La Calma Tras La Tormenta

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Pasaron tres días luego de haber acabado el enfrentamiento en la mansión Lynx. Todo se había convertido en una paz inusual jamás vista en esa ciudad.

La oficial estaba sentada sobre su cama de hospital, teniendo una intravenosa metida en su mano izquierda, observando con especial interés el cielo azul que podía apreciar desde su ventana, adornado al fondo con el magnífico océano a la distancia. Judy sonrió al sentir la paz que había en el ambiente y viendo las múltiples heridas en todo su cuerpo.

De repente alzó la oreja para escuchar la puerta abrirse repentinamente y dejando asomar la cabeza pelirroja de un zorro también lleno de lesiones pero con una sonrisa plena en su rostro.

Nick cerró la puerta y entró a la habitación de su compañera. Tenía su brazo derecho completamente inmovilizado por el daño en su hombro y el otro vendado por la larga cuchillada que había recibido, ambas producto de los encuentros con el conejo.

Judy le saludó gustosa y él se acercó a ella.

- ¿Cómo sigues? – preguntó el zorro sentándose en su cama.

- ¡Bien! ya casi no me duele, aunque es un poco molesto mover el brazo todo sedado – replicó ella riéndose y girando su hombro donde estaba la sutura nuevamente cerrada de su clavícula – ¿y qué hay de ti? ¿cómo siguen tus brazos?

- El doctor me prohibió mover este por al menos dos meses y el otro pues... – se revisó el izquierdo – estará bien con cuidados, aunque me duele todo.

Judy sonrió.

- Dijeron que fue un milagro que la explosión no haya comprometido ningún órgano ni tampoco causara ninguna lesión interna grave en mis huesos.

- ¿Lo ves? Estás protegido.

- No podía morir sin decirte lo mucho que te amo – susurró acercándose a ella y besando suavemente sus labios.

- No puedes morir porque yo te lo prohíbo.

- También por eso.

Nick bajó la cabeza un poco desanimado.

- ¿Pasó algo? – preguntó la coneja al ver la actitud de su novio.

- Roger enloqueció porque perdió a quien amaba – se volvió a verla – me pregunto si yo también lo haría si te perdiera a ti.

- Nadie puede saber como va a reaccionar en medio de la desesperación – respondió ella mirando hacia otra parte.

- ¿Tú eres capaz de perdonarlo?

Ella negó con la cabeza.

- No tengo nada que perdonarle, de todos modos, no se le puede culpar de lo que hizo, ¿o sí?

Nick la miró algo sorprendido y se paró de la cama.

- Eres tan compasiva...

- Si no lo hubiera sido, tú no estarías conmigo ahora – le respondió con algo de burla.

Nick le sonrió.

- Tienes razón.

- ¿Cómo está Badger?

El zorro esquivó la cara.

- Aún no despierta. Reyna parece un alma en pena.

- Pobre. Es horrible imaginarse por lo que está pasando.

Zootopia: The New Wild City  [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora