¿Cómo Conquistar A Mike? | Muke

|• Arrechos en acción •|

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─ ¿Muy cómodo?─ esa voz causó una punzada en el pecho de Luke, quien se encontraba encima del teñido.

─ ¿M-Michael?─ su quebrantada voz le hizo pensar a Michael que el rubio empezaría a llorar.

─Luke, yo. Eh. No sabía nada de esto, lo juro─ mencionó aun sosteniendo el pesado cuerpo del rubio.

Luke se levantó, sin mirar al teñido se abalanzó sobre la cama y le dio la espalda. Estaba seguro que estarían allí un buen rato.

─Luke

Pero el triste y afligido muchacho no volteaba hacia aquel duro y tinturado joven. Estaba apenado por todo lo que estaba sucediendo entre él y Luke.

─Luke, por favor. Si no quieres mirarme al menos escúchame─ se rindió.

Luke cubrió sus oídos, haciéndole saber a Michael que no estaba dispuesto a eso.

─Bien─ suspiró.─ ¡Ashton, maldita sea, sáquenme de aquí!─ gritó.─ ¡Luke no me quiere ni escuchar!─ se quejó mientras daba golpes a la puerta.

─Nonono, hasta que no se arreglen no vamos a dejarlos salir─ habló el rizado desde el otro lado.

─Si es necesario cojan─ añadió el moreno─ ¡Auch, Ashy no me golpees!

Michael se sentó en el suelo, recostándose sobre la puerta de madera, mientras escuchaba los hipidos del rubio.

─Luke, lamento que te hayas puesto de esa forma─ confesó.─ Aun no entiendo exactamente lo que siento. Has causado que yo no dejé de pensar en ti, es raro─ soltó una risita─ porque jamás había sentido mariposas por un... un chico─ sonrió tontamente, mirando la espalda -trasero- del rubio.

─No te preocupes, siempre pasa lo mismo─ abdicó, alargando un suspiro.

─ ¿A qué te refieres con eso?

─Nunca en mi vida sale algo bien, trató de agradarles a las personas pero siempre termino arruinando todo.

El rubio se giró para por fin ver fijamente a los ojos verdosos de aquel chico que lo estaba volviendo loco.

─A mí me agradas─ sonrió─ ¿Por qué crees que casi tuvimos sexo en mi casa?─ carcajeó al recordar esa tarde.

─Me terminaste tirando de la casa, dormí en el parque, ¿también recuerdas eso?─ lo miró serio, aguantando una risa.

─Lo sé, el cerrajero terminó en mi casa preguntando por Jack y tuve que pagarle para que se alejara de mi casa, algo muy raro, pero en fin todo fue tu culpa─ se encogió de hombros.

─ ¿Mi culpa?─ se sentó sobre la cama, haciéndose el indignado.─ Tú eres el arrecho, no estaba preparado aún.─ defendió, cruzando sus brazos.

─Si no hubieses llevado ese traje de gata de seguro hubiéramos cogido─ enseñó su dedo medio.

─Ahora no lo llevo─ el rubio guiñó un ojo.

Michael sonrió y se levantó, caminando hacia la cama.

─Pero Lukey. Deberíamos aclarar quién se pondrá en cuatro.─ rió.

─Oh. Es claro, tú bebé.

─ ¡Já! Ni lo creas rubio

─Por buena gente me la dejo meter, especialmente si se trata de alguien como tú.─ relamió sus labios.