No quiero perderte

1K 73 6
                                        


-Venga vámonos, mi casa está más lejos que la tuya.

-No seas impaciente Black. Nos vemos en una semana chicos.

-No creo que sea buena idea dejarte sola con todos esos sádicos. No estamos tranquilos pensando que puedes estar en peligro.

-No me va a pasar nada, no os preocupéis.-Dije con tono seguro y con una sonrisa. -La manada es todo.

-La manada es la fuerza.

Me despedí de ellos y nerviosa voy con él. Aunque también estaba acompañado de los demás demonios y me sentía un poco intranquila al lado de ellos. Estar con Demian, no había sido tan malo como esperaba. Estaba cómoda con él, a pesar de nuestras numerosas discusiones diarias, y nuestras diferencias. Entre nosotros surgió confianza y sabía que él lo notaba también. Tal vez...solo estaba confundida, pero me gustaba su compañía y sabía que me observaba cuando creía que no me daba cuenta, cuando corría con mis amigos, cuando dormía...Pero con todo eso de mi unión ya no estaba segura de nada. Sus amigos me miraban cínicos y arrogantes,creyéndose superiores a mí. Me iba a costar mucho acostumbrarme a su vida, pero si él pudo hacerlo, yo también podría.

-¿Podrás seguirnos el ritmo, perrita?

Me molestaba su actitud, pero no podía hacer nada. Me cambié a mi forma lobuna y me puse al lado de Demian. Si lo que me había dicho era cierto, solo su familia podría leerme el pensamiento. Así que no tendría que preocuparme por sus amigos.

-*Te sigo, Demian*

-Muy bien, venga vámonos.

Salieron corriendo y yo fui detrás de ellos. Parecían emocionados, hacían saltos y volteretas entre los árboles y las ramas. Yo solo me mantenía al ritmo de Demian, viendo como nos alejábamos del instituto y de mi casa. El cielo cada vez se volvía más oscuro y la naturaleza a desaparecía. Bajaron el ritmo cuando llegamos a un camino pedregoso, parecía algo así como un pueblo o una villa. Pasamos por un gran portal de piedra; la entrada, y la gente que nos veía pasar, murmuraban. Les podía oír perfectamente. Todos estaban hablando de mí de mala forma. Aparte de mi olfato, mis orejas cumplían su trabajo demasiado bien. Este lugar no era como del que venía yo, no había naturaleza. Aquí había calles, casas de hormigón, plazas...eran más avanzados y era como una ciudad industrializada. Con tiendas y otros establecimientos. Me sentía algo incómoda e incluso me acerqué más a Demian. No era normal ver a un lobo pasear por una zona llena de demonios.

-Tranquila, no te vamos a comer. No comemos carne tan peligrosa como tú.

-Suerte en conocer a la familia Black. Seguro que antes de llegar ya te habrán matado. -Dijeron riéndose.

Gruñí enfadada. Me iba a costar mucho acostumbrarme y me molestaba toda esa gente hablar de mí. De pronto sentí una mano en mí, y me fijé que Demian sin que nadie lo viera ni lo notara, estaba acariciándome. Sabía perfectamente como me sentía, y eso me tranquilizó algo. Porque sabía que él no pensaba de la misma manera que ellos. Caminamos un rato más y los demás empezaron a desaparecer yendo para otro lado. Quedamos él y yo solos, cuando nos paramos.

-*¿Qué pasa?*

-Tienes que cambiar para ir a mi casa. Hay que subir y es imposible hacerlo contigo en esa forma, así que...ya sabes.

Cambié a mi forma humana y miré hacia arriba. Me sorprendió al ver que había una casa en la cumbre de aquella montaña. No una casa, parecía más bien, un castillo. Sabía que eran pijos, pero esto era más de lo que me esperaba. Él sacó sus alas. Nunca las había visto tan de cerca desde aquella vez...pero me sorprendieron, eran completamente negras y parecían muy fuertes. Se puso detrás de mí y me abrazó, cuando lo sentí tan cerca, me sonrojé y me puse nerviosa.

Odio o AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora