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Capítulo 7 | Sólo dale celos a Mike.

Capítulo 7: Sólo dale celos a Mike.

—¡Apurate! —me grita Vale fuera del baño.

—Me salió un grano en medio de la frente —me miro al espejo.

—Sabes que existe el maquillaje, ¿no?

—¿En serio? Creí que eso que te pones todos los días en la cara era jugo de naranja.

—Sal ya, aún tienes que cambiarte.

—Está bien, pero espero que logres esconder esta enorme bola de pus —abro la puerta.

—Sientate por aquí —palmea el sofá a su lado.

De una de sus maletas saca algunas cremas y bases, que aplica en mi rostro. Cuando se siente satisfecha por ocultar el barro, pasa a la siguiente fase, colores. Aplica una sombra café en mis párpados, arquea mis pestañas y pinta mis labios con un brillo.

Me coloco el vestido, unos tacones negros y accesorios haciendo juego. Mi cabello lo dejo suelto, pero lo aliso.

Valerie tarda al menos dos horas en arreglarse. Lleva un vestido largo verde agua, el cabello recogido y un perfecto maquillaje en tonos haciendo juego con el vestido.

Esperamos a que Joey pase por nosotras, mientras nos tomamos selfies y Vale se asegura de que todo esté perfecto.

—Keyla, Joey llegó —anuncia mi papá desde abajo.

—Enseguida bajamos.

—¿Cómo me veo? —pregunta mirándose en el espejo por milésima vez en esta noche.

—Perfecta.

—¿Crees que a Joey le guste como me veo? —hace algunas podés frente al espejo.

Me alegra mucho la idea de que ambos sean una pareja, pero no le quiero dar falsas ilusiones. Sé cuánto sufrió Joey con su última relación, también con su supuesto enamoramiento hacia mi, por lo que creo que no está listo para intentar algo aún.

—Si no le gustas como eres probablemente esté ciego, porque eres perfecta, Val —la abrazo.

—Aún así me rociaré algo de perfume, así recordará mi aroma —me guiña un ojo. Toma el frasco de colonia y lo rocía sobre su ropa. Tengo que taparme la nariz porque la acumulación del aroma se convierte en un hedor asqueroso a lavanda.

—Bien, bajemos.

En la sala nos encontramos a Joey platicando con mi papá. Lleva un esmoquin negro y el cabello distinto a como usualmente lo usa. Está peinado hacia atrás, al parecer se lo cortó un poco.

—Que guapo, White —lo saludo con un beso en su mejilla. Puedo sentir la mirada atenta de Valerie.

—Lo mismo digo, señorita Johnson.

Ambos se saludan y veo como mi mejor amiga lo acosa con su mirada acompañada por una sonrisa de oreja a oreja.

—Te ves bien, Valerie.

—Lo mismo digo —sus mejillas se cubren de rubor.

—¿Nos vamos? —pregunta Joey.

—A buena hora en casa, chicas —se despide de los tres.

Vale entrelaza su brazo con el de Joey y subimos a su coche. Joey al volante, Valerie de copiloto y yo en el asiento de atrás.

Luego de aproximadamente cinco minutos, Joey se estaciona en la escuela y los abre la puerta a ambas para que bajemos.