Luana arde en llamas. Los edificios se destruyen y caen sobre los mortales de la superficie, humano, bestia o mestizo por igual. Nadie sabe qué pasó. No hay conexiones ni transportes que los aseguren porque toda la energía de la ciudad está enfocada en hacer funcionar el protocolo de emergencia. Mientras, en la zona aérea, los receptores de luz solar se cargan poco a poco. Ya hasta respirar se vuelve difícil, y no es debido a los nervios de la situación, sino porque el veneno del exterior ha penetrado en todos los sitios. Los primeros afectados son los niños. Aunque la señal de que los refugios están abiertos fue difundida, ahora es difícil acceder a ellos porque los edificios se destruyen.
Faith camina entre la multitud de bestias y humanos sin saber qué hacer. En medio de la confusión, algunas personas optan por comenzar a atacar a los mestizos también, llenos de pánico y con la esperanza de que aquel calvario acabe pronto. Una atropellante marea de individuos hacen que su menudo cuerpo caiga de bruces contra el suelo. En ese momento recuerda los días en el Infierno y sólo una palabra llega a su mente: Bragueta. Los dedos de su mano se encienden, llamando así al fiel animal. ¿Cómo era posible? Se siente aturdida, incapaz de levantarse. Un estruendo la despierta. El edificio que está frente a ella también comienza a lanzar proyectiles filosos al suelo.
Corre despavorida entre la multitud. Ha perdido a Dam de vista, no puede detenerse. Enormes pedazos de cristales se encargan de decapitar a más de uno, y en el mejor de los casos, quitarles algún pedazo de carne. Otros quedan clavados en la tierra con el vidrio atravesando sus cuerpos. Es absurdo como todo se está despedazando. La mestiza siente la tensión, pero su instinto le dice que debe seguir corriendo. Siente lágrimas aproximarse. Su paso es detenido cuando ve a lo lejos el pelaje blanco. Sale disparada hacia Bragueta y se sube sin pensarlo dos veces. Casi olvida lo que se siente esa conexión. Se aleja a la mayor velocidad que las patas de su animal, sintiéndolas como suyas, le permiten. Cuando regresa la vista a la masacre en la búsqueda de algún compañero, vivo o muerto, localiza a un niño que se ha quedado petrificado ante la cruel escena. Se arma de valor y regresa para tomar su frágil cuerpo y subirlo al caballo. Termina por perderse a toda velocidad en dirección norte.
El niño no habla. Se esfuerza en tomar fuertemente la cintura de la chica por terror a caerse, como aferrándose a su última esperanza. Faith no sabe qué hacer. Mira a las bestias a lo lejos queriendo desplegarse por todo el territorio, pero a la vez tomándose su tiempo. Al ver a Luana en un estado tan deplorable llegaron a su mente imágenes de la vieja Londres destruida, almacenadas por los historiadores del Siglo Final. Sale de sus pensamientos y recuerda que lleva al niño consigo. Busca su mirada y encuentra un par de ojos mestizos realmente asustados. El pequeño se tapa los ojos instantáneamente.
—Mírame —le dice ella con una voz dulce.
Descubre su ojo blanco y se queda allí fijo. Le produce ternura encontrarse con alguien tan lindo. Baja del caballo y lo hace bajarse a él.
—Dime, ¿tus papás estaban contigo? —preguntó paseando los ojos por toda la calle. Podría haber bestias acechando.
—Mamá estaba trabajando —responde con una voz muy cruda.
—Ya —parece no haber nadie cerca, al menos que su oído perciba. Localiza entre los escombros una buena vara metálica que le servirá para defenderse—. Tengo que llevarte a un refugio, pequeño. Andar aquí afuera es muy peligroso.
El pequeño alza los brazos pidiéndole que lo cargue; es tan extraña la familiaridad que le produce. Con una mano arrastra la vara metálica y con la otra sostiene el tronco del niño. Está aliviada de que sea un mestizo, al menos sabe que no se lo comerán, pero el aire contaminado le puede estar generando muchos daños internos. Improvisa una máscara rompiendo un trozo de su franela y se la coloca en la cara al pequeño. Cualquier movimiento raro será advertido por Bragueta.
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Toxicidad
Science FictionLuana son los restos de toda la humanidad tras la peor de las crisis. Los errores de los humanos serán pagados. Un místico ser poderoso concede la vida y la muerte. Como único juez, ha impuesto el Infierno, centro de batallas y tratos. Nev Muller es...