Zootopia: The New Wild City [FINALIZADA]

Hay Algo Extraño

Más tarde a la salida

-Judy! Espera!... antes que te vayas... tengo que decirte algo...- llamó la atención el chico acercándose a ella quien estaba vuelta de espaldas, miró hacia arriba, tomó un respiro y se dignó a verle a la cara.

-Sea lo que sea... será mejor que lo conversemos mañana...- le replicó algo apenada, él estuvo a punto de responder cuando no muy lejos de allí vio que el conejo de traje la estaba esperando en la puerta del estacionamiento. Nick bajó las orejas entendiendo el mensaje.

-Está bien... veo que estás ocupada- replicó dirigiendo la mirada hacia el conejo, luego volvió a verla y le hizo un ademán de despedida con la mano y se fue. Judy también se puso en marcha algo dudosa, bajó la cabeza algo desanimada.

-Te encuentras bien?

-Eh? Ah... si... no me hagas caso... solo pienso en tonterías...

-Hmm...- murmuró el conejo y sin más le pasó el brazo alrededor de los hombros. Judy no hizo nada.

Un rato más tarde, luego de haber salido de una taberna cercana, Wilde gradualmente consciente se tambaleaba murmurando quien sabe qué sandeces por las calles casi desiertas de la ciudad, inusualmente callada y oscura.
Por su mente pasaban un torbellino de sensaciones extrañas que desde hacía un tiempo se esmeraba por suprimir. Lo sabía, estaba consciente de sus errores y por más que intentara enderezarse, seguían allí, esos mórbidos pensamientos que le llenaban de angustia e incertidumbre, por más que fuera, en su mente estaba ella y sólo ella. Ya lo había intentado todo, desde acudir a la voz de la razón, hasta tratar de sacarse "ese clavo con otro clavo" pero todo fue en vano, sus esfuerzos no eran suficientes, su corazón había sido robado y extraviado por una única persona.

-Me estoy volviendo loco...- se repitió una y mil veces, pero la imagen de esa chica estaba clara en su mente, lo estaba desquiciando el tenerla tan cerca y no poder alcanzarla.

Un fuerte apretón en su pecho le hizo cesar su acelerado paso, se dio cuenta que estaba nada menos que a dos cuadras de la casa de su compañera.

-Cómo llegué aquí...?- se preguntó riendo sarcástico a sí mismo- mi cabeza me está traicionando y ahora me conduce hacia donde no debería ir- al decir esto se fijó que lentamente se acercaba un coche de color plateado y de él se bajó la chica con una radiante sonrisa en el rostro y el chaleco antibalas en su brazo, vio como ella se despidió con un gesto simpático y con la sonrisa todavía intacta luego se dio media vuelta y se dedicó a abrir la puerta. El auto se puso en marcha y Nick se escondió en una callejuela pequeña, cuidadoso que ninguno de los dos le hayan notado. Cuando vio que el carro había seguido de largo, asomó la cabeza hacia fuera y vio a la coneja todavía en el portal. Nuevamente cierta nostalgia se presentó en su pecho.
Judy se detuvo un segundo al sentirse observada, levantó las orejas atenta y se volvió a ver hacia todas partes. Nick volvió a meterse dentro del escondrijo algo agitado. Ella viró los ojos hacia todas direcciones, luego encogió los hombros y rió nerviosa.

-Esta cabeza loca...- repuso sonriendo abriendo la puerta del edificio- debo estar imaginando cosas... de verdad soy... - no se alcanzó a escuchar lo último ya que había cerrado la puerta.

Nick se paseó atentamente por en frente del edificio y vio el momento en el que la luz de la habitación de su amiga se había encendido, hizo una mueca con la boca, se metió la mano en el bolsillo, sacó un cigarrillo, lo prendió y se dedicó a seguir su camino.

-Ahora... te volviste un acosador... que bajo has caído, Nick Wilde...- replicó dándole una gran bocanada al tabaquillo.

A la mañana siguiente, como siempre, el oficial Wilde esperaba pacientemente a su compañera en la puerta de la entrada del edificio, cuando ella salió se le quedó mirando de manera indiferente aunque también acusadora.