|•El rudo Luke•|

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Consejo 4: pon en práctica la rudeza a la hora de hacerle el amor. Eso lo pondrá loco.

—Luke— habló el teñido, volviendo su mirada a aquellos ojos azules que tanto le encantaban.

—¿Qué sucede, amor?— inquirió el rubio, disponiéndose para escuchar a su amado.

—¿Cuánto tiempo llevas en esto?— el rubio lo miró confuso, por lo que el otro joven, chasqueó.—Tú sabes a lo que me refiero, Luke. No te has rendido, siendo que soy una persona que da asco con su actitud; además que ni soy bonito— se encogió de hombros.

El rubio sonrió, quizás con egocentrismo o con mucho orgullo recorriendo su cuerpo flacucho.

—Bueno, primero no eres feo, eres la persona más hermosa de este jodido mundo. Segundo, si yo quiero algo, lo tengo que conseguir sea como sea. Y yo te quiero a ti, Michael Clifford.

El mencionado agrandó sus ojos verdosos, sus pupilas se dilataron y un leve sonrojo se apoderó de sus mejillas.

—Te ves tan tierno con tus mejillas rosaditas— apretó las regordetas mejillas del teñido.

—Cállate— su rostro, ahora, estaba como un tomate maduro.

—¿Por qué tendría que hacerlo, eh?—se acercaba lentamente a Michael, haciendo que su corazón latiera cada vez más rápido.— Sólo digo la verdad, bebé— y en un ágil movimiento acorraló al teñido contra el espaldar del sofá, robándole de paso un húmedo beso.

Por otra parte, Michael no desaprovechó esa oportunidad, extrañaba ese tacto de Luke.

Los agarres de sus brazos llegaron a las prendas que llevaba cada uno, primero la camiseta oscura del rubio salió a volar por la sala, seguido de su ajustado, y difícil de quitar, pantalón y sus medias raras que ocupaba aquel día. Cuando se encontraba en sólo calzoncillos, tomó el control de la situación, desvistiendo desesperadamente y con manos torpes a Michael.

—Lu-Luke, no saldrá de esa manera— insistió el pelirrojo, con su camiseta atorada en su cabeza.

—Tendrá que salir— jalaba cada vez más fuerte, causando varios gimoteos de dolor por parte del teñido.

—¡Me quitarás la nariz!— lloriqueo.

—Pero al menos sal- — tiró con todas sus fuerzas— -drá. ¿Ves? No fue tan difícil— sonrió. Tiró la prenda lejos de su vista.

La cara de Michael volvía a tornarse roja por el maltrato que obtuvo con los bordes y jalones de la camiseta. Se estaba sobando cuando, de repente, Luke lo empujó contra el sofá, y bajó su bóxer.

Tomó el miembro del mayor y empezó a masajearlo, provocando gestos de placer y pequeños sonidos de satisfacción por parte de su compañero.

—Mi-mierda... Luke— su mano derecha se posó sobre la melena rubia y la otra hacia un fuerte agarre en el sofá, apenas el rubio introdujo su miembro en la boca.

Luke hacia esa mamada en un orden que a Michael sólo lo hacía gritar de placer: adentro, afuera, lamida, punta, adentro-afuera rápido, y así.

Michael no resistió más, tuvo que pedirle al rubio que lo hiciera de una vez. Luke, anonadado con aquella petición, tomó al sudado teñido y en un fuerte impacto lo pegó contra la pared de la sala. Quedaron cara a cara, la respiración de Michael estaba más acelerada que la de Luke.

—¿Preparado, bebé?— preguntó.

—¡Callate y sólo hazlo!— refunfuño el apresurado Michael. Una risilla escapó de la boca del rubio.

Con una mano sostuvo la pierna de Michael, para entrar de una forma menos lacerante e imprevista para el teñido, sin embargo con mayor placer. Su mano libre tomó su erecto miembro, y en una sola embestida entró en el agitado y desesperado chico de cabello rojo.

Las embestidas se hacían cada vez más rápidas y placenteras, ambos soltaban gemidos sin parar. Pero cualquiera que viera a Michael en esa posición pensaría o estaría cien por ciento seguro que en cualquier momento perdería el conocimiento.

Luke, seguro de lo que estaba haciendo, con su mano derecha tomó la cabecera roja para acercarla a sus labios y hacer que ese momento no sólo fuera salvaje sino también romántico e inolvidable.

Fue un poco difícil que mantuvieran un beso coordinado, por las embestidas que le daba el rubio al teñido, pero lo lograron. Se vino dentro del teñido, y el teñido sobre el abdomen del rubio, quedando ambos sin alientos.

De un momento a otro llegaron de nuevo al sofá, Michael debajo de Luke, sudando como nunca lo había hecho. El rubio empezó a dejar pequeños besos por el torso del teñido, hasta que regresó a sus rojos labios, empezó a besarlo con ternura, incrementando de a poco la intensidad para finalmente morder el labio inferior del teñido, causando que quedara de un rojo más encendido.

—Te quiero, Mike— plantó otro beso, uno más suave.

—Luke, ta-también te quiero— lo abrazo, sin importar qué tan llenos de sudor estuviesen sus cuerpos.

Alguien llamaba a la puerta, con desespero.

Michael se quedó acostado sobre el sofá, sonriendo como idiota, mientras Luke, sin importarle estar desnudo, atendió.

—¡Luke... ESTÁS DESNUDO!—el escandaloso chillido del rizado ensordeció al rubio.

—Qué pasa, Ash... ¡ASCO!—el pelinegro se cubrió los ojos y ambos empezaron a correr lejos de la casa de Luke.

—Pero qué dramáticos— el rubio frunció el ceño, cerró la puerta para volver con su chico.

Esa tarde, Luke se sintió feliz.

Esa tarde, Michael se sintió feliz.

***

¿Cómo Conquistar A Mike? | MukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora