Capítulo 3

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Artemis veía incómoda a Roonie, su semblante parecía tranquilo, pero sus ojos demostraban una fiereza que le hizo sentir un escalofrío por la espalda.

-uhm, sígame profesora-Roonie dio media vuelta sin esperar respuesta. Le costaba mantenerse en calma con la pelinegra junto a ella. Artemis suspiró y siguió a la niña de un salón a otro, ahora la decoración cambiaba, pero mantenía el mismo estilo frío que el anterior. Roonie dejó a su profesora observar el salón, su vestido destacaba entre utensilios de lujo, algo le causaba ver a la pelinegra en medio de allí, con un aire de superioridad que de apoco iba cautivándole.

-Profesora ¿Quiere algo para beber?- la pelinegra volvió su mirada a esos preciosos ojos grises que la miraban brillantes. Artemis se acercó hasta la otra punta del salón, quizás demasiado cerca de Roonie. La rubia se hallaba media sentada sobre el respaldo de una silla decorada como en tiempos del renacimiento.

-Por favor, solo un vaso de agua- la profesora le sonríe, mostrándole su perfecta dentadura. Roonie mira esos labios rojos, sintiendo su estómago revolver cuando los ojos de la pelinegra se fijan en los suyos. No dice nada y se levanta. La cocina está junto al cuarto de servicio, un lugar que solo habita la servidumbre y totalmente desconocido para Roonie. Llena un vaso y vuelve al salón, la pelinegra seguía de pie donde mismo antes le había visto.

-Si no me equivoco esa pintura es de Monet ¿no?- Artemis recibe el vaso que le tiende la rubia- muchas gracias.

-Es sol naciente, una de mis favoritas- Roonie vuelve a sentarse, avergonzada de estar hablando así, de sus gustos con su profesora.

- Es bella, la esperanza transmitida en colores- la pelinegra se acerca a Roonie mientras habla- Monet no es uno de mis favoritos, pero admiro su técnica y la forma en que habla por medio de paisajes.

Un escalofrío recorre a Roonie, no es la primera vez que la pelinegra esta extremadamente cerca suyo, pero solo gira sus ojos en otra dirección, la pelinegra duda.

-Disculpa ¿te molesta que esté aquí?- La rubia niega con su cabeza, si su profesora supiera lo que pasa por su mente... Ahora Roonie también se levanta, está de pie frente a frente con la pelinegra. Sus ojos se encuentran con los suyos, Artemis no deja su postura, pero se siente nerviosa.

-Me gusta esta pintura, es una de las pocas que me causa esperanza, tristeza, odio... pero todas esas emociones que siento, las siento aquí- agarra sin dudar la mano helada de Artemis y la pone entre sus pechos- me hace sentir todo y nada a la vez, es un conjunto que me hace explotar cada vez que la veo- Roonie no quita la mirada de esos preciosos ojos verdes, sabe que está jugando mal al incitar a su profesora de esta manera, pero no era su culpa que la pelinegra la acosara tan seguido, debía devolverle el favor.

Artemis seguía sin decir nada, esa rubia pequeña que tenía al frente suyo, con la mano agarrada le ponía de una manera que no podía describir. Sentía el calor de ella recórrele el cuerpo, quería tenerla junto a ella, agarrar a esa alma sin expresión y unir sus labios otras vez.

Roonie también sentía fluir energía por su cuerpo, sabía que si se acercaba más la pelinegra no le dejaría salir de sus labios, pero se sentía segura junto a ella, no como con su profesora de fránces... Se aleja, la rubia vuelve a sentarse y Artemis puede respirar, su toque aún ardía en la mano libre de la profesora.

-Bueno, es mejor que me vaya- se acerca a Roonie, tendiéndole el vaso vacío- muchas gracias por tu hospitalidad. La rubia lo recibe y se levanta siguiendo a la pelinegra, que mueve sus caderas de una manera que Roonie casi suelta un gemido.

En la puerta, no se ve ni rastro de la madre de Roonie, de todas formas le da igual. Algo en su interior no quiere que la pelinegra se vaya, inmediatamente borra ese pasamiento de su cabeza.

Roonie(Temática Lésbica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora