-¡Deteneros todos ahora mismo! -La directora llegó justo a tiempo. Esta es la primera vez que me alegro de que se ponga en medio. -¿Qué creéis que estáis haciendo? Siguiendo las costumbres y tradiciones de vuestros padres...¿Acaso no podéis convivir juntos? Black, ¿qué estás haciendo?
-No me ha dejado opción, debía proteger a mis amigos.
-Aún así has llegado demasiado lejos. ¿Has vivido con ella durante dos semanas y todavía os seguís odiando? Creía con este castigo habríais aprendido algo.
-Nunca nos juntaríamos con los perros.
-¡Eso es una estupidez!
Los lobos gruñían furiosos y el que estaba delante de ella, cambió de forma. Cuando pude ver quien era, yo también chasqueé los dientes rabioso.
-Tú has atacado a mi compañera. Yo no pertenezco aquí y tengo el derecho de matarte.
-¿Quién eres?-Preguntó la directora, girándose hacia él.
-Soy el Alfa del bosque del Norte y el futuro compañero de la Alfa de las montañas. No permitiré que nadie vuelva a tocarla, y mucho menos que tú te acerques.-Mirándome a mí.
-¡Todos fuera de aquí! Se suspenden las clases, cada uno a su casa. ¡Ahora!
-¡Vámonos!-Todos empezaron a retirarse, yo incluido.
Odiaba a ese tipo. Quería matarlo ahí mismo, pero ahora mismo no tenía fuerzas. Se dio la vuelta y la cogió en brazos. La veía irse, alejarse cada vez más de mí...Ahora seguro me odiaría para siempre y no la culpo por ello. Pero no podía hacer nada. Me detuve y me mordí el labio, desabroché con cuidado la camisa y miré mi herida. Seguía sangrando mucho...por suerte no era muy profunda, pero si era muy dolorosa. Igual que mi brazo, había clavado sus colmillos hasta lo más profundo y me ardía muchísimo. Volví a mi casa y me encerré en mi habitación me saqué la camisa, limpié y vendé las heridas. Cuando fui a poner una camiseta, pasé por delante del espejo. Miré todo los golpes que tenía por mi cuerpo y también vi las marcas de los arañazos que tenía en la espalda. Ella fue la única persona que pudo tocarme tanto hasta ahora. Nunca había perdido una pelea, pero lo que pasó hoy... para mí, fue una derrota completa. La había perdido completamente, y eso me dolía más que cualquier herida que puedan hacerme. ¿Por qué tuve que enamorarme de ella? ¿Por qué no podía odiarla como lo hacía antes? Quiero que todo este dolor desaparezca, quiero que todo vuelva a ser como antes de ese maldito castigo.
Abrí los ojos con molestia y me dolía mucho el cuerpo. Notaba que estaba apoyada sobre algo cómodo, suave y muy cálida. Sentía piel debajo mía. Me moví un poco para ver sobre que estaba apoyada y vi la cabeza de un lobo al lado mía. Enseguida reconocí quien era.
-Sam...-Moví mi mano y acaricié su cabeza con suavidad. Él también abrió los ojos y con el hocico acarició mi mejilla. -¿Dónde estoy, qué ha pasado? -Su cuerpo empezó a cambiar, y en vez de estar sobre todo aquel pelo, ahora estaba apoyada sobre su pecho. Él estaba tumbado, mientras me revolvía el pelo.
-Que bien que estás mejor, te has dado un buen golpe. Estamos en tu habitación.
-¿Me has traído tú hasta aquí?
-Sí. -Bajó su mano por mi mejilla. -Llegué justo a tiempo. -Intenté levantarme, pero me dolía el tobillo. Cuando lo miré vi que lo tenía vendado.
-¿Me he torcido el tobillo?
-Te recuperarás en unos días. De momento no podrás correr mucho, tienes que descansar.
-¿Qué clase de Alfa soy? Soy muy débil.-Volví a apoyarme en su pecho y bajé la cabeza deprimida.
-Eres una gran Alfa. Has protegido a uno de tu manada, sacrificando tu vida. Nadie olvidará lo que has hecho hoy. No te preocupes por eso, eres muy fuerte. Te curarás pronto.
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Odio o Amor
Hombres LoboUn Instituto únicamente de monstruos de todos los tipos. Donde dos especies enemistadas se enfrentan cada día por ver quien es la raza superior, y donde los dos líderes de cada uno tendrán la peor de sus suertes, tendrán que soportar un castigo junt...