Una escritora sin amor.

Perfectamente Ely

Lavé mis manos con mas dedicación de lo usual. Estaban temblorosas, y por consiguiente me veía mas nerviosa al hacer este acto. "Nadie te está viendo Ely", pensé intentando tranquilizarme un poco. Vamos, estaba sola en un baño con la puerta cerrada, nadie me veía. Solamente yo misma al espejo... tal vez yo era mi mayor enemiga. 

Nada estaba saliendo como lo habíamos planteado en el plan "A", y por si existe una duda, el Plan A era llegar a Londres, y cada quien por su lado; el se olvidaría de mi existencia y yo tendría que limitarme a no llorar mientras escribía en una incipida hoja blanca todo lo que sentía sobre el amor mientras que sufría gracias a tal sentimiento. El Plan "B" surgió cuando Justin de repente decidió inventar que era "su novia", acto totalmente desconsiderado, deshonesto y estupido. En cierto modo el plan siguió practicamente igual, agregandole la viñeta de "Decir la verdad, y aclarar que entre Justin y yo no existe nada", trabajo que le correspondía a el. Y Justin no lo cumplió. 

Ahora, suponía, estaba en medio del Plan C, un plan que no había marcado hasta el momento en que me miré al espejo. "Que tonta eres, Elizabeth." suspiré vencida, "¿que mujer en su sano juicio pensaría que yo era una buena nuera?"

Aunque sonase estúpido, mi mayor mortificación posiblemente era esa: ¿Que impresión le daría yo a la madre de Justin? Ya hasta me la podía imaginar pensando cosas como "Bah, mi hijo es demaciado guapo para esa simplona", o tal vez cosas como "¿Por qué habiendo tantas buenas opciones en Inglaterra se tuvo que fijar en una americana sin clase que acostumbra a comer Hamburgesa con queso extra?"... yo le daría la respuesta con lujo de detalle: No lo había hecho. Su hijo no estaba enamorado de una Americana amante de Jack in the Box, si no mas bien de una Inglesa que posiblemente era hermosa... y claro, sin olvidar el hecho de que se sentía fuertemente atraído por una italiana Pelirroja. Fruncí la boca, y suspiré. ¿Inglesa, Italiana o Americana?

Claro que no le diría eso. Se lo había prometido a Justin, y por obvias razones no podría decirle santas barbaridades a la Señora Bieber y dejar abajo a Justin mientras que yo corría al exterior de esta mansión en lagrimas por decir la verdad y hacer todo mierda. Claro que no podía, porque aunque fuera contra mi propio juicio y mis propios sentimientos, había dado mi palabra. Le ayudaría a Justin a callarle a boca a su hermano bocón, aunque fuera solamente por unos días. Eso no me iba a matar. Eso creo. 

Salí del baño siguilosamente, mientras que observaba a todos los alrededores. "Actua calmada", me dije mientras que comencé a caminar hacia donde según yo, era la cocina, lugar donde Justin me dijo que estarían. "Son personas normales... familiares de la persona que te vuelve loca ultimamente. Ya, destierra ese pensamiento". 

Caminé atravezando el vestibulo hasta llegar a la entrada a la sala. Escuché unas cuantas voces, seguidas cercanamente de unas risas femeninas; quizás su hermana Nathalie. Cerré los ojos con fuerza tomando un gran bocado de aire, y me otorgué las agallas necesarias para poder entrar a la cocina. Caminé lo mas relajada que pude (parecía un militar en horas de servicio) y sentí la mirada de Nathalie, la Nana de Justin y Justin, el cual se encontraba sentado en una silla alta de la barra de la cocina. Cohibida levemente por las miradas, mis mejillas ardieron y yo bajé la vista.

- Oh cariño, ¿Eres alergica a algo? - preguntó la Nana en el mismo tono en que mi abuela me preguntaba si quería pastel de chocolate o de nuez. Abrí mis ojos de modo desmedido ante la sorpresa, y después me lo pregunté a mi misma. Según yo, no era alergica a nada que conociese. 

- Creo que no. - admití. Justin se puso de pie entonces y me regaló una mirada que me indicaba en cierto modo que me fuera a sentar con a su lado, en otra silla igual. Su Nana estaba detrás de la estufa, y su hermana recargada en la barra con los antebrazos de por medio.