Capitulo XXV Volviendo a Nacer

71 6 2
                                    

Volvimos a clases en enero y ya estaba dispuesta a empezar a cambiar, no sabía como pero aun así lo haría. Trate de relajarme todo el tiempo, cada vez que mi hermano me molestaba, respiraba profundo más de tres veces, pero no me funcionaba, terminaba por darle un golpe e irme sin decir nada.

En las clases me concentraba al máximo, no pensaba en más nada que fuera eso. Cuando salíamos Javier siempre me invitaba para que lo acompañara a la cafetería a comprar chocolate, la verdad es que ese era su único gran vicio y me lo contagió. Regresábamos y nos sentábamos en las escaleras, conversábamos un rato y Yexomar llegaba y se unía en nuestra conversación, él siempre daba el toque que le faltaba, Dios. Cada vez que Yexomar llegaba y comenzaba hablar, sentía que era mi lección del día. La mayoría de las lecciones se relacionaban unas con otras, siempre me decía

-No es con nuestras propias fuerzas que vamos a luchar, sino con las de Dios. Dejémosle nuestras cargas a él y veremos como todo mejora-

Yo escuchaba esto todo el tiempo, pero nunca me había llegado tanto como cuando él me lo decía. Parecía como si Dios los había enviado a ambos para que me ayudasen a cambiar y darme cuenta de los errores que estaba cometiendo. Ellos eran increíbles, aquella rutina que habíamos creado entre los tres, hizo que yo volviera hablar con Dios espontáneamente, que cada vez que pensara, consultara con él en mi mente

En febrero, Elí se me volvió acercar, eso me dolió, yo no estaba lista para volverlo a tratar, sabía que nuestra relación de amistad se había roto por mi culpa y el hecho de que él se me volviera acercar hacia que me sintiera peor de lo que estaba, así que lo volví a rechazar más de dos veces, hasta que se alejó por completo de mí. Cuando lo hizo me dolió más de lo que pensaba, pero yo aún no estaba lista para pedir perdón, para decir que había cambiado y que no lo volvería a lastimar, él necesitaba estar con una mejor persona , alguien que de verdad lo considerara y fuera capaz de escucharlo, yo solo oraba para que esa persona le llegase pronto, ya que yo no merecía que él estuviera conmigo, Elí era demasiado agradable, atento, persistente, gracioso, sociable, tierno, fuerte y un gran amigo, como para que una persona tan patética como yo lo mereciera. Yo estaba dispuesta a cambiar esa personalidad patética, por una que de verdad valiera la pena y que después pudiera encontrarlo para tratar de recuperar aquella amistad que había dañado.

A medida que el tiempo pasaba, yo sentía que las cosas se me hacían más fáciles, mi relación con Dios ya estaba mejorando. Javier y Yexomar, habían hecho un excelente trabajo, pero aún no terminaba

Un día me encontraba dentro del aula de clases completamente sola, había entrado allí porque quería dormir mientras el profesor no llegara. Ese día no había desayunado ni almorzado, no tenía hambre y me sentía bien. Me recosté en mi mesa para descansar, cerré mis ojos y a los quince minutos escuché una voz

-¿Durmiendo en el salón?- era Yexomar, quien al hablar me hizo abrir mis ojos y frotármelos con cuidado

-El profesor no ha llegado, así que quise descansar- le dije en medio de un bostezo y tapando mi boca

-Entonces me quedaré para acompañarte- dijo él colocando música en su celular, sentándose en el asiento de enfrente y sacando su biblia para empezar a leer, yo me había llevado la mía, pues se me había hecho costumbre gracias a Yexomar

Cada música que pasaba era como una suave brisa que acariciaba mi cuerpo, se sentía tan bien. Cuando empecé a leer en Isaías 43, mi corazón empezó a latir fuerte y rápido. Lo que leía era como si me golpeara en la cara y era completamente para mí, hubo varios versículos que me impactaron más que los demás

-"Ahora, así dice Jehová, Creador tuyo, oh Jacob y Formador tuyo, oh Israel: No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú.

Historia de una GuerreraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora