En la Torre de Tokyo -Sakura Card Captor (Mikki)

Capítulo XVI - El enfado de Nakuru (Parte II)

Ayame Sato caminó por los pasillos débilmente. Su condición aún era delicada pero los médicos recomendaban que empezara a tener actividad y la joven profesora estaba contenta de ver por fin a Rei, aunque estaba inquieta por Yukito.

El profesor había estado realmente aturdido el día anterior. Había vuelto casi con tres horas de retraso y para alguien como él, ¡era insólito!... ciertamente Aya había estado muy preocupada pero las palabras del maestro no habían contribuido mucho a tranquilizarla..

- "Fue mi otra personalidad Ayame" -dijo confuso- "se manifestó en mí pero lo peor es que siento que está preocupado... aunque no me ha dicho el motivo pero aunque él no quiera, vendré a verte mañana"

El día había terminado pero Yukito no había venido y al ver a su pequeño sobrino, durmiendo y conectado a aquellas máquinas que mantenían su corazoncito funcionado quiso llorar, pero súbitamente notó entonces una sombra alada cerca de la ventana. ¡Vaya!, de una manera u otra, Yukito estaba allí.... y sin pensarlo, la muchacha abrió la ventana y se apoyó en el alféizar antes de empezar a ascender.... súbitamente el frío la hizo temblar y su debilidad le jugó una mala pasada cuando notó la mano de Yue sosteniéndola y llevándola a seguridad tan de prisa que la dejó muda....

- "Gracias.... te... lo agradezco" -le dijo al silencioso guardián, que había vuelto a su inactividad inicial y seguía contemplando la luna, inmóvil- ".. ¿eres Yue verdad?"

El aludido no contestó.

- "Ya te había visto en una ocasión.... pero siempre me sorprendes" -continuó muy tranquila, como si el alado ser no estuviera ignorándola- "ahora que te veo más de cerca veo que te pareces mucho a mi sobrinito... mucho más crecido y con alas por supuesto..." -dudó- "pero Yukito tenía razón, estás preocupado"

Yue no movió un músculo.

- "Contemplar las estrellas y la luna a veces es lo mejor para desahogar una angustia y más cuando no quieres compartirla con nadie... pero es extraño ¿verdad?" -añadió melancólicamente- "nacemos y amamos a los que nos rodea... es inevitable. Pero el tiempo pasa y se van, se van lejos... a veces a un viaje feliz, otras a uno eterno; pero cuando te sientes cansado y herido, perdido y confuso encuentras a alguien que te recuerda a los que quisiste en el pasado que se convierte en un símbolo de ese pasado que amamos.." -sus ojos casi se llenaron de lágrimas mirando la ventana de Rei- "y no queremos que nadie le haga daño... que no sufra al igual que las personas que ahora sí son realmente importantes para uno...¡pero tomar una decisión sobre aquellos que amamos y quien nos recuerda algo es tan angustioso!!...."

- "¿Cómo lo sabes?"

Los ojos llorosos de Aya se abrieron sorprendidos y al girar la cabeza se encontró con las hermosas facciones del guardián observándola con interés....

La maestra sonrió enjugando sus lágrimas.

- "Lo siento, hablaba de mí" -dijo aturdida- "pensaba en mi sobrino... representa mucho para mí, es la única familia que tengo ¿sabes?. Mi madre murió cuando iba aún a la escuela y mi padre se fue al extranjero.. allí fundó otra familia. El padre de Rei era lo único que quedaba de nuestro viejo hogar" -suspiró- "sé muy bien que Rei no es mi hermano pero cuando veo su carita no puedo menos que recordar los hermosos momentos vividos.." -sonrió- "aunque no se parece físicamente a mi hermano, es muy parecido a su madre... supongo que es lo él que representa"

El guardián miró a la muchacha aún con mayor asombro a cada palabra que ésta pronunciaba. Sabía que el joven Eriol no era el mismo Clow pero representaba el recuerdo de su creador y justamente por ello era que no estaba seguro de cómo proceder. Su dueña era lo más importante para él pero lo que acababa de descubrir en relación a Kai Sung Sheng lo tenía confundido por lo que implicaba... la vida de su dueña, sus amigos y el muchacho que tenía los recuerdos de Clow dependía mucho de su silencio y aunque había tenido que dejar a Yukito manifestarse la noche anterior y durante el día, aquella noche estaba todavía confundido... no sabía cómo proceder.