Capitulo XXIX El Camino para la Prueba más Fuerte

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Aquel caballero que me había hablado en varias ocasiones, que le encantaba verse elegante, que adoraba divertirse, aquel chico que dijo cambiar de secundaria por mí, ya no estaba.

-¿Ju...nior?- sentí mi voz quebrarse, esperaba una respuesta de negación pero sabía que me equivocaba

Él estaba parado frente a mí de una manera indebida para un hombre, con una ropa ajustada, su cabello era largo, estaba más delgado y su voz parecía querer transformarla a una más fina. Él se había convertido en homosexual

-Te extrañé tanto- me dijo acercándose a mí con un abrazo y un beso en la mejilla

Yo estaba en shock no podía reaccionar o pronunciar palabra, me dolía tanto estar en esta situación. Mi madre estaba atónita con lo que veía, pero en mejor estado que yo, ella fue quien habló. Yo me voltee, terminé de pagar, tomé las bolsas, escuché como los asiáticos se reían de la situación y de él, así que le pasé por un lado y salí de allí sin pronunciar palabra. Me sentía horrible, el dolor era demasiado fuerte, mis lágrimas empezaron a salir y yo las limpiaba con brusquedad, no quería llorar en medio de la calle, pero me era imposible evitarlo, no quería escuchar a nadie, ni nada, no quería pensar ya que si lo hacía no aguantaría mi llanto

-"Dios a esto te referías cuando dijiste que cada prueba sería más fuerte que la otra. Sabías que me gustaba, justo ahora me doy cuenta de lo que en verdad sentía por él, pero ¿por qué tenía que convertirse en eso? Prefería mil veces a que él tuviera novia y estuviera comprometido con ella a esto. Por favor ayúdame a superarlo, te lo pido Dios"- pensé con desesperación

Después que pasé una cuadra, escuche unos pasos detrás de mí, era mi madre que trataba de alcanzarme

-Eso fue horrible- dijo ella con su voz quebrada y haciendo que yo me detuviera en seco, apretara los puños con las bolsas, apretara mis labios y sin darme vuelta

-No digas nada, por favor. Tú no sabes cómo me siento realmente, ni el dolor que estoy sintiendo justo ahora. Mami, él era el chico que en verdad me gustaba, no era ningún otro sino él- dije para soltar el llanto y salir trotando hasta mi casa, soltar las cosas en el suelo y encerrarme en mi habitación.

Yo solo podía recordar todos aquellos momentos en que compartí con él en la otra secundaria y eso hacía que mi llanto aumentara, ya que sabía que aquellos momentos nunca volverían. Mi madre entró a mi habitación y me empezó hablarme suavemente, me dijo muchas cosas pero de tantas cosas solo pude recordar una frase

-Deja sea Dios quien decida por ti y no tu corazón, así verás que la persona correcta llegará-

Esa frase hizo que yo me calmara y tomara la decisión de olvidarlo y volver a empezar, solo Dios tenía el control de mi vida, así que no podía apagarme por una triste ilusión.

Después de eso, cuando fui a la secundaria, empezó el trabajo comunitario y me tocó barrer la terraza junto a Victor, mi compañero de clases, miembro del grupo de Leonel, él siempre que me veía se sonreía, sus ojos brillaban con intensidad, al igual que los de Derwin y Leonel. Él era el novio de una de mis compañeras, que por lo que se veía, eran una muy linda pareja. Ese día él me acompañó y cuando me casaba él se encargaba de seguir barriendo. Leonel y su grupo les tocó lavar todos los salones de clases. Mientras que Derwin era acosado por Lilibeth, ya que ella gritaba su nombre cada cinco minutos para que la ayudara con cualquier cosa y él como era muy dadivoso, iba y la ayudaba. Yo había llevado una brocha y se la presté al chico que se me acercaba todo el tiempo mientras yo leía la biblia. Cuando terminamos, le pedí la brocha al chico y no me la devolvió porque, según él, la tenía una profesora. Después de allí, me fui con el grupo de Leonel a comer, ellos me brindaron y valla que me llené con solo un trozo de submarino (pan grande, relleno con jamón, queso blanco y amarillo, tomate, lechuga, salsa de tomate, mayonesa y mostaza).

Historia de una GuerreraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora