La gran boda en la Mansión Bieber

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"Así que sí... me enamoré en Londres. Bueno, ya lo estaba en Italia, pero las circunstancias aquí de algún modo son mejores. El problema es que no sé si quiera, no sé si pueda... ¿Me convendría dejarlo todo solo para tener una aventura romántica? No soy una chica enamoradiza, eso ha quedado más que claro después de que en 19 años solo me había besado con un par de chicos (Si, exactamente 2 chicos) en esas estúpidas fiestas de secundaria, en juegos como la botella o Siete minutos en el paraíso, y mi relación más larga duró dos semanas con un idiota que ni él creía en nuestra relación, ni yo tampoco pensaba que fuera algo largo. Tomando todo eso en cuenta, supongo que sería un poco riesgoso dejar pasar al único chico que me ha parecido lo suficientemente bueno como para enamorarme así como así. Pero, ¿Cómo funcionaría? Él vivía en Londres, y yo en Boston. Él tenía ya el corazón destrozado por una tonta que lo engañó, y yo ya tenía mi alma hecha añicos por los estragos de la vida que había llevado hasta ese momento, ¿Cómo funcionaría estar así?"

Después de escribir en una nota "DIARIO", pasé directamente a la etiqueta de "Trabajo-Beca".


"... para una chica como yo, tan solitaria e inundada en su propia soledad, el enamorarse no cae en sus planes. Nunca me había imaginado una historia de amor, escribía sobre cosas que según yo, eran más profundas que el romanticismo. Al enamorarme, descubrí que no hay cosa más profunda que el amor, y escribir sobre esto es un reto para mí, alguien que siempre vio el amor como "innecesario, injusto, egoísta y arrogante". 
Ahora sé que más equivocada, no pude haber estado.
Escribir sobre el amor es escribir sobre ti mismo, sobre cómo te extiendes paso a paso en cada uno de los ámbitos de tu vida; de algún modo todos tienen que ver con el amor. Es simple, en todos los casos: Digamos que, hipotéticamente, yo tengo un trabajo que no me gusta, que odio, que no me llena. No siento "amor" por el trabajo, así que no puedo ser excelente. Al sentido opuesto, imaginemos que mi trabajo es el trabajo de mis sueños; lo haría con amor, iría a trabajar con felicidad y así sabría que estoy haciendo las cosas bien. 
En todos los aspectos de una vida, se necesita el amor. Eso yo no lo quise aceptar; yo siempre había dicho que "no importa si lo haces con amor o no, tiene que ser excelente"... quizás tenía razón, pero con amor el termino excelencia llega por sí solo.
El caso es que, el amor nos ataca a todos, todos los días, en todas los momentos del día. Recuerdo ahora las palabras de mi padre, las recuerdo con dolor, por supuesto. Recuerdo como una vez mi hermana se encontraba enojada con una niña de su salón en el jardín de niños por que le había robado deliberadamente el color rojo de palo que tanto le gustaba; las palabras de mi papá fueron: Veamos, Rony. Estas enojada, y quieres jalarle el pelo a Marissa, pero siempre que te encuentres en este tipo de circunstancias pregúntate: ¿Qué haría el amor? 
El amor actúa con nobleza, justicia y bondad. El amor da, no quita; el amor libera, no aprisiona; el amor es tomar todo lo mejor de ti y dárselo a otra persona, para hacer que esa persona sea mejor cada día en su vida diaria. El amor es también, tomar lo mejor de otra persona a tus ideales, y ser mejor cada día de tu existencia, sosteniéndote de esa persona que deliberadamente te ha ofrecido en hombro en el cual recargarte. El amor es... ah, el amor lo es todo. Porque aunque no sientas tu corazón latir a mil por hora, aunque no te parezca que el tiempo pasa más lento a su lado, aunque no sea un amor en el sentido romántico, el amor ahí está. Está ahí cuando te detienes a oler las rosas, cuando ves el cielo que se extiende sobre nuestras cabezas, está ahí cuando creemos que todo se ha ido. 
La gente ahora confunde muy seguido el término "Amar" con "Noviazgo". El amor no es solamente la manifestación de sentimientos entre dos personas que deciden entrelazar sus vidas de modo romántico, es amar sin restricciones a cualquiera que te amé. Amar hasta al que te hace daño, bendecirlo y seguir. El amor es perdonar, y perdonar es vivir en paz y armonía. Así que, básicamente, debes amar a quien no te ama, amar a quien odias, amar a quien te ama, amar a quien haría todo por ti y amar a quien le eres un cero a la izquierda, por que amar en todos los sentidos es bello, así que si amas a toda tu vida, toda tu vida será bella en todos los sentidos. Hasta las cosas feas y dolorosas tendrán esa esencia de amor que todo mejora, que todo cura. 
Ama, ama, ama. No importa que no te amen, tú ama. Al universo no le quedará de otra aparte de amarte también. Y cuando te amé... Ja... espero que te sorprendas."







