Capitulo XXXV (Final) La Gran Victoria

93 9 0
                                    


Las damas programaron una vez a la semana hacer vigilias hasta amanecer, los días jueves. La primera fue en casa de Johana y Esthefany. Todas estábamos reunidas, adorando a Dios, cantando y orando. En medio de la cadena de oración, una de ellas sintió que la halaron y todas empezamos a reprender fuertemente, echando fuera todo espíritu inmundo. Ese día la familia pastoral se fue de viaje y dejaron a cargo de la casa a José Antonio. Nosotras estábamos en aquella vigilia en medio de aquella reprensión. Yo tenía mis ojos cerrados y vi cuando Virginia (la hechicera que iba siempre al cyber) que se paseaba por la casa pastoral, luego entró a una de las habitaciones, se colocó en frente de José Antonio y se intentó posar en él, yo abrí mis ojos rápidamente, sentí como mi pecho se apretó y mi respiración se cortó, me coloqué la mano en el pecho y las damas que estaban a mi lado me tomaron y comenzaron a orar por mí, mientras yo reprendía a aquella mujer que había entrado en la casa pastoral, empecé a cubrir a José Antonio con la sangre del Cordero de Dios. Cuando terminaron de orar y yo me sentí mejor, me dirigí hacia Mairita

-¿Dónde se encuentra José Antonio?- le pregunté preocupada, yo no sabía en donde se encontraba, pero quería asegurarme si lo que había visto estaba ocurriendo en ese momento o era una advertencia

-En la casa pastoral- me respondió extrañada

-Comiencen a orar por él y la casa pastoral, acaba de entrar un espíritu inmundo a la casa y quiere perturbar a quien se encuentra allí- les dije preocupada

Todas me entendieron y comenzaron a orar y a reprender fuertemente, limpiando la casa pastoral de todo lo que quería dañar. Yo no les dije quién era realmente, no sabía cómo se lo tomarían, pero de que oraríamos por él y por la casa pastoral lo haríamos. Estuvimos en esa intersección por media hora hasta que nos aseguráramos de que todo hubiese salido.

Algunos días no podía dormir, sentía la inquietud de preocupación, a veces, miedo, en otras ocasiones ira y cada vez que lo hacía, el primero que me venía en mente era José Antonio, su madre o alguna de sus dos hermanas, por lo que me hincaba a los pies de la cama o allí acostada, sin importar la hora y comenzaba a orar por ellos.

Uno de todos esos dísa fue tanta la presión que empecé a reprender a lo que perturbaba a su madre, que entre en una guerra, mientras reprendía sentía como me presionaban, yo continuaba en aquella intercesión

-...Ahora en el nombre de Jesús, todo lo que no le pertenece al cuerpo de Aura Escalante, se va. Ella no te pertenece, así que vete en el nombre de Jesús... -

Cuando sentí que todo había pasado, me fui corriendo al baño y empecé a vomitar demasiada espuma, mi madre se despertó, entró al baño conmigo y empezó a orar, hasta que logré botar todo aquello

En cada vigilia Dio se manifestó de gran manera, derramó su poder y gloria en cada uno de nosotros. Y en cada una aumentaban las personas que se nos unían, realmente era algo asombroso.

Todo era completamente increíble, cada mañana, intercedíamos en el cyber. Todo estaba mejorando. La hechicera ya no volvió aparecer. Realmente era algo impresionante. De alguna manera me empecé a involucrar cada vez más con la familia de José Antonio.

Llegó un día donde me sentía extraña, deprimida, no quería que nadie dijera el día de mi cumpleaños o que me lo recordara. Era como si mi cumpleaños traería algo que yo no sabía, así lo presentía. Esa noche yo me fui a descansar y tan pronto me acosté me quedé dormida

-"Estaba saliendo de mi casa para dirigirme a la iglesia, cerré el portón de enfrente y voltee para continuar, pero cuando lo hice vi a Joice parada diciendo muchas cosas en mi contra y todos los que tenía a su alrededor la miraba con atención. Yo me acerqué a ella

Historia de una GuerreraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora