Eso era cruel. Era jugar con la verdad, con mis sentimientos, mis emociones, mis pensamientos y mis acciones; ¿por qué todo siempre me tenía que salir mal, estrepitosamente mal? Pero claro, según el punto de vista de Justin, yo no perdía absolutamente nada con Ayudarlo, ya que él no sabía enteramente de mis sentimientos, y dudaba que alguna vez llegara a obtener las agallas suficientes como para aceptarlo.
- No. - repetí por quinta vez, teniendo que aguantar los constantes ruegos y sobornos de Justin. - ¡No me haré pasar por tu novia! ¡Eso es algo casi sucio!
- ¡Vamos! - viró los ojos y frunció sus labios, provocando en el un rostro como de perrito triste. - ¡Por favor! ¡Ayúdame a callarle la boca a Nicholas! - suspiré, revelé los ojos y me crucé de brazos enfadada. - Imagínate que Ronny estuviera todo el tiempo haciéndote ver todo lo malo sobre tu persona, queriéndote hacer sentir inferior, y retándote constantemente. ¿Cómo te sentirías? - alzó las cejas.
- Yo podría simplemente ignorarla, por que sé que no es verdad. - Justin movió la boca como si fuera a hablar, pero no emitió sonido alguno. Miré hacia el suelo.
- Te. Lo. Ruego. - habló cortante, y acto seguido se hincó en una pierna, así como se hincan los que piden matrimonio, así. Bueno, mas o menos. Tomó mi mano estirando su brazo, y me rogó una vez más. Esto era patético.
¿Terminaría herida? Sin lugar a dudas. ¿Por qué? Porque estaría jugando a una ilusión que yo había tenido, un sueño. Estaría intentando llevar a un insípido sueño que tuve hacía noches a la realidad. La cosa que dolería sería posiblemente, mis sensaciones. Las sensaciones que tendría de Justin tomando mi mano, de besarme en la mejilla - no creo que se atreviera a besarme en los labios, ni siquiera por esa mentira... él era bastante distante en ese aspecto. - Sabía que, justo al momento en que el acariciara mi brazo frente a sus padres, y dijera la famosa frase "Mamá, papá, ella es mi Novia" mi corazón se desbocaría, y comenzaría a confundir la realidad de la fantasía. Eso obviamente era un evento fantasioso, pero ¿Quien le explicaría a mi piel que las mariposas que sentía cada vez que el rozaba su mano con la mía eran falsas?
Me sentía estúpida a veces. Bueno, todo el tiempo lo hacía, pero esta sensación aumentaba cuando por alguna razón - extraña- Justin y yo tuviéramos algún contacto piel a piel. Era como que, ¿Cómo es posible que yo sea la única que siente esto? ¿Este cosquilleo? ¿Este ardor? ¿Este vuelco del estomago que me pide por algo un poco mas intenso que solo un roce? Era una sensación tan fuerte, que me parecía imposible que la sensación no le llegara también a él. Y ahí es donde me ilusionaba de que tal vez, el me veía un poco mas que como amiga. Claro, eran ilusiones... al final, el solo tenía ojos para Sarah, y recuerdos para Alice. De hecho debería de odiarlo: Él estaba engañándose a si mismo queriendo salir con Sarah, cuando, por el modo en que él hablaba de Alice, aun sentía algo fuerte por ella. Que afortunada Perra, sin duda. Una perra con cinco patas, por si pierde la cuarta.
- Te vez ridículo. - admití levemente con una risilla en los labios. Justin elevó su mirada, conectando sus ojos con los míos. Al menos desde mi lado de la conexión si enchufaban, aunque desde su punto de vista hacían cortó circuito. Que extraña... comparación. Fuera como Fuera, Justin se levantó con una sonrisa.
- ¿Me ayudarás? - preguntó con una sonrisa en los labios. Esa sonrisa que yo solamente deseaba que se repitiera, y que haría de todo para volverla a ver. Hasta hacerme pasar por su maldita novia.
...
Mis manos sudaban nerviosas mientras Justin doblaba en la esquina. Mis piernas temblaban, y yo no hacía más que mirar a través del cristal de la ventana. Suspiré al ver el sudor del espejo gracias a la humedad del día, y con mi mano comencé a hacer dibujos pequeños en ésta misma. Dibuje un torpe, chueco y para-nada-femenino-típico-de-niñas-dibujar-perfecto corazón. Refunfuñé, y Justin río.
- Está bonito.- mintió. - Es muy tú.
- ¿Feo? ¿Raro?
- Único. - sonrió de oreja a oreja mirándome, para después mirar hacia la acera. Era tan estúpida y jodidamente idiota, que me sonrojé, y bajé la mirada creando con mi cabello una capa protectora que evitaba que le me viera desde su ángulo.
Era obvio que el no sentía absolutamente nada por mi.
Esas palabras, la podría decir un chico quizás en modo especial a una chica que le importase. El chico también se hubiera cohibido un poco, hubiera sonreído un poco mas, quizás no hubiera sonreído y solamente le hubiera sostenido la mirada a la chica rogándole con los ojos por un beso en ese mismo instante. Pero Justin lo había dicho tan como si no fuera nada, lo que claramente significaba que no lo hacía, entonces yo tampoco significaba absolutamente nada para el. Todo eso me estaba matando las pocas neuronas que las miradas de Justin me habían dejado en ese momento.
Pero por algún segundo extraño en que mi cabeza se encontró desconsolada, agradecí todo eso. Agradecí el hecho de la mentira, de acompañarlo a Londres, de aceptar ser su "novia de mentiras". Eso significaba que al menos quedaba "Mas Justin para mí" unas cuantas semanas más, quizás una, quizás dos. O quizás muera intoxicaba por mi "suegra" en la cena si no le agradaba. Oh Dios... esos temas si me abanicaban por completo.
Conocer a una suegra es algo caótico, lo se por como me narraba Ronny cuando llegaba con la madre de su novio y la señora casi nunca le regalaba una buena mirada de "Eres un encanto", siempre eran mas de "¿Tan poca cosa se consiguió mi hijo? por favor, el merece mas que esto." Lo peor de todo es que tendría que aguantar una horrible y traumática experiencia solo por una mentira. Ni siquiera era mi suegra real, y yo tenía que pretender ser la mejor "Nuera" del mundo. Aunque quizás me moría de ganas por serlo, no era realidad, y tendría que aguantarme segundos de agonía con una familia a la que jamás pertenecería. Dios, quizás todo eso era demasiado.
- Llegamos... - susurró Justin, y yo sospeché que lo hizo más hacia el mismo que para mí. Tomé un fuerte respiro.
Justin giró el volante en medio de la cuadra, y se topó con un gran portón de fierro negro forjado a mano, y al lado las paredes llenas de enredaderas que dejaban todo visiblemente verde. Justin apretó una clase de botón que se encontraba en el volate de su auto, y las puertas se abrieron tres segundos después. Y lo que a continuación vi, se quedó fuera de todas mis expectativas...
La casa era posiblemente la mas grande que me había tocado ver en toda mi vida, y eso que había tenido oportunidad de ir a grandes casas de grandes personalidades de Boston (Ni siquiera pregunten como o por qué, que esa historia es demasiado, demasiado vergonzosa). Todo el camino tan ancho que cabían perfectamente tres coches al mismo tiempo, estaba pavimentado de piso Lamosa en decoración de ladrillo, a colores rojizos. Después de unos cuatros metros - que abarcaban también el jardín - Había una glorieta que rodeaba la casa, y justo en medio una gran fuente con una clase de Ángel por en medio a colores iguales de el piso, y rodeada por masetas llenas de flores coloridas y muy verdes. Y la casa... oh Dios, la casa era simplemente espectacular. Una de esas casas de telenovela donde vive el típico hombre rico que se termina enamorando de la sirvienta; así. El color beige con Vistas blancas y grandes ventanas que dejaban entrever grandes cortinas. Tres Balcones, ventanas, ventanas, una gran escalera de decoración pegada a la pared de un costado derecho, donde se forzaba una enredadera con Flores rosadas. Una gran puerta de fierro café, y un hombre mirando todo como si estuviera cuidando de la casa... No sabía que el negocio de los relojes fuera tan "bueno". Parecía más que eso. Así, hasta yo misma me puedo meter a arreglar unos cuantos, ¿Quien sabe?
- Wau. - atiné a decir solamente.
Justin estacionó su coche a un costado de la glorieta, habiendo espacio aun suficiente entre la fuente y el auto de Justin como para que cupieran otros dos autos que pasaran por ahí. Bajé del auto apenas se apagó, y miré maravillada hacia su esplendorosa casa. Con una casa así, ¿Para qué escapar? Estaba tan grande que bien podías estar tranquilo por los pasillos sin temor a toparte con alguien de tan gigantesca que estaba. Y así fue como me intimidé aun más.
Esas personas deberían de tener un nivel de etiqueta altísimo. Deben de ser educados, finos, con Joyas de oro puro hasta en los dientes. ¿Y yo? Yo muy apenas podía conseguir Plata, y una plata tan barata que se oxidaba si me roseaba el perfume con él encima. Me sentí insignificante.
- ¿Te gusta? - preguntó el acercándose a mi lado. Yo, asombrada y embobada por la casa, solo asentí la cabeza. El río sigilosamente, y yo suspiré al sentir como con su mano en mi espalda me guiaba hacia dentro.
Subimos los pequeños escalones de la entrada, y llegamos a la puerta, donde el guardaespaldas parecía haberse ido ya a algún otro lado. ¿Necesitaban guardaespaldas? ¿Enserio? Bueno, quizás no era un guardaespaldas y solamente era un Guardia de la casa; no creía sinceramente que los necesitaran para mucho.
Justin sacó unas llaves de su bolsillo, y abrió la puerta con una enorme facilidad. Lo que me encontré en el interior fue posiblemente más lujoso que lo del exterior. Un gran vestíbulo se habría paso frente a mi, y Justo al fondo habían unas grandes escaleras de Caracol, tan anchas como para quince "Elys" en fila de costado. Justo debajo de las escaleras, se encontraba un hermoso piano de cola blanco, y después una serie de puertas negras que no llamaban mucho la atención. La habitación se abría hacia la derecha a unos quince metros donde se encontraba la sala, y después ya no supe exactamente que ver, ya que todo era precioso. Elevé mi vista hacia el techo, y pude apreciar un candelabro de cristal - supongo que era cristal, porque si resultaban diamantes me iría de espalda, aunque lo pensaba muy, muy improbable - que colgaba quieto e inmóvil. Justin caminó con confianza hacia las escaleras, y se asomó a un costado. Pude notar entonces que allí había otra gran habitación abierta por una gran puerta de unos dos metros de ancho. Cuando comprobó que no había nadie al rededor, regresó hacia mí.
- Okey... ¿Estás lista? - preguntó como si me fuera a aventar de un avión o algo. Eso provocó que una corriente eléctrica llena de nervios corriera desde mi espina dorsal recorriendo todos los rincones de mi cuerpo; ¿Tenía que estar lista? ¿Tan malo iba a ser? - No te vallas a espantar con lo que puedes llegar a ver... - musitó el.
- ¿Espantar? ¿Comen gatos vivos y les sacan los ojos mientras ronronean o que? - Justin soltó una enorme carcajada, aunque a mi me causó gracia en lo absoluto. Sin embargo, me gustó haberlo hecho reír; nunca hacía reír a alguien a menudo, menos a carcajadas. O yo me estaba volviendo una buena improvisadora, o Justin se reía por cualquier estupidez. O quizás río porque sintió lastima, solo quizás.
- No, pero son extraños. Raros... No te rías tanto de ellos, Por favor. - ¿Re-reírme? ¿De que mierda....?
- ¡Ah! - un grito femenino desde las escaleras me sobresaltó. Justin y yo miramos hacia el inicio de la escalera desde arriba, y nos encontramos con una hermosa chica de pelo rubio caramelo, que bajaba peleando con Nicholas. Él le hacía una llave en el cuello, y ella gritaba como si el fuera un asesino y ella su próxima victima. Justin colocó su mano en mi espalda otra vez, inspirándome... no lo se, simplemente sentí mil cosas. - ¡Déjame idiota! - repitió ella, y le dio un codazo en las costillas. La chica se soltó, provocando en Nicholas una clase de dolor instando generando que él se doblara un poco mientras tocaba su pecho. La chica bajó a trompicones la escalera, y después se topó con Nosotros.
- Nathalie, ella es Ely. - suspiró, y la chica me sonrió como si me conociera de Toda la vida. Sin decir palabra alguna me abrazó apretando los brazos, acto que provocó que me helara.
- ¡Un gusto! ¡Que hermosa estás! - exclamó, y yo fruncí el ceño, pero no dije nada mas.
- Gracias. - suspiré y miré hacia mis pies. - Tú estás bellísima, un gusto conocerte por fin. - dije lo mas galantemente que pude.
- ¡No te salvaras de mi! ¡Idiota! - dijo Nicholas aun recargado en el barandal de la escalera de piso blanco. Nathalie se separó del abrazo, y como si fuera una niña infantil y no una mujer a punto de casarse con veinticinco, se giró y le sacó la lengua.
- Eres un debilucho. - ella se burló. Al final, Justin no era el único abrumado; parecía que Tanto Nathalie, como Justin molestaban a Nicholas, y no dudaba que Justin y Nicholas se aliaran de vez en cuando en contra de Su hermana, o que Nicholas y Nathalie en contra de Justin.
- ¡Hey! - escuché otra voz femenina, pero esta vez mucho mas grande y con tono autoritario. Justin tan solo suspiraba, como si eso fuera algo de todos los días.- Ofelia acaba de trapear, Si corren se van a caer. - suspiró la señora, para después caminar hacia nosotros. Nicholas comenzó a bajar las escaleras totalmente jovial, como si nada hubiera ocurrido.
- Hey nana. - sonrió Justin. Parecía que era la primera vez que se veían desde que Justin llegó a Inglaterra, osea unas siete horas antes. Los ojos de la mujer de unos cincuenta años con traje casual se iluminaron, y caminó a paso lento y con los brazos extendidos hacia él. Lo tomó en sus brazos, recordándome en cierto modo de como me abrazaba a mí mi abuela. Sonreí al ver tal acto de cariño.
- Te extrañe Justy. - dijo ella besando escandalosamente su mejilla.
- Ya, ya nana. - Nathalie río, y Nicholas tan solo veía el panorama. Justin se separó del abrazo asfixiador que su "nana" les estaba dando, y dio un paso a costado, dejándome a mí entrever a la señora. - Nana, ella es Ely. - Se apartó del camino, y la señora sin desdén mi inspeccionó de Pies a cabeza. ¿Que eso no era descortés? Sin embargo su mirada era amable; no era una mirada de "perra, no eres suficiente para mi niño", si no mas bien una de "Esta chica si se ve una buena chica para el..." cosa que me gustó. Aunque yo sabía perfectamente que todo fuera una gran mentira que debía de evitar creer a toda costa.
- Eres un encanto. - sonrió La Nana, y me palmeó la mejilla. - Tal vez un poco pálida, pero con unos cuantos pellizcones adquieres color linda. - sonrió, recordándome a Nina. Le sonreí casi como si ella fuera mi abuela.
- Un gusto en conocerla, señora. - ella sonrió aun mas complacida, y me palmeó el hombro, caminando hacia la cocina.
- Niños, prepárense. - Habló la Nana caminando hacia la sala. - Viene su tio Jon, con Gerald, Melany, Giselle y Mathew en camino, así como toda la bola de chamacos desquiciados. - Habló ella, generando en mi risas. - iré a preparar Galletas... escondan lo que no quieran que toquen. - Sonrió ella, y desapareció en la sala, donde junto parecía estar la cocina. Yo suspiré. ¿Más familia?... ¿Enserio? Miré a Justin de reojo, y entonces supo lo que pensaba. Pensé que esa sería una suave cena solo con sus padres y sus hermanos cuando mucho. Caótica red de mentiras piadosas.
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Una escritora sin amor.
RomantizmUna escritora Sin Amor Ella, es una chica llamada Elizabeth. Con 19 años, busca entrar a la universidad con una Beca estudiantil para Literatura, y se encuentra con un pequeño concurso de la misma institución que puede hacer que la cantidad de su b...