Y así es como supe que, posiblemente, mi ensayo necesitaba solamente correcciones y cambios de ideas.

Podría volver a Boston lo más rápido posible.







...







Pasé el resto de los días al lado de Justin, conociendo Londres mientras tomaba mi mano. 
Nathalie y Bruno no se dejaron ver mucho; ella estaba considerablemente ocupada, y solamente nos acompañaban en las noches cuando íbamos a Jukrees a tomar un trago. Sorprendentemente, habíamos pasado bastante tiempo con Nicholas y Caroline. Sabía que Justin no odiaba a su hermano, simplemente no lo toleraba mucho, sin embargo verlos divertirse tanto durante esos días me sacaba una enorme sonrisa.
"Ama a quien no te ama, y ama a quien te ama. Ama a todos, a todo. Si te hacen enojar, ámalos. Si los odias, ámalos. Al final el amor que el universo te dará difuminará cualquier rastro de dolor". 
Pasaron dos semanas, y Justin y yo éramos inseparables. Solamente nos decíamos adiós para cuando me metía en mi habitación y el a la suya, antes de revolotear en la cama emocionada por la simple idea de Justin amándome también. No sabía si esa idea era del todo acertada o cuerda, pero como había leído en ese estúpido libro que Justin me había hecho comprar, el de "Los 100 poemas mas románticos bla bla bla", - aunque nunca se lo fuera a decir, se lo agradecería de por vida - si amas, recibirás amor. Así que, básicamente, estaba haciendo muy bien mi trabajo, esperando simplemente a la bonificación llena de amor que tenía que recibir. 

Me senté en el sillón de la sala, y al lado Justin se sentó y me rodeó con sus brazos. Vi a Pattie caminar de la cocina hacia el vestíbulo, y del mismo modo al modo inverso unos segundos después. Debía de estar con los nervios en los pelos de su nuca; faltaban menos de 48 horas para la boda de Nathalie y Bruno, y ella frenética. Yo también me encontraba un poco nerviosa. 
- ¿Sabes? Hablé con tu tío Lorenzo. - comentó Justin sonriente, haciéndome salir de mi cabeza por unos segundos. ¡¿Qué?! ¿Que tenía que estar hablando él con... - Parece que lo del viñedo que habíamos comentado en Italia es un negocio bastante posible. - Lorenzo? Me quedé plasmada, y lo observé ladeando ligeramente mi cabeza hacia la izquierda. Él sonrió resplandeciente, y yo me encontré sonriendo también.
Término #1 del amor: Su felicidad, es tu felicidad también. 
- ¿En serio? ¿En dónde?
- Italia, por supuesto. - su pecho se infló al momento en que respiró profundamente. - Tu tío estuvo viendo terrenos, y hay uno de 10 hectáreas, como a treinta minutos de Nove. Hoy hablará con el vendedor para hacer negocios, y me ofreció ayudarlo para ser socios. - Su mirada de niño pequeño emocionado cautivó completamente a mi corazón. Eso era bueno, muy bueno. Pero si todo resultaba como esperarían, eso sería excelente. Y eso, por obvias razones, significaba que Justin terminaría mudándose a Nove para poder mantener su viñedo; quizás hasta viviría en él, construiría una gran casa con vistas asombrosas color champan, con grandes enredaderas con rosas a los costados, y detalles griegos tal vez. De la nada, me imaginé a mí y a Justin, viviendo en esa gran casa, con un San Bernardo o un Labrador dorado, mientras que los dos mirábamos hacia los viñedos, cargando a nuestros hijos... Me detuve. Dios, debía de haber tomado mucho y ni siquiera eran las 9 de la noche. Sacudí la cabeza, alejando esos pensamientos erróneos. 
- ¿Tú quieres tener un viñedo? - se alzó de hombros. 
- Quiero tener un negocio, un patrimonio. Siempre me han gustado mucho los viñedos, antes mi... - se detuvo, y tragó gordo. Decidió continuar sin revelar identidad, aunque sabía que hablaba de su padre. - Antes íbamos nosotros a un viñedo que se encuentra a unos kilómetros de distancia de la casa de campo; me gustaba mucho ir de niño, me sentía en otro mundo mientras olisqueaba el olor a uvas. 
Me encantaría vivir en un viñedo; pensé con un suspiro. Estaba dejando a mi mente divagar tal vez más de la cuenta. 






