¿Cómo Conquistar A Mike? | Muke

|•Boda•|

***

Calum, como costumbre suya, estaba básicamente echado sobre el sofá a la espera de Michael y un té que le pidió.

Los meses estaba transcurriendo y la hojita de consejos del rubio no tardaría en estar en la basura, no porque ya no quisiera conquistar al teñido, simplemente por el hecho de que todo lo que hacía salía de su corazón -incluyendo obscenidades, pero vamos, es Luke Hemmings-; sin embargo había aún un último consejo que quizás sería la manera de finalizar con su fase de conquiste. Algo mucho más allá de expresar sus sentimientos o hacer de una noche fría, la más caliente de su vida. Pero Luke tenía miedo.

—Ya te di el maldito té, ahora habla sobre la noticia más importante que vaya a escuchar en mi preciosa vida— exageró su voz.

—Bien— tomó unos segundos de tiempo para beber un poco de aquel líquido.— Te decía, mi querido Mike— bebió otro poco, para luego dejar el pocillo sobre la mesa de centro, apartando residuos de frituras de ella.

—Al grano, Calum— mencionó con frustración, la reacción del pelinegro fue un gruñido. Michael bebió un poco de su limonada.

—Ash y yo nos casaremos.

El teñido escupió aquella bebida sobre el rostro del moreno. Una sonrisa fingida apareció en su rostro empapado.

—Ashton acertó con tu reacción— suspiró y limpió su cara con la camisa que llevaba puesta. ¿Acaso no optó por ir al baño? Qué flojo.

—¡Pensé que jamás lo harían!— abrazó como felicitación al moreno, dándole de paso unos pequeños golpes sobre su espalda.

—Cuatro años fue mucha espera— rió, acompañado del teñido.— Por cierto Mike, ¿no crees que ya están listos para pasar a la segunda base?

—¿A qué te refieres?

—Ya sabes, se han besado, han compartido lindos y tristes momentos, se han acost— el teñido lo interrumpió.

—Sí, sí ya entendí— sus mejillas estaban levemente ruborizada.— Es sólo que... no lo sé Cal.

—¿Cómo que no sabes!— se exaltó.— Tú quieres a Luke y Luke a ti, han sido más de siete meses en donde vienen conociéndose; así que no vengas con esa idiotez de que no sabes... Además todos sabemos que Luke no se arriesgará a perderte con una petición como la de ser novios.

El moreno causó una gran impresión en Mike, ya que era muy raro escuchar salir de él ese tipo de palabras.

—¿Cómo es eso de que no se arriesgará?— indagó con un alto nivel de curiosidad.

—Es obvio, ese rubio está loco por ti, pero es inteligente, aunque no lo creas— bromeó un poco, causando que el teñido carcajeara—. Imagínate que él venga con todas las intenciones de pedirte que sean novios, pero que tú le digas, por x o y, que no. Su corazón se rompería, de nuevo.

El moreno estaba en lo cierto, Luke es tan frágil.

—Deberías actuar, Michael— se encogió de hombros, luego de haber dejado, al anteriormente mencionado, pensativo.— Me tengo que ir, Ashton está, ya sabes, insoportable con esto de la boda.

Dejó sobre sus manos la tarjeta de invitación:

"Para: Muke
Los queremos, chicos ♥ "

Una cita sobre la felicidad del amor y otras cosas que insistió Ashton en colocar en la tarjeta, complementaba aquella hermosa pero tonta invitación -ya saben, por el gran carisma que mantenían esos dos, sobre Michael y Luke-. La boda sería en menos de quince días, muy poco tiempo para organizar todo.

Dos días antes de la boda, los amigos con diferentes tonalidades de cabello, un rubio y un teñido que cambió el rojo por el azul, aún no compraban los trajes que usarían. Prefirieron gastar sus casi tres semanas libres en salir a comer o desvelarse mientras competían en videojuegos.

Fue una tortura para ambos chicos, primero porque odiaban comprar ese tipo de ropa; y segundo porque las tiendas o estaban muy llenas o no encontraban la talla exacta. Una pequeña tienda, escondida en un gran centro comercial, fue el blanco perfecto para los irresponsables jóvenes, como si el camino hubiera irradiado luz de esperanza y suerte para ambos.

Trajes de tonalidades oscuras, junto a camisas claras y zapatos relucientes, causaron la mayor tranquilidad y alegría para Luke y Michael.

Ahora, tan sólo piensen en Ashton y Calum. Días frustrantes, llenos de estrés y uno que otro inconveniente con la comida o la decoración.

Pobres pero suertudos chicos.

***