Capitulo final.

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Han pasado dos días y ninguno de esos chicos ha venido a verme lo cual me tiene me tiene algo tranquila.

Bueno, solo un poco.

Las heridas de mi cuello ya no duelen y en mi opinión me he alimentado bien, y en estos últimos dos días he estado planeando como escapar, y estoy decidida, voy a escaparme por el amanecer para el cual faltan unos dos o tres horas. Aunque la verdad es que esta mansión esta realmente en la puta punta de una montaña, no se donde estoy realmente, pero no puedo rendirme tan fácil.

Ya debían ser como las 4 de la mañana aproximadamente y realmente, estoy segura que debía tener unas malditas ojeras gigantes bajo mis ojos. Pero todo era pacífico.

O al menos eso creí.

No tuvieron que haber pasado ni siquiera 5 minutos hasta que entraron dos chicos a la habitación. Y si, eran Mukamis.

Al verme quedaron bastantes perplejos, ya que tal como dijo Sarah, ellos querian ir matando mi existencia poco a poco, y bueno, supongo que se sorprendieron al verme mejor que cuando llegue.

No dejaban de mirarse entre ellos y a mi, pude ver la rabia, decepción y de alguna forma preocupación en sus caras. "Esto esta mal, esto no tenía que ser así" Comenzó a susurrar uno, mientras miraba a otro con rabia.

-Esto es tu culpa, sabía que era una perra que jugaba mal. ¡Contrataste a una enfermera barata!.-Explotó uno golpeando el pecho con fuerza del otro.

-¿Que te crees pedazo de mierda? Tu quisiste contratar a una enfermera sabiendo que teníamos poco tiempo  para que se mueriera.-Se defendió empujándolo.

-Si no fuera una chica, creeme, ya habría intentado matarla a golpes.-Susurro uno asustandome por completo.

-Recuerda que ella es especial, no podemos hacerle nada aparte de chuparle la sangre.

-¿Especial?.-Pregunte sin ni quiera darme cuenta. Ambos voltearon a verme y me vieron algo confundidos.

-¿No sabes nada del Clan Komori?.-Negué con mi cabeza.

-¿Sabes quién es tu padre?

-Claro que lo sé, trabaja en una iglesia como sacerdote.

Estallaron en carcajadas al escucharme lo cual me hizo enojar.

-Claro, Komori Yuki un sacerdote de una iglesia.-Dijo uno quitándose una lágrima que se había escapado de su ojo por la risa, y ahí fue cuando todo se tornó confuso.

¿Quien es Komori Yuki?

Es decir, compartimos apellido pero, realmente no se quien es.

-Como sea, dañala un poco mientras yo voy a informales a los chicos de esto.

Suspiro finalmente uno cerrando la puerta, me levante de donde estaba lo mas rápidamente que pude. Ellos no van a deñarme.

El chico relamio sus labios y sonrió de manera perversa, y poco a poco comenzó a acercarse a mí, pero mientras lo hacia yo me acercaba a la ventana.

La cual estaba abierta.

-Es una pena que una belleza como tu tenga un futuro tan negro.-Susurro finalmente acorralandome.

Trague saliva nerviosa cuando comenzó a tomar mi cabello entre sus dedos, sentía asco y quería vomitar. Intente zafar su agarre de mis brazos que me tenían rodeada pero el rápidamente me empujo hacía atrás golpeando mi cabeza.

-Maldito.-Fue lo único que pude pronunciar debido al dolor de mi cabeza.

-Eres una chica mala, ¿y sabes algo? Me encanta castigar a las chicas malas.-Susurro en mi cuello mientras lo comenzaba a lamer.

No se exactamente como hice lo que hice o, de donde saque toda esa fuerza. Pero la rabia comenzó a crecer dentro de mi, hirviendo cada gota de sangre dentro de mi cuerpo y....¡BOOM!

Una bella patada en la entrepierna se llevo.

El chico adolorido cayó al piso y yo rápidamente me lancé por la ventana, cayendo en césped húmedo pero blando, lo cual hizo que la caída no fuese tan dolorosa para mis pies.

Comencé a moverme sin ni quiera darme el lujo de mirar atrás, corrí con todas mis fuerzas hasta que sentí aullidos de lobos en el bosque.

Mierda.

Corrí hasta que pude ver un viejo roble cerca de un lago y rápidamente comencé a escalarlo, no es que fuese una trepadora profesional, era toda lo contrario. Había llegado a la mitad del roble y ya tenía mis manos, parte de mis muñecas y mis piernas sangrando debido a las astillas del gran árbol, pero, no me detuve hasta llegar a la rama mas alta.

"¡¡¿DONDE MIERDA ESTA METIDA ESA PERRA?!!"

Escuche acompañado de unos cuentos aullidos luego de una hora aproximadamente.

"Debemos volver, el sol esta por ponerse y nosotros seremos los que desaparecerán de la mansión está vez"

Y luego de eso todo volvió a estar en silencio, el sol comenzó a chocar en mi rostro y comencé a sentir algo de tranquilidad, bueno, algo.

Comencé a bajar del árbol con las manos ardiendo, ya que tenía heridas abiertas, y al bajar de nuevo las astillas volvían a clavarse, esto era horrible.

Finalmente caí sobre mis rodillas a la hora de bajar, lo cual me hizo soltar un grito ahogado. y como pude me levante del piso y comencé a caminar sin rumbo.

(...)

Sería una gran mentira decir que no me siento débil.

Camine por horas sin saber donde ir, mis heridas dolían como nunca, necesitaba comida y agua pero simplemente no había nada, absolutamente nada.

Estaba echada en el piso mirando el cielo, era tan grande y bonito que de alguna forma lograba que mis preocupaciones fueran disminuyendo.

Comencé a a cerrar mis ojos inconscientemente hasta que sentí bocinas...

Un segundo.

¡BOCINAS DE AUTO!

Eso quiere decir que ahí una carretera aquí cerca.

Me paré y caí de inmediato, volví a pararme y como pude comencé a caminar lo mas rápido qué pude sin parar, mis piernas dolían pero no importaba, yo no pararía.

Cuando vi la carretera, como pude llegue a la orilla y en mí intento de subir a esta caí, pero eso no es lo peor de todo, venía un auto hacía mí.

Intente levantarme pero no pude, y sin poder evitarlo comencé a llorar, ¿este realmente era mi fin?

Cuando las luces comenzaron a chocar con mis ojos cubrí mi cara con mis brazos y agache mi cabeza.

Sentí un gran frenazo

-Lo siento, ¿Estas bien?

Esa voz....

¿Ross?

Las Historias de la noche© #1 (Diabolik lovers)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora