Va caminando con el vientre hinchado la forastera de largos cabellos rubios por la orilla del río. Parece que ha caminado demasiado y que viene desde muy lejos, sin ayuda alguna, cargando una pesada vida justo frente a ella. La neblina ha llegado hasta sus pies e invade de frío todo su cuerpo. Se frota los brazos con sus gastadas manos, susurra una frase para sí misma y sonríe muy confiada. El extraño ruido del río al chocar con las rocas se vuelve inquietante mientras la densa neblina comienza a fastidiar su vista. Por sus gastadas ropas, poco abrigadas y sucias, se puede inferir que pertenece a una de las Aldeas Pobres del Norte, donde ya nadie conoce lo que es la vida humana antigua.
El cielo es color rojo, saltando a un vinotinto. Las nubes son como pigmentos grises que han sido arrastrados por un par de dedos, dándoles así su forma. La rubia ya no sabe donde camina, todo lo que logra ver es la espesa neblina en todas direcciones. Sólo se deja llevar por el sonido del río, sin saber que no tiene rumbo alguno. El frío es casi asesino, pero el cansancio es aún peor. Acaricia su sobresaliente vientre y empapada en un extraño sudor, frío y pegajoso, se sienta a ciegas sobre una roca de la orilla del río. Vuelve a frotar sus brazos, mas en realidad ya no hace tanto frío.
La neblina comienza a ser tragada por unos alargados y negros árboles sin hojas algunas, medio muertos, emiten un sonido casi imperceptible, pero terrorífico. La mano de la rubia se encuentra con la corriente del río, mojándola y experimentado una dulce sensación. Sedienta por la exhaustiva caminata, y aún peor, en su avanzado estado de gestación, une sus manos donde atrapa un sorbo de agua. Se lo lleva a los labios, ¡y vaya delicia! Tan dulce y refrescante, es un alivio. El camino de árboles es extenso y sigue la dirección del río, todos árboles muertos y sin hojas. En el fondo del fatal bosque muerto se observa como algo emana un humo negro en diversas direcciones. El sonido de ramas rompiéndose le altera los nervios. La que fue dulce, ahora deja un sabor amargo en su boca y garganta. La está quemando por dentro, quema sus entrañas y al bebé que ha cuidado desde hace ocho meses.
El silencio es absoluto y tenebroso, la niebla ha sido totalmente consumida por los lóbregos árboles. El cielo que antes fue rojizo cambia a un intenso color azul eléctrico y cambia también la forma de las nubes pareciendo espirales. Entre las ramas sin vestimenta van apareciendo ojos agresivos y brillantes. Se percibe un olor a humedad y el río se tiñe de color violeta. La rubia suspira por última vez antes de que su corazón se detenga por el veneno infiltrado en su cuerpo. Entonces, cuando cae de bruces sobre el fango, un silbato da la señal a las bestias que salen con furia sobre el cuerpo. Monstruosos seres, con largas garras, pelaje color perla y afilados y sobresalientes colmillos expulsando un líquido verdoso. Gigantes, comparables a un oso tal vez, van en manada sobre la rubia envenenada. Llenos de ira asesina rasgan todo su cuerpo manchando sus garras de rojo pasión, abriendo su vientre sacando al feto con brusquedad y se llevan a la criatura en la boca, dejando el cadáver irreconocible con las entrañas expuestas sobre el fango. Se pierden entre los árboles muertos mientras la noche cae.
***
Cuando llega el amanecer, en Luana el cielo combina las tonalidades azules muy suaves con amarillas, rojizas y hasta naranja. El sol que tiene siglos saliendo por el mismo valle continúa haciendo su labor, aunque sea un sol falso. Los arbustos visten el suave rocío como un elegante traje de las mañanas. Nev palpa la sábana evocando a su madre, tan ameno para él. Se levanta y la cama rechina, alza el rostro observando el desorganizado copete que porta. Arruga el rostro. Saca de un cajón el cepillo para las greñas oscuras. Tras haber terminado la rutina matutina toma el rectángulo sobre un estante y abre la puerta que le conduce al pasillo. Todo el ambiente es metálico. Los picaportes, las camas, los estantes, los baños, los pisos. Color grisáceo por el que caminan las firmes botas de Nev Muller, representante del Antídoto.
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Toxicidad
Science FictionLuana son los restos de toda la humanidad tras la peor de las crisis. Los errores de los humanos serán pagados. Un místico ser poderoso concede la vida y la muerte. Como único juez, ha impuesto el Infierno, centro de batallas y tratos. Nev Muller es...