Capitulo XXVI Las Mejores Vacaciones

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Entramos a la secundaria, yo subí las escaleras, mientras mi familia se iban a lo asientos de los invitados. A medida que subía cada escalón, mi corazón latía fuerte y rápido, no podía creer que fuese la última vez que estudiaría en esa secundaria, recordaba la primera vez que fui y casi soy arrollada por una manada de estudiantes endemoniados, que tuve que reprender fuertemente, con ayuda de mi madre sin saber, para que todo se disipara. Seguí subiendo y cuando pisé el último escalón, mi vista se tornó blanca, por los flash de las cámaras, todos los estudiantes de tercer año estaba allí, varios de ellos tenían cámaras en sus manos, al parecer estaba recopilando recuerdos de cada uno de ellos. Me sentía muy bien, todos estaban con una enorme sonrisa y disfrutaban el momento. Todos me saludaron felizmente y Mario me haló por un brazo para tomarse una foto conmigo, yo le permití hacerlo, era el último día y no me iba amargar por algo sin importancia, además me sentía muy bien como para hacerlo

Busqué a Elí con la mirada, yo ya estaba lista para reconciliarme con él, pero por desgracia no lo vi. Nelyimar, Darlin, Joseito, Javier y Yexomar se me acercaron para saludarme con alegría y opacando mi vista. Luego se acercó Brayan y más atrás Junior. Todos estaban entusiasmados, pero al mismo tiempo un poco triste, pues sería la última vez que nos veríamos

La actividad empezó y todos bajamos de forma ordenada, según el alfabeto. Cuando salimos de las escaleras y empezamos a caminar para ir a nuestros lugares, varios flash nos cegaron, pero eso no evitaba que siguiéramos caminado, parecíamos estrellas de cine caminado por la alfombra roja, o por lo menos así nos sentíamos todos en ese momento. El acto parecía más a una graduación que a una despedida. Yo di mi discurso de agradecimiento, Nelyimar pidió el permiso para iniciar la entrega de reconocimientos, botones dorados de honor y las medallas de mejor promedio. Para mi sorpresa, recibí la medalla azul del mejor promedio, Nelyimar, recibió la segunda y Mario el primer botón dorado de honor por tercer mejor promedio. Después de allí, pasaron más de quince estudiantes a recibir sus botones y entre ellos estaba, Joseito, Darlin, Javier, Yexomar, Brayan y Junior.

Después que terminó la actividad, vendría la foto familiar, pero antes de que mi familia y yo nos pudiéramos tomar la foto, la gran mayoría de los estudiantes de tercer año me llamaron para tomarme una foto con cada uno de ellos y yo acepté, era la primera vez que posaba tanto para varias cámara, pero estaba disfrutando el momento, allí fue cuando me di cuenta que era la popular de la secundaria y eso me hizo sentir un poco incomoda pero de igual forma seguí tomándome fotos. Cuando terminé me tomé la foto familiar y luego Mario me volvió a llamar para tomarme una foto con él, de nuevo. Era el último así que no veía por qué no. Él no encontraba como posarse, se le notaba nervioso y me lo estaba contagiando, así que sin pensarlo más tomé su cintura y recosté mi caza en su hombro, haciendo que él me tomara por la cintura y yo sintiera una extraña electricidad, pero como dije, no me molestaría en mi último día, ambos sonreímos y de la nada salió Joice tomando tres fotos, aprovechando que nos estaban tomando una.

Después de eso, abrimos paso a las vacaciones. Mi familia y yo nos iríamos a Mérida para luego ir a donde nos llevara el viento. Por primera vez teníamos dinero suficiente para viajar así que no lo íbamos a desperdiciar. Al día siguiente nos aventuramos para ir al pico del Águila en Mérida. El frío era intenso, la niebla estaba sobre nosotros y era bastante densa. Joice me haló para que fuera a ver algo en una cafetería y cuando fui, vi a varios chicos lindos sentados en la barra, tomando chocolate caliente. Sabía a donde me llevaría esto, así que me di vuelta y regresé sin que se diese cuenta, ya que estaba embobada viéndolos tomar chocolate que no sabía que loquera se le podía pasar en su cabeza, lo cierto es que no pasaron ni dos minutos cuando ya la tenía detrás.

En la noche la temperatura bajó a tres grados centígrados bajo cero, el frío era insoportable. Joice, César y yo tuvimos que dormir en la misma cama del hotel, estábamos esquipados con nuestras ropas de frío, pero no era suficiente, así que nos abrazamos entre los tres para agarrar calor y así nos quedamos dormidos. A la mañana siguiente despertamos como tres cubos de hielo, el cuerpo nos dolía bastante y cada movimiento era demasiado para nosotros, pero eso no evitó que mi padre nos diera el mejor paseo de nuestras vidas. Él nos llevó a conocer el "Canino Real" o "El Camino de Bolívar", realmente era impresionante y muy hermoso, las calles eran de piedra, las casa antiguas pero de hermoso color, las montañas se veían de varias tonalidades de verde alegre y algunas partes con mucho color, el sol se asomaba por alguno de los extremos de ella, habían algunos caballos peludos al igual que el ganado, y el paseo se hacía cada vez más corto. Caminamos todo el día por ese camino, parecía un lugar de cuentos de hadas, el frío ni siquiera se sentía, excepto por mi pequeña prima (la hija de Nakarid, ya que ella se había casado dos años antes, nadie estuvo de acuerdo con el matrimonio, pero no le colocaron resistencia, solo le aconsejaron y dijeron lo que pensaban del chico con que se casó. Después del año nació la pequeña Maryorith y en esos momentos, tanto Nakarid como ella nos acompañaban en nuestra aventura), la pequeña Maryorith había vomitado más de cuatro veces por el camino, razón por la que nos tuvimos que regresar, sin saber en dónde terminaba el camino y eso era lo que todos queríamos saber. Salimos por un sendero que nos llevaba a la avenida principal, tomamos una minivan que se dirigía al Pico del Águila y aprovechamos a preguntar ¿Dónde estábamos? Ya que a la verdad ninguno sabíamos y nos dijeron que nos encontrábamos en Apartaderos, si hubiéramos caminado veinte minutos más, llegamos al centro. Nos subimos a la minivan y duramos cuarenta minutos en viaje, nos dimos cuenta que habíamos bajado casi toda la montaña. Mis piernas empezaron a doler, al igual que mi cuerpo, no había sentido ese dolor desde que nos habíamos levantado y mi cuerpo empezó a sentí el frío intenso, la niebla estaba descendiendo de nuevo, era demasiado espesa, por lo que nos dejaron un poco más abajo del pico, pues la visión era casi nula y no se podía conducir así, pero al parecer, la visión era nula para todos menos para Joice. Mi cuerpo se estaba empezando a congelar, yo ni siquiera temblaba, es más, no sentía mi cuerpo, sabía que lo movía porque me veía intentar hacerlo, pero me tuve que sentar en la acerca, el frío empezó a penetrar mis huesos, exhalé aire caliente que se formaba una pequeña nube de humo blanco que salía de mi cuerpo, abracé mis piernas e intentaba frotarme los brazos. Joice en cambio me dio un pequeño codazo con una risita nerviosa que me asustó, a ella parecía que el frío no le afectaba y ni cuenta me había dado que se había sentado a mi lado. Decidí mirar a donde ella lo hacía y vi a cuatro motorizados bastante lindos.

Historia de una GuerreraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora