Do You Love Me? (Axl Rose Y Tu). © [Primera Parte]

Capítulo 28: The Fuckin Party II.

—Baby You're All That I Want, When You're Lyin' Here In My Arms, I'm Findin' It Hard to Bealive, We're In Heaven... —repetía una y otra vez mientras debía pequeños sorbos.

Había pensado ya demasiado con lo que pasaría de hay en adelante con Axl. Sabia que él tendría su carrera y claro, era su sueño al fin cumplido pero me ponía muy de malas que él simplemente creyera tenerlo todo y no hacer nada mas que tener encuentros con una y con otra.
Una vez que él alcohol ya se me había subido a la cabeza, quise ir por un poco mas, pero si me descubría alguien estaba en problemas. Me las ingenie para levantarme y no parecer borracha, lamentablemente los ojos rojos e hinchados no me ayudarían en nada. Entre por la puerta trasera y tener en seguida la cocina. No tomaría lo mismo de antes, me conformaba con una cerveza fría y aunque no era lo mio, tome un cigarrillo y un encendedor. Nadie me estaba viendo, al parecer estaban entretenidos en la musica y los chicos, obviamente rodeados de zorras en busca de una noche buena. Y al nadie verme tambalear, abrí la cerveza y tome una silla para estar mas cómoda sobre él comedor. Pero seguía cantando aquella canción que me hace recordar lo que pase con Axl... Que difícil se me haría olvidarlo.

—¿______? Ohh demonios... A Axl no le va a gustar.—dijo una voz femenina.

—Ehh? Quien ere... Oh, si tu. No quiero hablar contigo. Vete de aquí y dejame sola. Primero estas con Steven y luego te metes con quien se supone es o era mi novio. No jodas Adriana.—le dije y arroje la botella vacía contra la pared.

—Bueno disculpe usted, señorita fracasada. Yo te aseguro que él disfruto de cada momento, sabes? Yo creo que se siente mucho mejor cada día que esta conmigo o su otra perra, y pues por lo que escucho cuando él habla con Slash tu siempre fuiste algo pasajero. No creo que debas seguir luchando, es una total perdida de tiempo. No te sientas mal, tal vez tuviste la suerte que alguien mas merecía. Si no hubiera sido por ti, jamas habría conocido al hombre que mas me ha echo gozar. Y de paso le diste suerte a Erin, que regalos nos da la vida, no? De verdad, muchas gracias cariño. Esperare con ansias él día que tu y Erin se quiten de mi camino, así Axl y yo estaremos juntos. Piensalo, si te vas dejaras de sufrir. Podrás estudiar en paz y no te tendrán de sumisa por nas noches... Es tu escapatoria. Dejame el camino libre. El mismo me dijo ese día en él estudio: "Joder, como es posible que seas tan buena en esto? Mucho mejor que ______. Eres genial..." me lo decía sin parar de gemir y yo Volviéndome loca con cada embestida. No seas estúpida y largate de aquí.—dijo, no pude evitar llorar.

Me levante de la silla, tome otra cerveza y la abrí, solo le di un trago para acto seguido, estrellarla en la cabeza de Adriana. Callo de inmediato al suelo empapada en cerveza y sangre saliendo de su cabeza, todos en la fiesta escucharon él fuerte estruendo y me voltearon a ver. No les hice caso, solo me quite los zapatos y les dije a los que observan:

—Alguien que la cure, no quiero volver a discutir con basura como esta. Y si quieren dejenla desangrar. De igual manera algún día morirá.—dije tomando un six de la nevera y una cajetilla de cigarrillos. Y para terminar, mire a Adriana y le escupí. Mire de reojo a Axl y subí las escaleras.

Eran cerca de las 11:57 p.m y como me dijo Steven, Duff me esperaría hay para hablar. No tengo ni idea de que sea, y no quería pensar en nada, solo quería escuchar esa canción una y otra vez. El balcón donde nos veríamos estaba en mi habitación, así que arroje mis zapatillas por algún lado y me senté a ver las estrellas, que era cierto que cada vez me hacia mas daño yo misma, pero no podía evitarlo y cuando lo hacia me sentía tan... Liberada, de poder sacar esa frustración y rabia que sentía hacia Axl. Pero los dos teníamos la culpa, no en culparé a alguien mas.
Lo que le había echo a Adriana aún me sorprende, ¿Desde cuando tuve tanta fuerza para romper una botella en la cabeza de alguien? No lo se, pero creo que fue genial y no me arrepentí en ningún momento, mucho menos ahora.
Había bebido ya dos latas e iba por la tercera, fumado cuatro cigarrillos y a punto de encender él siguiente, pero se abrió la puerta y un impuntual Duff había llegado con pasos lentos y se sentó a mi lado.