...





La boda sería en la gran casa de campo. Todos nos habíamos quedado a dormir ahí, así como basta de la familia de Justin; los demás tuvieron que hacer un pequeño viaje hacia la bien conocida Casa de campo de los Bieber. Ese día, dormí con Justin: Necesitaban muchas habitaciones, y si se podían juntar a más de una persona en una habitación mejor; dormir en la cama de Justin fue tan relajante como el vino blanco; ambos tenían ese efecto en mí.
Cuando desperté, había más de 4 estilistas en el vestíbulo. La gente corría de un lado a otro, y los encargados de la decoración terminaban con los preparativos de la capilla; habían mandado construir una capilla de madera, para evitar algún desafortunado incidente como "lluvia" lo sería; la boda iba a ser al aire libre. 
No vi a Nathalie en toda la mañana, hasta que vi como las damas corrían todas escaleras arriba. 
Yo continué con mi camino hacia la cocina, mientras que veía a Justin desayunar tranquilamente en la barra. Me fui a sentar con él.
- Buenos días. - dijo el sonriente, totalmente relajado, inconsciente de que todo a su alrededor parecía estar en desorden. Justin lucía como si tuviera alguna clase de campo de fuerza que lo hacía inmune a las vibras de los demás. Ejemplo: Yo estando en el metro de Boston, sentía como la gente se ponía tensa por algo, y tal vez erróneamente yo también me ponía nerviosa. El, al contrario, no hubiera dejado que las vibras de las demás persona hubiera interferido para nada en su estado de ánimo... él era punto y aparte. 
- No te quise despertar, dormías demasiado cómoda. - dijo él tomando la cuchara con cereales y llevándola hasta su boca. Yo me alcé de hombros. 
- Todos están locos por aquí, ¿Han? - musité, y me serví también del cereal que se encontraba frente al rubio.
- Todos se olvidarán de esto cuando empiecen a beber, no te preocupes. - dijo como si tuviera todo previsto. Tal vez lo hacía.


La mañana se pasó rápido desde ahí. La señora Pattie había contratado 4 estilistas para las tantas damas, uno exclusivo para enfocarse en la novia, y otros dos para el resto de la familia que esa noche se había quedado en la mansión Bieber. Eso de algún modo, me incluía a mí. 
- No te laves el pelo, preciosa. - dijo el estilista que, delatado por el delineador dorado en su ojo, era claramente gay. - Se peina mejor estando sucio. - Dijo antes de lanzarme una bata de baño. - Corre, depílate bien, aséate, y cuando termines vienes conmigo. - Paulo jaloneó con ligereza el pelo de una de las primas de Nathalie y Justin, y yo salí asustada de la habitación. Tomé un baño rápido en el cuarto de Justin, y cuando terminé me puse la bata encima. Al volver al cuarto donde improvisadamente ahora era salón de belleza, Paulo me tomó de los hombros y me sentó en su silla de trabajo.
- Hermoso perfil, Elizabeth. - suspiró tomando mi mentón. - ¿Cómo es tu vestido? - comenzó a preguntar mientras que tomaba un peine para desenredar mi cabello. 
- Color plateado, con lentejuelas y encaje en la parte posterior, y cae ligeramente con telas blancas. 
- ¿Straple? - alzó las cejas, y me miró a través del espejo. Yo asentí, y él sonrió.- Suelto, entonces. - Y Así comenzó a trabajar en mi cabello. 
Los minutos pasaban, y una de las primas de Justin estuvo lista con un peinado bastante sofisticado para una niña de dieciséis años. Erick, el otro estilista que Pattie había contratado, continuó con la hermana de Bruno, una hermosa chica de pelo rubio y ojos grandes y verdes. Miré a través de mi espejo como Paulo estaba haciendo maniobras con mi cabello.
- Me. Fas.Ci.Na. Tu cabello. - dijo alzando las manos. - ¿Tienes tratamientos especiales? - preguntó sin quitarle la vista al bote de Spray que tenía en sus manos. 
- No. - admití, y enrojecí levemente; tan poco femenino de mi parte, como siempre. - Casi no me preocupo por él. - Paulo me miró por el espejo con cara de espanto. 
- Si así sin cuidártelo está hermoso, ¿Imaginas con tratamiento? - bufó. - Mira, Erick. - Paulo alzó mi cabello y Erick volteó. - Volumen, pesado, sedoso. Cumpliría la regla de 4 si estuviera más largo. - y continuó peinándome. 

En la habitación nos encontrábamos Nora (la hermana de bruno) Barbie (Prima de Justin) Vivian (Prima de Bruno) y Carly, una de las damas de Nathalie que ya estaba totalmente arreglada. Como dije, las damas tenían un estilista propio. Ella solamente estaba ahí para hacerle compañía a Vivian.
A eso de las 2 de la tarde, alguien tocó a la puerta de la habitación. 
- Adelante. - habló Paulo, el cual aún seguía son sus manos sobre mi pelo. Vi entonces a Pattie entrar con un hermoso vestido azul, totalmente sencillo, clásico y hermoso. Le resaltaba la figura, y la hacía ver joven y hermosa. De por sí ya lo era. 
- ¿Cómo van niñas? - preguntó ella sonriente. - Les traje comida. 
Pattie entró a la habitación seguida de dos meseros, los cuales llevaban charolas llenas de sándwiches de jamón y queso. Vivian sonrió, y Barbie pareció que los ojos se le iluminaban. 
- Esto de arreglarse de hambre. 
Los meseros con traje dejaron un plato para cada una lleno de sándwiches entre otros aperitivos pequeños. Pattie posó los ojos en cada una, y llegó hasta mí. 
- Ely, estás quedando preciosa. Justin se está volviendo loco de aburrimiento. - No pude evitar sonreír. 
- ¿Y Nicholas? 
- Fue a recoger a Caroline a la ciudad, ya deben de estar de regreso. - habló y suspiró. - Me alegro tanto de que Justin haya encontrado a alguien como tú. Eres buena para él, en verdad. - sus ojos se iluminaron, y yo me sonrojé tanto como un tomate. 
- Creo que nos complementamos, Pattie. - sonreí y ella me sonrió de vuelva.
- Entonces Elizabeth, terminaré rápido contigo para que tu novio no es aburra más. - dijo Paulo antes de atacar rápidamente mi cabello. Pattie sonrió complacida, y el continuó entonces con mi maquillaje.


Las horas pasaron volando. Eran las 3 de la tarde cuando me puse el vestido, y las 3:30 cuando salí de la habitación totalmente vestida, peinada, y arreglada. Ahora, solo me faltaba una cosa: Justin. No sabía dónde encontrarlo en ese mar de gente, pero estaba segura de que no debía de estar bastante lejos. Caminé por el corredor extrañamente vacío - aunque escuchaba unas cuantas voces de personas provenir de las habitaciones. - hasta llegar a las grandes escaleras. Comencé a bajarlas, y al bajar tres escalones, me doy cuenta de que Justin estaba al pie de las escaleras, totalmente indescriptible. Estando vestido de traje, Justin se veía 30 veces más guapo que de costumbre. No pude evitar no mirarlo. Entonces, él tampoco pudo mirarme. Nuestros ojos se conectaron en un segundo inverosímil. Me sonrió escaneándome de cuerpo entero, y yo hice lo mismo con él. Al sonreírnos existía conexión... las sonrisas eran nuestro modo de hablar. 
La boda estaba a punto de comenzar. 




Una escritora sin amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora