Vidas patéticas. Personas patéticas

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La casa se comenzó a llenar poco a poco. Mis tios, primos menores, primos mayores y mis abuelos; todo como mi primer día en Nove, noche en la que llegue y me encontré con todos reunidos para una cena. Y también, me encontré con un chico estrellado en la barda de mi abuela, con la cabeza lastimada y herido gracias a ese gran accidente de motocicleta. 
Justin estaba distraído, pero dentro de lo que cabía feliz. Se encontraba en el patio jugando fútbol con mis primos, mientras que yo estaba en la sala, hablando con mi tía Dinn y mi tía Ginna sobre la universidad, entre otras cosas. Pauly estaba también afuera, pero ella realmente estaba en un estado automático como yo. Leo llegó entonces, y se sentó a mi lado.
Las conversaciones eran cualquiera; las personas, perfectos y familiarmente desconocidos. Desconocidos porque, aunque fueran mi familia, no conocía perfectamente la esencia de cada uno de ellos. Eran simplemente mi familia, los quería y los adoraba a todos, sin embargo la distancia complicaban todo. Por un momento, deseé vivir en Nove. Por primera vez aborrecí lo que era una ciudad tan grande y, con pensamientos atolondrados, me comenzó a gustar la idea de vivir en un pequeño, relajado, y nada estresante pueblo. Descubrí que amaba Nove.
- ¡Hola A todos! - su voz se escuchó y activó mis sentidos apenas escuché el tono tan animado con el que Ronny hablaba. La chica entró con una maleta de ruedas, otra en su espalda, y mi abuelo aun tenía otra. ¿Alguna de nosotras era adoptada, tal vez? Es que eramos tan diferentes... en absolutamente todos y cada uno de los sentidos.
Todos mis tíos se pusieron de pie apenas la vieron entrar por al puerta, seguida de mi abuelo, el cual la había ido a recoger a Conelly. Yo le había insistido que me dejara ir yo por ella, o al menos que me dejara acompañarlo, pero creo que le gustaba sentirte auto-suficiente, por lo que el prefería hacerlo todo por si mismo. No me interpuse, de hecho me agradó el hecho de saber que aun sigue tan fuerte como un tronco de roble.
Todos caminaron hacia Ronny apenas entró por el umbral de la puerta; Mi hermana bajó sus maletas y le dio un fuerte y gran abrazo a mi abuela, la cual fue la primera en llegar con ella. Después se pasó a los brazos de mis tios y tias, y sus esposos y esposas también, claro está. Todos se le acercaron; mis tias Dinn y Ginna caminaron hacia ella, así como Leo también. 
Los chiquillos y mis primos entraron todos apresurados desde la puerta de la cocina, la cual te llevaba al patio trasero donde estaban ellos. Los grandes - Omar, Pauly, Isabella, etc, etc, etc... - caminaron felices y sonrientes hacia la entrada, y mis primos menores y mas pequeños - la mayoría no la conocían, o Ronny los había conocido tan solo de bebes - entraron expectantes a conocer a su "Prima mayor". Todos entraron a la casa, y Justin entró justo después. Sus ojos se toparon con los mios, pero apartó la mirada rapidamente. Me sentí estúpida entonces, por lo que tambíen caminé hacia Ronny.
- ¡Ely! - gritó de emocion al verme, provocando en mi una sonrisa realmente sincera; nada de caretas, nada de felicidad falsa. Ronny se acercó y me abrazó, meneandonos de un lado hacia el otro. Ella se veía tan brillante y feliz, tan animada y contenta... - ¡Te extrañé enana!
- ¡Yo a ti! - contesté con franquesa. Se separó del abrazo, y me sostuvo desde mis codos, mirandome con ternura y cariño. 
- Te vez bien. - sonrió y me miró de pies a cabeza. - creo que te has bronceado un poco.
- Ya era Hora... - mascullé entre dientes echando la mirada hacia mi hombro derecho. Ronny rió escandalozamente, para que después fuera atacada por los niños pequeños.





...





