Saiko Black

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No podía dejarla morir. Cuando vi que la empujó y se cayó al vacío, rápidamente abrí las alas y fui lo más rápido que pude a por ella. Por suerte logré cogerla a tiempo. Sé que algunos demonios se preguntaban que hacía, ¿por qué ha salvado a un lobo? Es lo que más escuchaba. Me alejé lo máximo que pude y descendí hasta el suelo, cuando vi en frente de mí a un lobo muy enfadado y acercándose lentamente hacia donde estaba. Sabía que era él, y yo no podía hacer nada. La dejé en el suelo con mucho cuidado de que sus heridas no le dolieran, cuando noté un olor extraño en ella. Me extrañó, pero lo dejé pasar mientras veía a ese lobo acercarse más.

-*Aléjate de ella, ¡ahora!*

Él y otros lobos se acercaron más, enseñando sus dientes y preparados para matarme si no me alejaba. Me separé de ella y cuando me iba a levantar algo agarró mi mano. Era ella que me impedía irme.

-Por favor, no te vayas...-Tenía los ojos entrecerrados y estaba algo herida y débil. Sam se acercó más a nosotros, hasta quedar al otro lado de mí.

-¿Qué haces Demian?¡Acaba con ella!

-Acaba esto de una vez, Black. -Todos los demonios aparecieron alrededor de nosotros gritando que la matara, pero...no podía hacerle daño. No otra vez.

-TSK...pues lo haré yo.- William fue hacia ella, pero antes de que la tocara; ni siquiera un pelo, lo agarré del cuello, y lo levanté del suelo ahorcándolo con fuerza.

-No te acerques a ella. Como vea a algunos de vosotros cerca, os juro que lo mataré. -Haciendo más fuerza en el agarre.

Ninguno de ellos comprendía nada, y los lobos quedaron algo confundidos al ver que la había protegido.

-¿Qué...haces...Demian?-Dijo intentando liberarse.-Suélta...me.

Nick y los demás se acercaron. Cuando noté que algo más estaba pasando. Me metí dentro de su cabeza y cuando lo vi, apreté con más fuerza, casi cortándole el aire.

-Así que fue eso...Nick y tú lo planeasteis todo aquel día. Que hubiera aquel problema con ella, que el odio no ganara. ¡Todo ha sido culpa vuestra, lo habéis planeado todo! No voy a dejar que le pongas una mano encima, ninguno de vosotros va a acercarse a ella jamás. Ya sabéis el porqué, lo que habéis visto es verdad, y por eso no voy a dejar que la toques.

Lo lancé lejos, con toda mi fuerza hasta que chocó contra un árbol brutalmente. Todos rápidamente fueron a ayudarlo.

-Demian...-Tiré levemente de su pantalón, llamando su atención.

-Estarás bien, no te preocupes. No dejaré que se acerquen ni que te toquen.-Me agaché de nuevo a junto de ella, y cogí su mano.

-Llévame al...médico. Al mundo humano...rápido.-Cerró los ojos y la mano que me sujetaba cayó muerta, soltándose. Estaba insconciente y me puse muy nervioso. Iba a cogerla, cuando escuché a ese lobo.

-*¡No la toques!*-Dijo el lobo que estaba a su lado.

-No pienso dejarla aquí, está herida y me ha pedido que la ayude. Me da igual si me matas, pero me la llevaré.-La cogí en brazos, e ignoré los comentarios de los demás.

-*Te guiaré al mundo humano, vamos.*

Un lobo blanco se puso frente a mí y salió corriendo delante de mí. Salí corriendo detrás del lobo, siguiéndole, hasta que llegamos hasta una montaña. Entramos en una cueva, donde estaba el portal que llevaba al mundo humano. El lobo entró y yo entré también. Cuando estábamos en el otro lado me fijé que el lobo que seguía era una de las amigas que iba con ella y una de las pocas que me aceptado cuando estaba esa semana con ella. Creo que se llamaba Jane...Me sorprendí un poco al ver que no tenía ni cola ni orejas. Pero cuando miré a Rena, ella tampoco las tenía. Supongo que en este mundo, todo rastro sobrenatural desaparecía. Andamos un rato hasta entrar en un edificio, que más bien parecía una clínica. Enseguida fuimos junto a una recepcionista.

Odio o AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora