Un golpe de susto

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Con la respiración retenida en un breve suspiro, miré hacia adentro de la casa. No había tanta gente, si no mas bien niños escandalosos que parecían estar multiplicados por unos quince. Suspiré profundamente, y en ese lapso Justin tomó mi mano entre la suya; mi corazón sufrió otro colapso nervioso, por supuesto. 
- No me separaré de ti ni un solo instante, puedes estar segura de ello.
Sin mas por delante Justin comenzó a caminar hacia la casa, dejandome a mi con pocos segundos para respirar tranquila.
Las voces se comenzaron a escuchar apenas Justin abrió la puerta de vidrio de la sala, y mis manos comenzaron a sudar. Tragué gordo, y aunque Justin no lo sabía me inspiró el valor para seguir caminando. ¿Como? Ja... buena pregunta. Ni siquiera yo supe como es que lo logró, ya que alguien tan canalla como yo duramente deja sus instintos de gallina.
Caminamos por el pasillo, y conforme nos acercabamos las voces aumentaban. Dos voces femeninas, la voz de la nana, y la risa de Nathalie. De repente escuché una voz masculina y justo después, Justin y yo nos detuvimos en seco a nuestro camino hacia la cocina. Una mujer de estatura pequeña, pelo corto y rojizo y unos grandes y brillantes ojos verdes apareció de repente frente a nosotros. Supe entonces quien era, y que era lo que ocurriría después. Supe entonces que esa mujer, era mi suegra. Una suegra falsa por supuesto, pero los unicos que conocíamos de ese adjetivo eramos Justin y yo, de ahí en fuera todos lo tomaban como verdadero. Hasta ella lo tomaba como verdadero... para ella, yo era su verdadera nuera. 
- Mamá. - dijo Justin, dibujando una tenue sonrisa en su rostro. 
No desifré muy bien la mirada de la madre de Justin, sin embargo me miró con sorpresa; definitivamente no me esperaba en lo mas minimo. Entonces, posó sus ojos en nuestras manos entrelazadas al costado de nuestros cuerpos.
Si... ella ya sabía quien era yo. Al menos, quien pretendía ser.







...







- Es un gusto tenerte en casa, linda. - Pattie me tomó de los hombros y los estrechó levemente. Yo sonreí, y miré a Justin disimuladamente sobre mi hombro. 
Caminamos hacia la sala, y Pattie tomó asiento en un sillón justo al frente donde yo me senté. Justin se sentó instantaneamente a mi lado, y yo de repente me sentí un poco mas segura. Sonreí timidamente, y Pattie me miró con cariño.
No entendía su actitud. Era casi como si yo resultara ser un fantasma, una aparicion, una clase de ángel. Como si no pudiera creer que su hijo tenía novia, pero no por el hecho de quien era la novia - osea yo, como sería lo mas lógico, - si no por él. Y por él, me refiero a Justin. Casi como si Justin tuviera una clase de maldición que no le permitiese tener una pareja, y verlo conmigo fuera un milagro. Eso era posiblemente lo mas... reconfortante que podía llegar a pasarme en esa situación. Resulté ser una salvación, no una molestia para la familia. Al menos hasta ese instante, lo era. 
- No eres Italiana, ¿Cierto? - preguntó Pattie. De la nada llegó una mujer con un traje azul y delantal blanco, con una charola, tres cafés y galletitas a los costados. Mi estomago rugió, hambriento.
- No, yo nací en Estados Unidos. - Pattie abrió los ojos, sorprendida.
- ¡Valla! ¿Y que hacías en Italia cariño? - miró a Justin. - ¿Coincidencia?
- Vacaciones de verano. - suspiré. 
Si esa fuera una historia romantica, quizás podría tener todo lo necesario para ser una buena. Tiene el factor "destino", el hecho de que yo, una simple americana se encontrara con un ingles en Italia, la tierra del romanticismo y el espagueti; tiene el factor "drama"... que el ni siquiera se da cuenta de que existo. Y claro, el factor de "Quizás al final si surja algo...", sin embargo en la "historia romantica que mi cabeza vagamente comenzó a crear", podría existir el desenlace de "el al final se da cuenta de que tambien la ama, y va a buscarla. No se cuando, no se donde, pero va, la besa, y descubre lo profundamente enamorado que estaba de ella". Ese factor, por obvias razones, sería omitido de mi lista. 
Justin jamás se enamoraría de mi, ni en un millón de años. ¿Por qué? Por que el ya lo había dicho: ya había conocido al amor de su vida, y lo había perdido. ¿Que oportunidad tendría yo, una simple americana come-hamburguesas, con un sofisticado y rico chico Ingles? 
Mierda... todo eso era mierda.
El amor era una mierda, la esperanza era una mierda.
El masoquisto era la primera gran mierda. La mas grande, la mas pesada. Y la que todos alguna vez cargamos. 
- Mi familia es de Italia, pero mis padres se mudaron a Estados Unidos y yo nací y crecí allí. - Pattie asintió pensativa, y sonrió al mirarme detenidamente. Después de eso llegó otra mujer diferente a la primera mujer que llevó los cafés, anunciando que la cocina ya estaba servida en la mesa. 









....








Esta comida no podía ser terrenal. Eso lo comprobé al darle otro mordisco a esa fresa con queso. 
Eso era raro; amaba la idea de Inglaterra, sin embargo tenía entendido que la comida no era la mejor del mundo; era algo como estados unidos: sin comida propia. Al menos eso me lo imaginaba, quizás por el mismo esteriotipo.
Esa comida estaba tan buena, que hubiera sido capas de acabarmela en cinco mordidas, sin embargo ¿Que pensaría de mi la familia de mi novio? (ese termino me estaba gustando mas de lo que debería). 
- Veo que te gusto, ¿O me equivoco Ely? - preguntó la tía de Justin, Wendy después de soltar una carcajada. La mujer de agradable sonrisa y ojos bonitos se notaba bastante atenta a todos los movimientos que yo efectuaba, sin embargo nada del otro mundo; quizás era una mujer muy observadora... observadoramente chismosa. Bueno, pero era solamente una tía, y ella no era la principal preocupación. La unica que realmente me pudiera haber llegado a preocupar era su madre, y Pattie, a juzgar por su modo de mirarme me veía casi como un ángel bendito que vino a crear un milagro, y eso eran puntos positivos para mi. De repente, me olvidé por completo de ese asunto de "la estupida mentira" y me enfonque un poco mas en disfrutar de la velada, con personas bastante agradables. Eso era bueno.
Justin sonrió de oreja a oreja mientras que me miraba con el rabillo del ojo. Yo me sentí a flotar.
- Está deliciosa Sra. Pattie. - dije galantemente, y ella sonrió satisfecha. 
- Vienen de Italia, esa familia si debe de ser fascinante. - masculló el primo de Justin, uno que tenía entendido, se llamaba Edwin. Justin me volteó a ver, y alzó las cejas.
- ¿Por que lo dices, Ed? - preguntó Mi Bieber (osea, Justin. Bueno, no era mio pero... bueno, da lo mismo). 
- Bah, tu sabes muy bien que todo esto es exportado de Italia, - dijo Ed mirando hacia el cesto de madera entretejida a mano lleno de frutas y delicias - aquí en Inglaterra no hay cosechas tan buenas. 
- Tal vez, pero tenemos al mejor chef. - comentó Pattie con una sonrisa, posando su mirada en todos los presentes de sur a norte, terminando conmigo. - Sin embargo, no dudo que la comida que cocina Ely sea igual de deliciosa. 
- Cocina exquisito. - mintió Justin, casi como si tuviera una pistola en la sien, amenazandolo. ¡¿Más mentiras?! Lo miré atonita, sin poder comprender las razones por las cuales el dijo santa estupidéz. 
Si, yo si sabía cocinar... para mi. Lo que era en mis momentos de soledad un buen plato de pizza congelada en el microondas. Eso me quedaba exquisitamente bien. ¿Por qué seguir con la tontería de las mentiras? Eso era algo simplemente absurdo. Justin me sonrió como si lo que dijera fuera totalmente cierto, como si no tuviera dudas de ese hecho. Había de dos: Justin era un excelente actor, o realmente creía que yo cocinaba bien. Escarbé en mi mente unos segundos, intentando figurar donde mierda yo había cocinado alguna vez para Justin, obteniendo recuerdos nulos de esa clase de experiencias. Simpre cocinaba mi abuela... tal vez pensaba que yo era la que cocinaba, y no Nina, aunque eso sería muy estupido de su parte. 
- Algún día tienes que mostrarnos la cocina Italiana, Querida. - dijo la tía metiche contenta. ¡¿Que parte de "Nací en America" era la que no habían entendido?! ¡Yo no era una chica Italiana! 
Nathalie intercambió miradas con Nicholas, los cuales sonrieron de un modo bastante... peculiar. La tía de Justin tomó la mano sobre la mesa de su hijo Ed, y su tio loco (el padre de Ed, Esposo de Wendy) John tan solo siguió comiendo en silencio. La madre de Pattie observaba con atención.
Algo me llamó la atención en el instante en que puse mi vista en los que nos encontrabamos sentados en esa mesa. Justin, Su hermana Nathalie, su hermano Nicholas, Su madre, su tía, su tío, y su primo, aparte de los otros tres chiquillos que apenas se acordaban de nuestra existencia corriendo por el patio trasero. Habían nueve familiares de Justin en esa casa, 11 personas contandonos a nosotros dos, pero faltaba alguien. Al menos, eso creía... ¿Y su hermana menor? hice una mueca. ¿Y su papá?
- Ely, ¿En donde te hospedas? - me miró Pattie inmediatamente. Justo detrás de ella se encontraba de pie La nana de Justin, mirandome con ternura. No había sido consiente de que ella le había dicho algo a la madre de Justin antes de que si quiera ella me llamase a mi. 
Abrí mis ojos de un modo que se notaba inmediatamente que no era capas de recordar ni el nombre del hotel. Justin tomó mi mano debajo de la mesa, para evitar que hablara y dijera alguna estupidez, y después el habló.
- En el Pestana Chelsea. - contestó el. Si... Pestana Chelsea. Debería de aprendermelo, pero posiblemente me olvidaría del nombre en pocos minutos, así que ni siquiera el esfuerzo varía. 
- Oh, ya veo... - susurró ella. - Cariño, ¿No quisieras quedarte aquí?
Me pegó, me pegó contra el estomago fuertemente. Mi garganta se contrajo dejandome sin habla, y sentí mucho, mucho frio. Esas palabras me pegaron en los nervios, haciendome poner loca. 
Me quedé atonita; ¿Quedarme allí? ¡Todo eso estaba llegando demanciado lejos!
- Vamos Ely, tenemos habitaciones de huespedes, puedes quedarte donde quieras. El Pestana Chelsea está bastante lejos, piensa que así podrás estar mas tiempo con Justin. - comentó la mujer, insistiendo.
Justin apretó mi mano, pero no un apretón común, si no mas bien con un "No me mates, lo siento, no fue mi intensión". 
- Ma..mamá. - Justin tragó gordo. - Ely no...
- ¡Oh Por favor! - suplicó la mujer - Vendrás a la Boda, ¿Cierto Ely? 
La boda. Yo miré hacia el mantel, sintiendome como una sardina enlatada, sin poder negarme a lo que me pedían. Justin me miró con detenimiento y preocupación. 
- No aceptaré un no por respuesta, cariño. - Dijo Pattie, dando por terminada la conversación. 



Una escritora sin amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora