Capitulo XXIV El Lado Oscuro

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Yo lo golpee, varias veces y lo empujé desde mi lugar hacia abajo, provocando que él cayera dos escalones más abajo.

-¡¿Qué te pasa?! ¡Sabes claramente que odio que me toquen! ¡Te pasaste de la raya! ¡Abusivo! ¡¿Acaso eres idiota que no entiendes que odio que me toquen?! ¡Rayos! ¡Elí desaparece de mi vista! ¡No quiero volver a verte!- le grité, tanto como pude, sentía como cada palabra me golpeaba a mí misma, pero ignoré esa sensación

-Elí, ve a ver si respetas, sabes cómo es ella y aun así te atreviste a tocarla. Contigo no se puede- dijo Javier un poco molesto

Elí se levantó a toda velocidad y se fue. Me sentí horrible, si mi padre me hacía sentir mal, pero esto no se comparaba con eso. Mi pecho se apretó y mi cuerpo se tensó por completo, estaba llena ira, pero esta vez era conmigo misma, no debí hacer eso, solo tenía que hablar o saber evitar la situación, no debí tratarlo así, esa no era yo y menos con la única persona que me hacía sentir bien, la que estaba a mi lado de principio a fin, aquella que nunca se alejó de mí excepto cuando yo lo hice. Dios, en verdad había cometido un grave error, mis lágrimas querían salir, pero las contuve lo más que pude, sentía un enorme nudo en la garganta y la presión en mi pecho era más fuerte, yo solo quería desaparecer, pero ya me había equivocado, no había marcha atrás, era seguro que él no volvería y era mejor para mi si no lo hacía. Me recosté hacia un lado en la rejilla de la escalera, cerré mis ojos y lo único que veía era la reciente escena. Me odiaba a mí misma por esto, descubrí mi lado oscuro, no sabía que podía reaccionar así por algo insignificante, en verdad estaba mal.

-Hola chicos ¿qué sucedió? ¿Por qué esas caras?- dijo Yexomar sacándome de mis pensamientos

-Maukari acaba de pelear con Elí y lo botó de aquí- respondió Javier por mí. Me había olvidado de que él seguía allí

-¿Con Elí? Pero si ellos... Oh. Bueno, me voy a sentar aquí- dijo Yexomar extrañado, haciendo una pausa para luego cambiar de tema como si hubiese dicho algo que no debía o en el momento equivocado

Ninguno pronunció palabra alguna en ese momento, yo sentía como mi furia hacia mí misma se estaba formando dentro de mí. En verdad me estaba empezando a odiar, solo necesitaba estar con alguien que me escuchara, pero no lo haría, seguía pensando que esto era mi problema, mis errores y nadie debía saberlo o enredarse en ellos más que yo

Cuando salí de clases, yo no hablé con nadie, solo salí a toda velocidad y me fui a esperar a que mi madre saliera, luego que lo hizo nos fuimos a casa, yo seguía sin hablar, sentía que si pronunciaba una palabra mis lágrimas saldrían libremente y eso no era una opción.

Al llegar a casa me fui a mi habitación y recosté en la cama, inhalé y exhalé más de tres veces para poder soportar las ganas de llorar, quería que mi día terminara de una buena vez, olvidarme del mudo y empezar de nuevo, pero mi madre me llamó, por la forma en que lo hizo estaba furiosa, no sabía que le pasaba esta vez, naturalmente ella era una persona alegre y divertida pero últimamente todo lo que hago me sale mal y me llevó un fuerte regaño de parte de todos.

Respiré profundo y salí de mi habitación, para luego adentrarme en la cocina, donde se encontraba mi madre completamente enojada, nunca la había visto de esa manera, realmente estaba airada y yo sin saber por qué, pero pronto lo descubriría. Ella comenzó a gritarme, eso era nuevo, ella nunca gritaba, solo regañaba, para luego azotarme con la correa y los azotes los había eliminado cuando cumplí once años. En medio de sus gritos, decía que yo no la ayudaba en nada, siempre dependía de ella, que no valía la pena golpearme porque era una desconsiderada. Escucharla de esa forma, aumentaba mi dolor cada vez más, pues aparte de Elí, ella era la segunda persona con la que contaba, pero ahora, simplemente era mi odio quien me gritaba, en vez de verla a ella, me miraba a mí misma gritándome esas cosas, realmente, me había equivocado con todo, ya no sabía si tenía segunda oportunidad de cambiar las cosas

Historia de una GuerreraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora