Lobos y Demonios

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En aquel mundo nunca era de día completamente, solo cambiaban de un ocaso a la noche. El sol nunca había salido en aquel mundo, al contrario que en el mundo humano. Todo comenzó aquella tarde...En el pasillo del ala Oeste]

-Rena, ¿vienes esta noche a las montañas?-En el pasillo caminaban tranquilamente un grupo de lobos y entre ellos estaba su Alfa, rodeada de los Omegas que la acompañaban. Los demás estudiantes al verlos pasar los saludaban y les tenían mucho respeto, como los demás monstruos o los mestizos.

-Sí, no me lo perdería por nada.-Sonriendo alegre, enseñando sus pequeños colmillos, donde uno le sobresalía por fuera del labio.

-Mañana es luna llena, supongo que tendrás que ir por la noche a la pradera, ¿no?

-La verdad es que no me apetece nada, todavía no he cumplido los 18 y mis padres ya hacen planes para mí.

-Tienes suerte, puedes conocer a un guapo Alfa.-Dijo una de las Omegas que la acompañaba de manera burlona.

-Se cuidarme yo solita, no necesito a un compañero.

-Pero las tradiciones están para cumplirlas. Eres hija de la familia principal, no puedes dejar que los lobos puros, nos extingamos.

-Lo sé. -Resopló algo molesta, cuando de pronto escucha algo y empieza a oler una frangancia que le resulta repugnante.- Demonios...-Frunció el ceño, gruñendo.

Los otros también notaron la misma sensación que yo, y el que tenía mejor olfato era un chico de pelo negro y ojos negros. Uno de mis mejores amigos, Daniel.

-Hay sangre...de un mestizo, un poco más adelante. -Dijo sacando sus colmillos.

-Si guerra es lo que quieren esos pijos, la van a tener.-Se me erizó la piel y fui corriendo a donde indicó Daniel. Cuando pude diferenciar a un grupo de cinco demonios pegándole a un mestizo. Me enfurecí, y justo cuando llegué salté y me convertí en lobo enseñando mis grandes colmillos y poniéndome delante del mestizo protegiéndolo. Los otros retrocedieron un poco, dos de mis Omegas, Max y Jake se habían puesto a mi lado también transformados y dándome protección. Todos en el pasillo se quedaron quietos, mirando atentamente lo que sucedía.

Gruñí para que se alejaran y darles un advertencia. Pero en menos de un segundo de repente delante de ellos apareció un pelirrojo,de tez pálida y ojos miel-ceniza que claramente reconocí. Estaba mirándome desafiante, de brazos cruzados mientras otros se ponían a su lado.

-¿A qué viene todo este escándalo?

Dijo de forma tranquila, mientras yo me preparaba para atacar. Por si acaso era necesario- Lo miré directamente a los ojos. Sabía de sobra que podía leerme la mente, así que contesté a su pregunta.

-*Iros de aquí antes de que yo misma os rompa el cuello.* -Se ríe solo haciéndome enfadar más.

-¿Hermanito, lo has oído? Dice que nos va a romper el cuello, ¿todavía no os han enseñado a mantener el hocico cerrado?

Los Omegas, claramente gruñeron molestos, por atreverse a insultar a su Alfa y también estaban preparados para atacar.

-¿No sé lo que un perro puede hacerme a mí?-Respondió el pelirrojo, sonriendo de forma arrogante.

-*Es mejor que tú y tus niñatos pijos os largueis de aquí, antes de que ellos se encarguen de pintar las paredes, con vuestra sangre, Black.* -Me ponía nerviosa, sabía quien era perfectamente. Era un demonio de la familia principal y por lo tanto el líder de esos odiosos pijos, y los demonios a su lado eran sus tres hermanos. Se acercó a mí un poco más y yo arrugué mi hocico, lista para atacar y clavando mi vista en él.

Odio o AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora