Capítulo 17 | tú fuiste quien la golpeó.

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Perdonen si tiene guiones cortos, Wattpad los cambia.

Escuchen la canción en multimedia.

Capítulo 17: tú fuiste quien la golpeó.

La alarma que programé por la noche en mi teléfono suena, despertándome a mi y seguramente también a Max. Ya que se puede escuchar un bufido desde la habitación.

Me levanto del sillón y masajeo mi nuca intentando aliviar el dolor que siento en esa zona. Dormí demasiado mal.

Entro a la habitación para poder buscar algo que ponerme. Rezo para mis adentros que Max no esté desnudo o en ropa interior, sería demasiado incómodo. Camino rápidamente hacia la cajonera donde descansa toda la ropa que tengo en este lugar. Me siento en la orilla del colchón sin voltearme a ver a Max.

Una vez vestida, anudo las agujetas de mis zapatillas negras. Cepillo mis dientes mientras guardo algunas cosas dentro de mi mochila. Incluso el poco dinero que tengo aquí. Nunca sé cuando puedo necesitarlo.

Bajo por las escaleras mientras recojo mi cabello en una coleta alta. Mara —la hija del dueño del edificio— me sonríe en forma de saludo. Nos llevamos bastante bien, no hemos hablado mucho, pero nos vemos casi todos los días.

Una vez que estoy en la parada del transporte público, subo y le doy el dinero correspondiente. Me siento en un asiento junto a un niño que está jugando a algún juego con su teléfono.

«Estos niños de hoy en día» pienso.

Una vez que llego a mi destino, me bajo detrás del niño.
A pesar de todo, llego temprano. Hace una semana vine a hablar con el director para convencerlo de que no me expulse definitivamente.

—A ver si entendí bien —me siento en la silla frente a él—. Emma se roba a mi no... exnovio y nos golpeamos, ella sigue en la escuela como si nada hubiera pasado y a mi me expulsan. ¿Usted entiende? Porque yo no.

—Según los estudiantes que vieron lo sucedido, tú fuiste quién la golpeó. Además, la golpeaste tanto que aún está sanando sus heridas. Sus padres amenazaron con demandar al instituto si no te expulsaba —me cruzo de brazos.

—Claro, ahora yo soy la mala del cuento. Perdón que lo diga, pero me parece estúpido que yo pague por los platos rotos y esa... Emma quede como la pobre víctima que no mata una mosca.

—Escúchame, Johnson, dejaré que vuelvas a estudiar aquí —sonrío ampliamente—. Pero si vuelves a meterte en problemas o estar involucrada en algún conflicto, por más mínimo que sea, serás expulsada, y esta vez será definitivo.

Abro mi casillero y guardo mi mochila dentro. Saco los libros que necesitaré para mi próxima clase, a las salida deberé pasar por la biblioteca a pedir los apuntes de la semana pasada, no quiero atrasarme.

Escucho risas y susurros provenientes del baño o del pasillo que va hacia la biblioteca y hacia la sala de computación. No le doy mucha importancia, quizás sólo sean un par de chicos en asuntos sexuales.

Esta vez se escucha una carcajada y claramente es de Emma.

«Maldita zorra»

* * *

Mis tres primeras clases se hacen eternas. No he hecho más que ver el reloj colgado en la pared y observar como sus agujas cuentan las horas, minutos y segundos. Aunque parece que se mueven muy lento.

Salgo al patio, me quedaría en el salón hasta que comience la siguiente clase, pero la profesora de Literatura no asistió, y el director cerró el salón con llave. Según me contó mi compañera de banco, alguien le robó a Stephanie la semana pasada y por si no es obvio armó un escándalo. Ahora en cada receso trancan con llave cada puerta, sin dejar que nadie se quede dentro.

Si, así es. Ahora todos debemos pagar por culpa de la rubia dramática.

Cuando estoy apunto de terminar de bajar las escaleras que dan al patio alguien choca contra mi hombro. Como puedo me sostengo del barandal y lo aferro con fuerza para no caer al suelo.

El chico con el que me acabo de chocar es Joey. Como si no le importara que casi caigo por su culpa, sube por las escaleras. Me apresuro a seguirlo escalones arriba y lo jalo de su brazo.

—¿Qué quieres? —pregunta con indiferencia.

—No lo sé, tal vez que... ¡que dejen de tratarme así! —grito. Él aprovecha para continuar con su camino, sin embargo soy más rápida y logro agarrar la tela de su playera—. ¿Lo ves? ¡Lo estás haciendo de nuevo!

—Keyla, por favor, tengo prisa. Hablaremos en otro momento —miro hacia otro lado, encontrándome con la mirada penetrante del director a través de la ventana de su oficina.

—¡Hablaremos ahora! —mueve su brazo intentando zafarse de mi agarre y finalmente lo logra.

—Debo irme. Te veo luego —continúa con su camino en dirección opuesta a mi.

—«Te veo luego» —imito sus palabras—. ¡Pedazo de idiota!

Bajo las escaleras nuevamente, esta vez por suerte no me topo con ningún mal amigo.

Veo en las bancas paralelas donde solía sentarme con mis ex amigos en los recesos. Todos están sentados, los únicos dos que están parados son Emma y Mike, quienes se besan y se toquetean descaradamente. Sobretodo Emma, quién al verme envuelve sus brazos detrás del cuello de Mike. Cruzo mis brazos e intento apartar la vista de ellos, pero mis ojos se detienen en ellos. Mi dedo índice la señala cuando puede verme perfectamente, luego le enseño mi precioso y amado dedo medio. Si hubieran piedras aquí y el director no me hubiera dicho lo que me dijo, no dudaría ni un segundo en arrojarsela en medio de su frente. Mientras la observó noto que aún tiene un ojo morado y otras cortaduras en su rostro.

Alguien se para junto a mi y apoya una mano sobre mi hombro.

—Que pena por ti, Key, ver cómo la perra traidora que decía ser tu mejor amiga ahora está besando los tentadores y deliciosos labios de tú novio —dice con su tono chillón e irritante. Luego lleva una mano a su boca y mira a Scarlett, que hace lo mismo—. ¡Ups! Olvidé que terminaste con él, que tonta soy —suelta una risita escandalosa acompañada de su amiga.

—Ashley, si quieres conservar tus dientes, te aconsejo que me dejes en paz. Lo mismo va para la rubia mal teñida de tu amiga —las señalo a ambas con mi dedo índice dispuesta a golpearlas si es necesario, pero me veo obligada a esconder mis manos detrás de mi espalda y a fingir una sonrisa inocente cuando escucho al director carraspear a mi lado.

—¡Chicos! ¡Acérquense! —dice el director parado en medio de las escaleras. Todos los estudiantes de mi mismo año se encuentran aquí, al parecer los dejaron salir para informar algo. Los de otras clases menores están en clases—. Un estudiante me dijo que nunca organizamos nada para ustedes, pues, ¿qué creen? Este fin de semana todo sexto año se irá de campamento.

Escucho unos chillidos de felicidad, que para mi son muy conocidos.

Valerie.

La miro por unos segundos y ella hace lo mismo, justo cuando voy a hablarle ella se aleja y se va junto a Emma.

Este fin de semana tendré la oportunidad de dejarlas sin dientes sin que me expulsen.

Equal © [THE UNEQUAL II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora