Capítulo 8

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Al despertar el dolor de cabeza me mataba capa partícula de mi cuerpo, me sentía agotada, estaba en mi habitación con ¿uniforme? Y las imágenes vinieron de golpe, Artemis, ella y yo, en el auto, yo arriba de ella, yo bésandole. Sin pensármelo me cubrí con mis sábanas !Bese a Artemis¡ ¡A mi profesora! Fui débil, el alcohol me hizo hacer cosas que solo en mis sueños me atrevía a hacer. ¿y ahora como le miraré a la cara?! No podía ir a la escuela, moriría de vergüenza si sus ojos se posaban en mí.

-Roonie ya vámonos-¿ir o no ir? Esa es la cuestión, si no iba Artemis daría por echo que me sentía mal por lo de anoche, pero ir a la escuela sería plantearle cara al asunto, hablarlo con ella sería lo más responsable. Me levanté tal como estaba, no me sentía con ganas de nada y el dolor de cabeza tampoco ayudaba.

-Ya voy madre- grité hacia abajo. Me maquillé lo suficiente para no parecer un zombie, la cartera y ya salía con gafas de sol hacia el coche de mamá, que por cierto había vuelto a ser la charlatana de siempre.

-En el club ya saben que vuelves a modelar Roonie-como siempre, yo mirando el paisaje prestándole nula atención, y ella hablando sin parar hasta llegar a la escuela.

Cuando bajó del coche Roonie se sentía pésimo, su estómago revuelto y los pies no respondían como se debía.

-¿Te encuentras bien?-no,no,no, era ella, Artemis me miraba seria y con la sombra de preocupación en sus ojos.

-No.. mucho-la pelinegra tomó delicadamente la cintura de la rubia, otra vez así joder, aún así se controló y llevo a Roonie hasta su oficina.

-Gracias profesora- la pelinegra le había dejado en la silla, Roonie estaba pálida. Un sudor frío corría por su frente.

-Roonie estás pálida-se acercó lo suficiente para quedar a la altura de sus ojos, apoyó su mano delicadamente en la frente de la rubia- estas ardiendo.

Roonie a pesar del dolor que sentía se quedó embobada cuando la pelinegra quedó frente suyo, y pensar que le había besado hace solo unas horas.

-¿Has desayunado algo?-la rubia negó- te traeré un vaso de agua, te llevaré a algún hospital.

-!NO¡- Artemis miró confundida- llevarme a un hospital podría poner en alarma a mis padres, no quiero que sepan-la rubia intentaba explicarse- puedo comer algo y ponerme un paño húmedo en la frente, pero por favor no me lleve al hospital.

La pelinegra elevó una ceja.

-Por favor Profesora-la mirada suplicante de la rubia le hacía arder, miles de fantasías venían a su cabeza con esa mirada.

-Está bien-se cruzó de brazos-pero te quedaras en mi oficina hasta que vuelvas a tu temperatura normal.

Roonie tragó saliva, serían horas largas.

-Te traeré comida-la pelinegra caminó hacia la puerta-cuando llegue quiero hablar sobre ayer.

Y se fue, Roonie si antes se sentía nerviosa ahora se sentía morir, ¿Qué le diría? ¿el alcohol dañó mi memoria? Recordaba la mayoría de lo que había sucedido la noche pasada, en su interior haber besado a Artemis era lo mejor que le había pasado. No había pasado mas de diez minutos cuando Artemis llegó con pan integral y jugos naturales para las dos.

-Muchas gracias profesora.

-Puedes decirme Artemis, ya te lo he dicho- por primera vez la pelinegra le sonrió, acomodó su escritorio y dos sillas para que comieran.

-Esta muy bueno-la rubia no había sentido hambre hasta que probó el primer bocado, estaba delicioso, mientras ella ya casi se había devorado la comida Artemis apenas llevaba la mitad, miraba con gracia a Roonie.

Roonie(Temática Lésbica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora