Capítulo 15 | ¡Eres una maldita zorra!

46 4 1
                                    


Capítulo 15: ¡Eres una maldita zorra!

Mi papá entra en la habitación por tercera vez en este día. Cruza sus brazos y se recuesta en el marco de la puerta.

—Keyla, ¿seguirás así toda la vida? No puedes desperdiciar tu vida así, levántate de esa cama y sal al jardín o al parque, saca a pasear a Lucy.

—Papá, déjame en paz.

—Lo siento, pero no voy a permitir que continúes con esa actitud —jala de mi brazo, logrando que me levanté de la cama—. Ahora, entra al baño y toma una ducha.

Me empuja hasta el baño. Intento abrir la puerta, pero al parecer la cerró con llave.
Me volteo y me veo en el espejo,
tengo ojeras, mis ojos están completamente hinchados y rojos, al igual que mi nariz.

Han pasado dos semanas desde que vi a mi mamá sin vida en su cama, desde entonces he estado llorando y acostada en mi cama.
Cada segundo que pasa es más torturador que el anterior, no puedo aceptar que ya no la veré, que ya no oiré su voz. Pasé demasiado tiempo odiándola, pensando que era una persona odiosa que sólo me buscaba para lastimarme, pero nunca me tomé un tiempo para conocerla mejor.
Estuve muchos años molestándome en odiarla, en lugar de valorar a la gran persona que tengo como madre. La vida se ha encargado de hacerme entender que comenzar a valorar a las personas cuando ya no están a tú lado, es una perdida de tiempo.

Sé que con cada lágrima que derramo no haré que vuelva a vivir, pero no puedo evitarlo. La forma más fácil de liberar el dolor es llorando, y siempre he sido una persona muy sensible.

No he salido de mi habitación desde ese día. No he ido al instituto y apenas he comido, mi apetito se esfumó y no ha vuelto.

Mi abuela me obsequió a Lucy, para que guarde los mejores recuerdos de mi madre. La pobre perrita casi siempre sube a mi habitación y se acuesta junto a mi, intentando consolarme.

Termino de ducharme, me envuelvo en una toalla y salgo a mi habitación, al parecer ya abrió la puerta.

—Ponte el uniforme, te llevaré al instituto.

—Diablos, papá. ¿No entiendes que quiero estar sola? No tengo ánimos para ir a la escuela.

—En el instituto te distraerás. Ahora apresurate, te espero abajo.

Abro el cajón donde guardo mi ropa interior y saco lo primero que encuentro, lo más seguro es que tenga unas bragas azules y un sostén rosa, pero no me importa.

Me coloco el uniforme y los zapatos más cómodos que encuentro, si se pudiera iría con pantuflas. Apenas cepillo mi cabello, tomo mi mochila y bajo.

—Siéntate, te prepararé el desayuno —señala la silla frente a él.

—Llegaré tarde, comeré algo en el receso —me excuso.

—¿Me lo prometes?

—Te lo prometo —pongo mis ojos en blanco.

—Está bien, yo te llevo.

Subimos al coche de los Moore y en unos cinco minutos ya estamos en la entrada del instituto.

—Recuerda comer algo, no quiero que te desmayes. Si necesitas algo, solo llámame —besa mi frente.

Bajo del coche y cierro la puerta. Entro a la secundaria, pero no veo a los chicos por ninguna parte. Ni a Mike, ni a las chicas.

Bueno, en realidad, a Valerie no la veo desde hace días, con toda la situación de la muerte de mi mamá a Vale le pareció más conveniente regresar a su casa.

Equal © [THE UNEQUAL II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora