Narra Elizabeth Lanteige
No tenía ganas de nada mas, aparte de levantarme de esa mesa he ir detras de Justin, para abrazarlo y hacerle notar que yo estaba ahí para él. Pero puse mi orgullo por delante, tragandome todas las ganas de eso, y me quedé sentada, observando como todos miraban a Justin desencajados. ¿Que había ocurrido? Sentía como había metido la pata, y hasta el fondo. Mas bien, sabía que lo había hecho.
- Ely... siento esto, en verdad. - La mirada de la madre de Justin era perdida, confundida y dolida. Podía saber que aquella no era la primera vez que Justin hacía una rabieta de esa naturalidad. - Son situaciones fuera del alcance de cualquiera de nosotros. — Dijo ella posando sus ojos en cada uno de los individuos de la mesa. ¿Fuera de su alcance? ¡¿De qué alcance?!
Preferí quedarme callada ante esas palabras. Después de una conversación totalmente vacía y sin profundidad, Justin apareció de nuevo en el comedor, mirandome con los ojos cristalinos, como si quisiera soltar lagrimas; eso simplemente, me mató.
- Ely, cielo, ¿Puedes venir? - No estaba segura de que era lo que mi rostro detonaba, pero sabía que me había quedado helada en mi silla. ¿Cielo? Vámos Ely, solamente está actuando; me recriminó una voz en mi subconsiente. Yo era su novia, una novia vilmente falsa. Nunca me había arrepentido tanto de una promesa que había hecho.
- Claro. - dije con mi rostro totalmente inexpresivo. Me levanté de la mesa, y rodeé el comedor hasta llegar al lado de Justin, el cual tomó mi mano una vez que estuvimos juntos. Sin decir una palabra me miró, y se dio media vuelta caminando hacia la puerta principal. Salimos hacia el patio, y una vez afuera solté su mano. Fuera de la vista de su familia ya no tendría que fingir, ¿Verdad?
- ¿Que quieres? - Me crucé de brazos, y caminé por el camino de piedra rojiza que estaba rodeado por arbustos iluminados con luces. Escuché su bufar desde mi espalda; me importó poco. Estaba mas que decidida a hacer de nuestra relación puramente necesitada: mientras mas rapido pasara el tiempo, mas rapido me iría de ahí y tendría que dejar de fingir.
- Lo siento. - sus palabras crearon eco en el ambiente, haciendome sentir la vibración de cada una de ellas. - Yo... Yo solo lo siento. - volvió a repetir.
No dije nada, simplemente miré hacia el deportivo amarillo que Caroline tenía. Bastante bonito.
Los minutos pasaron, y gracias al rítmico golpeteo de su pie derecho con el piso, pude adivinar que estaba mas que desesperado por una respuesta mia.
- Perfecto. - dije en un unitono, sin demostrar ninguna emoción en especifica. El se quedó callado, y yo me di la media vuelta para encararlo. - ¿Algo más?
- No me perdonarás jamás, ¿Verdad? - yo negué con la cabeza, tan pronto como el terminó su frase.
- ¿Eso es todo? - el se alzó de hombros, y sin mas yo caminé de nuevo hacia la casa. Estaba decidida a entrar y olvidarme de esa conversación, pero justo cuando iba pasando por su lado, el me tomó del brazo, jalandome en una vuelta he impulsandome a ir hacia su pecho. Mi respiración se tornó confusa, todo era confuso, mas estando a tal cercanía. Sin preguntar, ni dar aviso previo, tomó mi rostro entre sus grandes manos y me besó de nuevo. Al inicio fue un beso violento, desesperado, pero en el segundo intento de invasión con lengua, el beso se tornó suave, como una caricia dulce. El elixhier era todo, ese sentimiento me demostraba un millón de cosas. Encontraba enferma la idea de que solamete yo sintiera eso, ¿Cómo es que yo lo siento tan fuertemente, pero el no siente nada sobre mis labios? Ese tenía que ser un castigo.
Pero estaba mal, estaba equivocada en dejar que el beso llegara a mas que labios o tacto sutil. Interpuse mis brazos entre nosotros, y lo empujé lejos de mi. Respiró con dificultad, y tenía sus labios rojos, inchados, a punto de explotar después de santa guerra. Me sentí vacia; estar compartiendo oxigeno y después a metro y medio de distancia no se sentía nada bien.
- No tienes el permiso de volver a besarme jamás en tu vida. - escupí con desprecio. - ¿Lo entiendes, Bieber? - el sonrió con malicia. "Cualquier chico se ve mas sexy después de un desgarrador encuentro de labios", ahora entendía perfectamente a lo que Ronny se refería.
- No necesito permiso, los prefiero robados. - lo miré, incredula. Mi boca se abrió por la sorpresa, y parpadeé un par de veces mas. Sin decir una palabra mas, entré a la casa.
...
Por primera vez en mucho tiempo, había dormido con la tranquilidad de un gato holgazán. La cama del cuarto vacío del departamento de Nathalie resultaba mas cómodo de lo que sospechaba.
Me encontré a mi misma sin querer abrir los ojos, negandome practicamente a la realidad en la que me encontraba ahora: fingiendo ser algo que no era, pero moría por ser, y al mismo tiempo odiando a la única persona que había llegado a amar en toda mi existencia.
Me acosté boca arríba, y miré hacia el techo blanco. 'vámos ely, hora de despertar' me dije al sentir en mis piernas la necesidad de caminar. Estiré mi empeoine y engarroté los dedos de mis pies, antes de descubrir algo bastante inusual: Una rosa Blanca, recostada suavemente en la almohada blanca que tenía al lado. Me senté en la cama, y tomé la rosa, examinandola. ¡¿De donde mierda había salido esa cosa?!
- ¿Nathalie? - pregunté apartando la vista de la flor que tenía en la mano, y mirando hacia la puerta. Pero entoces, descubrí algo aun mas intrigante. En la puerta de la habitación, había un globo rosa pegado, con la Letra "P". ¡¿"P"?! ¡¿Que mierda sucedía ahí?! Sin soltar la rosa me levanté de la cama, buscando con los pies mis pantuflas. Caminé hacia la puerta, y la abrí sin despegar el globo de ésta. Cuando lo hice, miré por el pasillo. Había un globo azul pegado en la puerta del baño, con la letra "E". Pe...
Caminé por el pasillo, topandome con un globo amarillo en la puerta de la habitación de Nathalie, con la letra "R". Per... ¡Dios Santo!
La habitación se abrió en la sala, donde encontré un pequeño ramo de 4 rosas, dos rojas y dos blancas, atadas juntas por un pequeño liston con fibras transparentes blanco. Justo detras, en la ventana, habían otros dos globos por cristal, una con la letra "D", y otra con la letra "O". Me dí media vuelta, y me topé con un globo blanco con la letra "N" en la puerta. "P.E.R.D.O.N."
Me quedé atonita mirando hacia el globo numero 6. De repente, todo tomó sentía. "Bieber" pensé y sonreí. Era el idiota mas elocuente y dulce con el que me había topado.
Entonces, noté una pequeña flecha roja pejada justo debajo del globo, señalandolo. Me acerqué a la puerta, y despegué el globo. Lo giré, pero no encontré nada aparte de un pedazo de tape pegado en la parte posterior. ¿Qué...? Entonces, se me ocurrió abrir la puerta. Con rapidéz giré la perilla, y observé el vestibulo del piso. Justo enmedio de toda la habitación se encotraba una gran mesa redonda, y sobre élla un florero, con infinidad de Lilas de distintos tonos. Lilas, mis favoritas. ¿Él lo sabía todo acaso? Sonreí de oreja a oreja, acercandome hacia la mesa de centro. Cuando llegué al lado, descubrí al lado del florero dos boletos, y una nota. La nota citaba: "Tu, yo, pelicula, cena, y postre de perdon. 7:00pm. No me dejes plantado, por favor, aunque se que lo merezco."
Sonreí de oreja a oreja, sintiendome como una niña pequeña emocionada por algún nuevo juguete.
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Una escritora sin amor.
RomanceUna escritora Sin Amor Ella, es una chica llamada Elizabeth. Con 19 años, busca entrar a la universidad con una Beca estudiantil para Literatura, y se encuentra con un pequeño concurso de la misma institución que puede hacer que la cantidad de su b...