Capítulo 31

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- ¡Amiguilla! - gritó Euge entrando por la puerta.

- Hola...  - bajé el volumen de la musica, que estaba bastante alta por cierto.

- ¿Estas bien? - preguntó, y no le contesté. Ya ni siquiera sabía como me sentía. Me dirigí al sillón y me senté, a su lado - tienes que contarme todo.

- ¿Por donde empiezo?.

- Cuando te echaron de clases y Peter salió atrás tuyo.

- Bien... el corrió para alcanzarme, "discutimos" - hice comillas con los dedos - porque él e hacía el desentendido, exploté y le dije todo, nos fuimos al patio y me contó todo - resumí; esperando que haya entendido algo de lo que acababa de decir.

- ¿Y que sería "todo"? - claro, ella no lo sabía...

- Peter me dijo que en la fiesta bebió unos tragos que le dieron. Luego, mientras bailaba con Mery supuestamente me alucinó; y comenzó a besarme. Pero no me estaba besando a mi, sino a Mery, ¿se entiende? - la verdad es que ni yo me había entendido. Asintió y seguí - y hoy se enteró de que Mery había puesto pequeñas dosis de éxtasis en las bebidas - abrió los ojos como platos, y en su boca se formó una pequeña "O".

- ¿Y tu? ¿Le crees? - me encogí de hombros. No sabía si creerle o no.

- No lo se... para mejor, después me fui a caminar, y para mi mala suerte cuando estaba volviendo a casa choqué contra alguien en la calle, que resultó ser él - se rió. Que irónico.

- ¿Como estas tu? - preguntó, de nuevo.

- Tampoco lo se... ¡Me olvidaba! Me llegó este mensaje - me levanté del sillón y caminé hasta los parlantes, donde había dejado mi celular. Lo desconecté y busqué el mensaje. Regresé al sillón y se lo mostré.

- ¿Que vas a hacer? - preguntó sin despegar la mirada de la pantalla del celular.

- ¿Tu que opinas? - estaba confundida; muy confundida.

- Yo creo que, no lo sé, tal vez deberías ir... - y su celular sonó - ya vengo - se levantó del sillón salió al patio trasero. Mi mirada se fijo en mi celular; lo tomé y volví a leer el mensaje. ¿Que debía hacer? una parte de mi me decía que tenía que confiar en él; pero la otra me decía que me alejara, que era igual a Benjamín.

- Me tengo que ir - me dijo Euge y agarró sus cosas - mamá está en casa y me esta preguntando donde estoy, tengo que ir, luego me cuentas bien todo - me saludó y se fue.

Almorcé, y como no tenía absolutamente nada para hacer, decidí dormir una siesta, cosa que nunca hago.




Abrí los ojos lentamente, mis párpados pesaban demasiado. Me pasé una mano por la cara y observé la habitación. Estaba oscura. Mierda, ¿cuanto dormí?.  Me estiré y agarré mi celular, que estaba en mi mesa de luz. 22:56. ¡Demonios! Dormí toda la tarde. Me levanté y caminé hacia el cuarto de mis padres... estaban durmiendo. Me dirigí a la cocina y tomé un vaso de jugo.

Salí al patio trasero y me senté en el pasto, mojado. Miré al cielo, incontables estrellas alumbraban la noche. Solía hacer eso de chica. Me ayudaba a pensar... y un mensaje me distrajo.

Buenas noches princesa... P.

¡Ugh! ¿Por que tiene que ser tan lindo? Leí el menaje unas 20 veces más y lo apoyé en mi pecho.

Subí a mi habitación y en dos segundos ya me encontraba dormida nuevamente.



Cree En Mi ♡ Laliter ||EN EDICIÓN||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora