¡Otra Noel!

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Mi corazón latía fuertemente dentro de mi pecho sin razón aparente. Me encontraba nerviosa, y esta vez sabía perfectamente la razón: Lucille me había convertido en uno de sus experimentos de Belleza. Sin embargo, siendo totalmente sincera conmigo misma, el resultado me había maravillado; esa era posiblemente la noche donde me sentía más bella que nunca, y como nunca lo hacía pues…
- Relájate, Ely. – dijo Lucille entre risillas mientras caminábamos hacia la entrada del lugar. Según ella, Justin, Sarah (si, ambos… mierda.) Frank, Diego, Ursulla y Helena ya estaban en el Lugar. Omar, Pauly y Guilly nos alcanzarían después, aunque yo no le veía el después ya que, tal como Lucille había predicho, eran casi las once de la noche la hora en la que la chica estacionó frente al lugar.
- No quiero hacer esto. – me resistí ante Lucy, la cual me miró con ojos de súplica.
- ¡Vamos Ely! – alargó caprichosa. – ¡Te vez hermosa! - sonrió cálidamente de un modo en que casi me creía que lo decía enserio. Pero claro, esa era similar a la vez en la que mi madre me había convencido de que participara en esa estúpida obra escolar vestida de Una jirafa mutante con melena de León. Ella decía "Te vez hermosa" mientras que yo me miraba en el espejo y sabía que era mentira... sin embargo ella lo decía, así que quizás yo no veía algo que ella sí. Luego de muchos años miraba la foto, y me daba cuenta de que mi madre, o estaba bastante loca, o tal vez tenía problemas visuales. De hecho, unos meses después de ese festival empezó a usar lentes. Ahora comprendo...
- Ya, no te daré opción. - ¿Cuándo me la das? hablé dentro de mí al sentir el jalón del brazo caminando hacia la entrada.
Un guardia de seguridad estaba de pie en la puerta, mientras que Lucy y yo estábamos en una bastante corta fila para poder entrar al club. El hombre abrió la puerta a un par de chicos, y eso provocó que me percatara de cual fuerte estaba la música en ese momento: Estridente, molesta, chillona. 
Lucille le sonrió al Guardia, el cual nos dejó pasar sin ninguna pregunta, y sin ninguna cuestión de por medio... ¿Así era siempre? ¿Dejaban pasar a las chicas como si nada? ¡Genial! pensé sarcástica, ¡Pedófilos o Violadores! 
Las luces intensas caían en la obscuridad. Colores fosforescentes, chicos y chicas por todos lados disfrutando del buen ambiente y de la música que sonaba al fondo. Esa era justamente el tipo de música que Odiaba, aquella que incitaba a las mujeres a Mover sus caderas y darle todo al hombre como su virginidad o su cuerpo, ni siquiera eso. Degradaba a las Mujeres mientras que ellas movían el trasero de un lado a otro, casi como si disfrutaran que todos los hombres tuvieran fantasías con ellas... casi como si no se dieran cuenta de que lo hacían. 
Me sostuve de los Hombros de Lucy mientras caminábamos hacia el otro extremo del club, ¿Cómo es que ella veía tan bien en aquel opaco lugar? O También, ¿Cómo es que sabía a dónde ir? Tal vez Esa no era la primera vez que iban a Fonseca...
- ¡Diego! - gritó Lucille de repente, mientras que yo miraba por encima de su hombro al chico en plenos besos con Ursulla.
Interrumpimos el Acto de Diego y Ursulla en cuanto nos miraron; la chica llevaba un lindo vestido color plata (demasiado diamantico para mi gusto) y el cabello en una cola larga y sobre su cráneo, muy alta. El en cambio, iba con cualquier camisa y un pantalón de vestir sencillo, nada del otro Mundo. Las mujeres nos llevábamos la peor parte en lo que era el Arreglo personal. 
- ¡Lucy! ¡Ely! - Dijo Ursulla acercándose a nosotras para saludarnos de beso en la mejilla. Diego hizo lo mismo justo segundos después de su novia. - ¡Que Guapas! 
- ¡Así debe de ser! - dijo Lucille Animadamente, dejándome a mí la opción de sonreír. En ese momento agradecí que Lucille fuera una Parlanchina y que acaparara las conversaciones; Así yo solo sonreía y evitaba decir alguna estupidez. - ¿Ya están todos? - Lucy y Ursulla hablaban a menudos gritos y volumen de voz bastante alto por el estruendo de la música no cesaba ni para dar un respiro. La pista de Baile se iluminaba con Luces Fosforescentes y llamativas que creaban la ilusión de estar como en otra galaxia, muy lejos de la tierra. Era Italia... Nunca te imaginas un Club de esos en Italia, por lo que nunca había adivinado con qué clase de lugar me podría encontrar. Cuando venía a Nove aun no tenía ni siquiera los amigos para ir a un lugar así, y tampoco la edad. Me enfocaba en mi familia y en la playa... y yo era feliz como una lombriz en tierra húmeda. 
- ¡A que no adivinas a quien nos encontramos! - Oh... no. No, no, no. Por favor No. Todos menos...
Pero, como siempre me sucedía (y ahora sí puedo decir 10 de 10 veces) todo parecía estar en mi contra.
Contestando al reto de Ursulla, llegaron Sarah, Frank, Justin... y Gale. El chico usaba un saco gris que resaltaban sus ojos, aun en la obscuridad. Se veía... Especial. Por alguna estúpida razón, recordé su beso: Sus labios sobre los míos, compartiendo el Oxigeno Mutuo... y ese pensamiento me causó escalofríos. Me causó escalofríos el hecho de saber que me gustaban sus labios. ¿Me podría llegar a gustar Gale? No, eso no, Sus labios, más el... no lo creía posible.
- ¡Ely! - Justin. Dios Justin, él se veía tan... masculino. Mis fosas nasales capturaron un delicioso y adictivo perfume. Me mataba, Dios Mío Santo. 
Entonces, me percaté de cómo me miraba: Me miraba como si fuera alguien a quien no conociera, como si tuviera una Joya valiosa incrustada en mi frente. Me miraba como si le gustara lo que veía. - Te vez... bellísima. - sonrió de oreja a oreja. Gracias al cielo que estaba obscuro, ya que pude sentir mis mejillas arden calientes por sus palabras. Aunque sabía que posiblemente fuera nada más por la poca Luz o por los efectos casi dramáticos que Lucille había creado en mi rostro con el maquillaje, no importaba. Me gustaba el efecto que tenía en él.
- Gra... 
- ¡Ely! - La voz de Gale me interrumpió. El llego al lado de Justin, mientras que sonreía y me besaba en la mejilla como gesto de saludo. - ¡Te vez muy guapa! - dijo Sonriente. Y justo después de eso, la aparición de Sarah provocó que Justin se cohibiera... y que mis estúpidas esperanzas de cualquier cosa que me hubiera imaginado sobre Justin, desaparecieran. Casi se me olvidaba el hecho de que Sarah estaba alrededor, y de que Justin quería algo más que amistad con ella.





...







Justin y Sarah Bailaban. Lucille y Frank parecían hechizados de igual manera por los besos que se estaban dando. ¿Solteros? Lo empezaba a Dudar. ¿Amigos? Después de eso parecía que se les había olvidado. Lo que si sabía es que Lucille había decidido tomarse un famoso "Pica piedra" y que eso la había puesto frenética, y Frank... estaba segura, no sentía solo amistad por la morocha. No podía sentir amistad por ella, no después de haberse tomado una sola cerveza y actuar como loco por Lucy. Él estaba loco por ella; Ella estaba borracha. Así de fácil.
Diego y Ursulla... lo de siempre, nada inusual entre ambos: Besos y besos, risas, mimos. Lo típico de una pareja en el auge del amor de primavera. 
Gale, Guilly, Omar, y Helena estaban con otros desconocidos a quienes apenas conocían; al final resultó que Pauly tenía un horrible dolor de estómago y prefirió quedarse a descansar sus dolores. ¿Y yo? Yo me encontraba sentada en la barra, hablando con el camarero, mientras que veía a lo lejos la figura de Justin danzando animadamente con la hermosa y flaquísima Sarah. ¿Será que estuviera gorda y por eso Justin no se fijaba en mí? Nunca me había sentido gorda, de hecho sabía que esa deducción era estúpida ya que estaba en muy buena talla, y no había subido prácticamente nada en los últimos cinco años. La verdad era que, solamente necesitaba de una excusa para no sentirme más adefesio de lo que ya me sentía. 
El hombre con traje negro en estado relajado llegó frente a mí con una cerveza, y yo me la tomé casi de un solo trago. La cerveza nunca me emborrachaba, de hecho de pequeña mi papá siempre me había dado para probarla, y me gustaba. El gusto continúo hasta la fecha, y supongo que por mi "practica" no me causaba efecto. 
Miré hacia Gale, y él me miró. Me sonrió a la distancia, y me vi obligada a dibujar una sonrisa -falsa- en mi rostro, solamente para no parecer descortés o sangrona. Tenía hambre. 
- ¿Tus amigos siguen bailando? - el hombre como de cuarenta años se recargó en la barra y continuó hablando conmigo. Era un hombre agradable, y aunque no lo pareciera (por su tipo de empleo) era Culto, tanto como para decir "Su generación necesita más Elton John y menos Skrillex". Bueno, de hecho eso no probaba nada... cualquier adulto diría eso, solamente que con su rostro tan fresco y cara de pequeño, a veces se me olvidaba que ese hombre me doblegaba la edad. Me era fácil -y entretenido- hablar con él.
- Si... - dije cabizbaja. Noel, el camarero miró por encima de mi cabeza, y se fijó en Justin y en Sarah. Carraspeó su garganta, y me miró con reproche. 
- ¿Te gusta, verdad?
- ¿Cómo? - alarmada elevé la vista y me encontré con una sonrisilla burlona en el rostro de Noel. 
- Te gusta el chico que está bailando con la pelirroja, ¿No? - ¿Cómo se suponía que lo diría? ¡Hey! ¡Me gusta Justin Bieber! ¿Así? No era tan fácil como esas palabras sonaban. De hecho para mí era una complicación del tamaño de una tormenta en un vaso de agua. 
- ¿Soy muy obvia? - oculté mi rostro entre mis manos, recargando mis codos en la barra, lamentándome. Noel soltó una carcajada al ver mi rostro, mientras que yo levantaba los ojos aun en aquella misma posición para mirarlo. 
- ¿Por qué no le hablas? - preguntó el. - Acércate, háblale de amor. No sé cómo se haga ahora. 
- No soy la indicada para hablar de amor. En el amor soy un Asco.
- Nadie es un Asco en el amor... simplemente el amor correcto no les ha llegado. - Me quedé callada, mientras que Noel se limitaba a sonreír con ternura. Era como si le diera ternura mi situación, y quizás lo hacía. - Tú eres mucho más bonita que esa chica. - No dije nada, ¿Que iba a poder decir? Realmente nada como lo que pensaría, algo como "Sé que estas mintiendo". Si decía eso, Simplemente parecería una chica que necesita que todo el mundo le digan que "Es hermosa" aunque a veces no sea verdad. 
Noel levantó entonces su mirada hacia donde se suponía que estaban Justin y Sarah, y se quedó impávido. Trago gordo, y yo decidí levantar mi mirada hacia donde ellos dos estaban. Casi escuchaba como mi corazón se quebraba. 
Justin besando a Sarah. 
Sarah Besando a Justin.
Mierda de vida, mierda el amor. Mierda el día en que me fijé en Justin Bieber.
Y entonces hice algo que quizás lo cambiaría Todo: Tomé la bebida de un sujeto que estaba al lado mío, y me la empiné en la garganta. Creo que era un "Vilma"... Mi esófago ardió, para después dejarme en una nube de inmunidad al dolor. Muy pronto me encontré a mí misma decir una y otra vez "¡Otra, Noel! 

Una escritora sin amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora