Expulsión

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Me encontré con ellos en el pasillo y enseguida corrí hacia ellos.

-¡Jacob, Alice, hola!

-Oh hola Saiko...¿Dónde estabas, no te he visto en clase?

-Me aburre Literatura.-Dije riéndome.

-Tengo que irme, he quedado en la Biblioteca y me están esperando.

-Alice espera...-Quería hablar con ella, cuando de repente olí a sangre y no me dio buena señal, porque venía de atrás mía, justo donde dejé a Lucy.

-¿Pasa algo Saiko? -Jacob se me quedo mirando extrañado por mi reacción al girarme.

Me transformé en lobo y gruñí bastante molesto. Salí corriendo siguiendo el olor de la sangre.

-¿A dónde va?

-No lo sé, vamos.-Los dos lo siguen lo más rápido que pueden.

Cuando vi a Lucy en el suelo y saber que la sangre pertenecía a ella. Mi primera reacción fue embestirlo y empujarlo lejos de ella, hasta al fondo del pasillo. Me puse delante, enseñando mis diente afilados y sacando las garras. Todos en el pasillo se quedaron impresionados y no tardaron mucho en hacer un círculo alrededor de nosotros. Los otros dos también llegaron y pasaron delante de mucha gente para ver lo que pasaba.

-Saiko...vete, por favor. -Lucy estaba algo herida, intentó levantarse pero las fuerzas le fallaron. No iba a irme, y menos cuando vi que el otro se levantó. Vino hacia mí andando algo golpeado pero sin ninguna herida.

-¿Qué crees que haces perro?

Gruñí enfadado, pero hablar no serviría de nada. No eran como mi padre, no podían entenderme. Muy rápido cogí a Lucy y la subí encima de mí. Salí corriendo en la otra dirección lo más rápido que podía.

-Saiko...no lo hagas, déjame o te hará daño.

No pude llegar muy lejos porque apareció delante de mí con las alas abiertas. Supuse que en forma de lobo no podía hablar con él, así que me cambié y ahora la tenía a Lucy en mis brazos.

-No te acerques a ella.

-¿Y quién me lo va a impedir? ¿Tú?-Dijo riéndose. -No te metas en nuestros asuntos, perro.

-Saiko, está bien. No quiero que te metes en problemas....por mi culpa.

-No pienso dejarte, así que no insistas. Si tienes que decirle o hacerle daño a alguien, es a mí, pero no la vuelvas a tocar.

-¿Y qué se supone que eres tú?¿Su perrito guardián?

-¡Jacob! -De repente el fantasma se acercó a mí. -Llévala a la enfermería. -La puse en sus brazos con cuidado.

-Porfavor Saiko, no lo hagas.

-No pasará nada...llévatela.

-¿Qué vas a hacer tú?-Saqué mis alas, y escuché como algunos de los que nos rodeaban hablaban. No todos sabían lo que era.

-Encargarme de él.-Se la llevó. Era lo mejor, así me aseguraría de que no le pasa nada.-¿Cómo quieres hacer esto? Te he ganado una vez, lo puedo hacer otra vez.

-No me subestimes, perro. -Corrió hacia mí. Pero fui más rápido y logré parar el golpe, bloqueándole.

-Sé lo que vas a hacer, no puedes tocarme.

-Ya lo veremos.-De repente, desapareció y cuando lo vi de nuevo, ya era demasiado tarde. Me empujó contra la pared y me dio un puñetazo en el abdomen.-Solo eres un perro.

Odio o AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora