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Capítulo 2 | ¿Ya estamos a mano?

Capítulo 2: ¿Ya estamos a mano?

—Yo digo que deberíamos ir de compras, es el baile de bienvenida y tenemos que estar perfectas —propone Steph, incorporándose en la cama.

—No llevaremos ropa vieja, y mucho menos ahora, que tu querida hermanita y Ashley volvieron —contesta Emma.

—Ni me lo recuerdes. Tengo que verle la cara en el instituto y ahora también aquí —se recuesta nuevamente.

Nos encontramos: Steph, Emma y yo recostadas en la cama de Steph mirando el techo. Salimos de clase hace unas dos o tres horas, y, ¿saben lo que hemos estado haciendo? Justo esto, nada. Sólo hablar y mirar el techo.

—Volviendo al tema del baile, vamos ahora, así tendremos más tiempo de elegir.

—Esperen, ¿para qué? ¿qué es eso de baile de bienvenida? —pregunto.

—Se hace cada año cuando comienzan las clases. Según el director, es para «integrarnos con los nuevos» —dice Steph—. Tu no sabes porque el año pasado no estuviste al comienzo.

—¿Cuándo se llevará a cabo?

—Este viernes —se pone de pie—, por eso en este momento iremos de comprar.

Abre su closet. Desprende los botones de su camisa blanca y la deja caer al suelo, al igual que hace con su falda. Al parecer, no tiene la más mínima vergüenza de desnudarse frente a nosotras.

—Busca lo que quieras en mi closet, Ley.

—Yo digo que ahora te tendrás que vestir como nosotras —propone Emma.

—Pero me gusta mi estilo.

—Lo sé, pero tenemos que estar mejor que esas estúpidas —Steph me sonríe.

Ambas buscan entre la ropa, tardando unos minutos hasta que salen con algo de ropa.

—Este outfit te quedará perfecto —sonríe, entregándome el conjunto.

Es una blusa blanca con encaje en las mangas y una falda rosa. Cambio lo que tengo puesto por la blusa y la falda. Frente a mi hay un espejo, donde puedo ver mi reflejo. Tengo que admitir que me veo bastante bien, a pesar de que no sea mi estilo. Para finalizar, Emma me entrega un par de tacones blancos y un collar.

Salimos de la habitación, bajamos por las escaleras y saludamos a su papá con un simple «hola».

Cuando casi alcanzamos la puerta, sus papá nos detiene. Las tres nos volteamos, notando que el señor Moore está sentado en el sofá junto a una chica rubia que parece de nuestra edad y una mujer de al menos treinta años que parece la mamá de la chica.

—Quería hablar contigo —avanza hasta Steph.

—¿Sobre qué? —pregunta. Mira encima del hombro de su papá, mirando a las mujeres—. ¿Quieres son ellas?

—De eso quería hablarte —vuelve a su lugar. Las mujeres rubias se levantan del sofá—. Ellas son Margarett y Mila —las señala respectivamente.

Scarlett baja por las escaleras, parándose junto a nosotras.

—¿Para qué me querías? —cruza sus brazos. Aunque la pregunta va dirigida a su papá, su mirada está fija en su hermana. Steph le responde con una mirada asesina.

—Como decía, ella es Margarett y ella es Mila.

—Papá, ¿puedo preguntar algo? —comienza Steph. Su papá asiente—. ¿Por qué estoy perdiendo mi tiempo conociendo a dos personas que evidentemente no me interesa conocer?