Como siempre sucedía, era dificil caber todos en la mesa del comedor, sin embargo mi tio Lorenzo llevaba todo planeado: Había llevado con el 2 mesas armables por su acaso. En esta ocación, los pequeños también comieron todos adentro. 
Mi abuelo se sentó a un extremo de la mesa, en la cabecera, y mi hermana se sentó en el otro, conmigo a su lado. Enfrente de mi estaba Omar, y justo a mi lado Leo. Las siguientes dos eran Pauly e Isabella, y después de eso llegaron estaban Justin, con los otros primos de los cuales el ya era amigo. Justin era tan, tan, tan sociable y agradable que hacía amigos con bastante facilidad, de cualquier edad que se le pudiera pasar al frente. 
- Las dos hermanitas Juntas otra vez. - sonrió uno de mis tios. - Son tan parecidas a su madre, y tan diferentes entre sí. - comentarios de mis tias y mis abuelos surgieron después de ese comentario. 
Tenía razón. Ambas teníamos razgos muy notorios de mi madre - lo cual rescartaba la posibilidad de adopción -, pero entre nosotras eramos como el agua y el aceite, hablando en todo momento en lo fisico. Y en la forma de ser, también.
Ronny y yo nos miramos de reojo, y sonreímos. Ella continuó pelliscando el plato con su tenedor, pero yo levanté la vista, mirando a Justin. Estaba sonriendo mientras, sentado al lado de Isabella, hablaba con mi pequeñita prima Kate sobre quien sabe que cosas. Su sonrisa era muy pura, y sus ojos brillaban con Kate. Tal vez la encontraba tierna, y de hecho lo era; hasta a mi Kate me había sorprendido con lo dulce que era... y yo pues, yo soy Elizabeth, una chica que ni la pelicula de Titanic le tocó el corazón. 
Dios.
Cuanto quería a Justin, ¿No?
La cena continuó sin nada que resaltar, aparte de bromas y malos chistes. Malos chiste solamente para mí, parecía, ya que todos los demas se reían, y no parecían estar fingiendo las risas. 
¿Era el hecho de que me sentía ostigada? No. Por supuesto que no, y lo sabía. Ni siquiera tenía razón el preguntarme eso... Era por Justin. Por que el se iba a ir, porque me encontré con que al final, no estaba tan bien como pensaba.
Es frustrante el descubrir que, todo lo que haz hecho en tu vida esta mal, o es falso. Descubrir que estaba equivocada y que toda mi vida había querido engañarme a mi misma en esos estupidos sentimientos de amor, era demaciado para mi. Lo peor de todo es que lo había descubierto, justamente cuando me rompieron el corazón. Justin lo había hecho, con Sarah, con su mudanza, con todo eso. Pero, ¿Que estaba esperando yo? Una estupida estanudidense que tendría que volver a casa al final de verano. De nada valía enamorarme en Nove. Al final, el ir a Italia pareció un mal plan.








...







Entré a mi habitación totalmente vestida, y con el pelo aun empapado. Me incliné hacia el frente, y tiré de la toalla. Tomé todo mi cabello en esta misma, y la dejé reposando en mi cabeza, para después sentarme en mi cama y disponerme a encender mi Notebook. Eran ya las doce y media de la madrugada, ya todos se habían ido ya que tenían compromisos al día siguiente, y yo apenas acababa de tomar una ducha. 
El llamado a mi puerta me sobresaltó. Miré hacia ésta misma, y cerré mi Notebook, levantandome siguilosa de la cama.
- ¿Me abres? - la voz de Ronny me tranquilizó los nervios. Caminé mas segura hacia la puerta y la abrí sin preocupación. Ronny me sonrió y me dejó pasar sin inconveniente alguno, al menos eso parecía. - ¿Ya te dormirás?
- Hoy fue un día agotador. - confesé sentandome a la cama. Ronny rió y bufó, casi como si le hubiera contado un muy buen chiste.
- Si... observar durante una cena completa a Justin debe de ser muy cansado. - Probablemente me hubiera caido por la debilidad que mis piernas sintieron en ese instante, a no ser que estaba sentada. ... ¿Qué?
- ¿De que hablas? - tartamudeé, nerviosa. Ronny sonrió de oreja a oreja.
- Vamos... no le quitaste la vista de encima en toda la noche. - suspiró sarcastica. - Bueno, ¿Quien lo haría? Es bastante apuesto y sensual.
- ¡Ronny! - le recriminé. ¿Que pasaba si de casualidad Justin escuchaba algo de lo que mi hermana estaba diciendo? moriría de verguenza en ese mimso instante. 
- Ya, ya, tranquila. ¿Cuantos años es menor que yo? Cómo... ¿Dos? Sabes que mi regla numero uno en hombres es que debe de ser mayor, jamás menor. Es todo tuyo pequeña. 
- No quiero salir con Justin. 
- Quieres, salir con Justin. 
- ¡No!
- ¡Si!
- ¡No!
- ¡Si!
- ¡Ronny!
- ¡Elizabeth! ¡No te mientas! ¡No tiene nada de malo! - ofuscada, me miró con enojo. - ¿Hay algún problema con que te guste? Ya eres practicamente una adulta, Elizabeth. No tiene nada de malo en decir que un chico te atrae.
- El no es solo un chico, Es Justin. Tu no sabes nada, llegaste hace 4 horas y crees que por eso ya sabes todo lo que ah ocurrido. - hable seria, quizas mas de lo que hubiera querido. 
Ronny me miró con mala cara. Wau... en ese momento, su rostro se mostró identico al mio. La misma cega saltada, sus pestañas elevadas, mas con el enojo. Me miré a mi misma en Ronny por primera vez en la vida.
- Ely... 
- De nada valdría si me gustara. 
- ¿Te gusta? 
- No. - repetí harta. - Justin no me gusta.
- Eso no parecía en la cena... - rodeé los ojos, y aparté mi mirada de la de ella. ¡Era tan terca! ¡Tan... Tan Yo! Quizás no eramos tan diferentes al final de todo. 
Sentí mis ojos arder, y mi garganta secarse. Si, si había algo de malo. Existía el hecho "Justin vive enamorado de su Ex-Novia", y el peor de todos, "Justin Se va a Inglaterra otra vez". Le veía mas desventajas y cosas malas que buenas.
- En todo caso, no podría.
- ¿Es casado? - mi hermana se sentó frente de mi en la cama. Para ese momento, lo que parecía ser una tristeza inminente regresó a mi alma, aciedome sentir como un escarabajo raro otra vez. Me sentía otra vez como en Preparatoria y Secundaria, donde nadie me hablaba, donde todos me miraban como si fuera una cosa rara, adefecio del Universo. 
- No. - contesté seca.
- ¿Tiene pareja? 
- No. 
- ¿Entonces? - habló en un tono mas alto de lo que acostumbraba. - ¿Que te detiene?
- Parece que todo. - objeté. Ronny frunció el ceño, confundida. 
- ¿Todo?
- Ronny, por favor - la miré incredula. - El es de Inglaterra, y yo vivo en Boston, al otro lado del mundo. Para cuando esta semana termine en Tres días, el volverá a su hogar, y yo me quedaré aquí, a escribir un estupido ensayo, para una estupida beca escolar, para al fina de todo regresar a mi estupida y aburrida vida en Boston donde a nadie paresco importarle. - El ardor de mis ojos se transformó en agua, y aquella agua salada comenzó a salir de un modo tan siguiloso por mis ojos, que hasta me costó trabajo darme cuenta de que estaba llorando. - ¿Que mas da? 
Nos quedamos en silencio; yo pensaba en lo cual patetica era mi vida, y Ronny... Ronny posiblemente pensaba lo mismo sobre mi. Que patetica era, ¿No? Una chica que jamás pudo decidirse en lo que quería. 
Ronny se levantó de la cama, y caminó hasta la puerta y giró la perilla. Justo cuando estaba a punto de abirla, se detuvo. Bajó la cabeza con tristeza, y elevandola, sin mirarme ademas de por reojo, dijo:
- ¿Patético? - bufó. - Patetica no es tu vida. Patetico es que sientas que lo es, y no hagas nada para cambiarlo.
Y al final salió de la puerta, dejandome sola.

Una escritora sin amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora