toque la puerta del probador.
–Si–, aparecía la abogada vistiendo un hermoso vestido. –oye Peter sé que no tienes por qué hacer esto pero te necesito, quiero decir me gustaría tu opinión.
–Me gusta ese–, la señale. –Con su permiso la esperare por ahí–, dije escapándome de ella.
Ese día cuando me pregunto cómo se veía con aquel vestido. El mismo vestido que habíamos comprado. El que yo elegí. No pude evitar sentir que se lo puso para mí. Los lleve hasta la entrada del registro civil. Mi jefe descendió primero seguido por la abogada y la señora Martha.
– Peter–, me dijo vacilante la Señorita Lucy. –Gracias–, y tuve la sensación de que aquel "gracias" significaba algo más.
La abogada volteaba a verme parado junto al auto mientras se adentraba en el edificio. Los vi desaparecer de mi supervisión. Me quede de pie contemplando la puerta; mientras los reporteros zumbaban como abejas dentro de una colmena. Pasaron horas o tal vez minutos antes de que decidiera correr. No sé para qué. O que haría al llegar solo corría. Empuje la puerta; pero ellos ya salían de la oficina del oficiante. Por una sola vez en mi vida no llegaba a tiempo.
***MEREDITH***
Un fastidio verse en líos jurídicos. Rodeada de abogados para obtener algún beneficio económico. Mi presencia es una constante amenaza; no quería hacerle daño a mi hija; como podría era mi pequeña, además de que sin ella Rick no sería tan vulnerable; no estaría tan dispuesto a darme cualquier cosa, cualquier cantidad que le exija. La boda era hoy. Así que pensé en la manera de arruinarles el conmovedor enlace. Espere a que salieran del loft para recoger a mi hija.
–Hola–, sonreí a la joven niñera. –Soy la madre de Alexis, vengo a recogerla–, la empuje metiéndome al apartamento.
–El señor Castle no dijo que vendría–, frunció el ceño.
–Debió olvidarlo, ya sabes con la boda y eso–, desdeñe. – No te preocupes, toma te pagare la tarifa completa–, le extendí algunos dólares.
–donde esta Alexis–, cuestione mirando alrededor de la sala.
–Tomando una siesta en su habitación–, contesto la joven contando el salario.
–Perfecto–, murmure; me ahorraría el dramático llanto cuando me viera.
–Quiere que la despierte–, dijo la amable joven.
– ¡oh cielos no!–, exclame. –no quiero ponerla de mal humor, solo prepara una mochila con algunas de sus cosas.
La joven preparaba una mochila con ropa y juguetes. Resoplo exasperada. La duda reflejada en sus pupilas me inquieto. Sabía lo que haría. Me miró fijamente evaluándome antes de decir:
–Quizás deba llamar al señor Castle, para informarle que llego–, sonrió.
–ya te lo dije eso no es necesario–, suspire.
El teléfono del loft sonó distrayendo a la niñera. Tome la mochila y a mi hija; mientras la joven atendía la llamada. Fácil. Mucho más que esperar la resolución del juez. Sin duda ahora sí que mi ex marido estará dispuesto a negociar. Salí del edificio con mi hija en los brazos. La acomode en el asiento del auto cuidando no despertarle. Lo lamento Alexis tengo que hacerlo. La estúpida abogada me arruino la vida; primero le dijo a Rick acerca de mi aventura con Mark, y ahora arruinara el plan de hacerlo ver como un inestable padre ante el juez. Cualquier ventaja que tuviera se va por la coladera. Tome el móvil.
–Hola Martha–, salude a la abuela de mi niña. –Lamento interrumpir pero quisieras decirle a Rick que pase por Alexis al loft–, colgué.
Vamos a ver qué hace la tierna parejita ahora. Será divertido que me busquen por todas las calles de New York. Que pensaran hacer cuando me encuentren. Tal vez podría usar ese altercado para elevarme de nuevo a la categoría de víctima. Quizás deba llamar a la prensa; dejar que me sigan y que capten la colérica reacción del escritor y su noviecita.
ESTÁS LEYENDO
La Publicista
FanficEs un AU completamente, Kate Beckett es una publicista a la que acaban de despedir cuando se topa con un desconocido.