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(It's Ok this is Love – Davichi)
Su mente comenzaba a levantarse. No sabía la hora exactamente pero la suponía abriendo ligeramente los ojos para verificar que la luz del día comenzaba a colarse por una pequeña rendija de la cortina.
Abrió los ojos y frotó sutilmente con la mano para quitar un poco la pereza. Fue entonces que la vio. Se veía realmente hermosa. Su cabello castaño esparcido alrededor de su cabeza. Y su cuerpo ligeramente cubierto por la fina sábana blanca eran indicios de que no había sido un sueño.
Ella estaba ahí, junto a él y esta vez sería así siempre. Se pegó a ella desde atrás rodeando sus caderas. Le atrajo a su cuerpo y hundió su nariz en el hueco de su cuello.
Una sonrisa curvo sus labios de felicidad.
No tenía intención de levantarle. Pero su necesidad de ella, imperaba al recordar porque se encontraban ahí en la habitación de una casa a las afueras de la ciudad. A cientos de kilómetros de la ciudad.
Estaban en su luna de miel y no desaprovecharía el tiempo. No cuando podía tenerla en todo momento por estos días de descanso.
Comenzó a depositar pequeños besos sobre su hombro, siguiendo su cuello y volver de nuevo a sus hombros y desplazarse por su espalda.
Las imágenes de apenas hace unas horas cuando llegaron vinieron a su memoria, recordándole con fervor que la había tomado nuevamente, pero esta vez sería definitiva.
No habría separaciones a los días siguientes.
Los presentes aplaudían al verles salir de la mano. Todos con una sonrisa de felicidad y alegría.
Pero no más qué él.
Tomaba firmemente la mano de Shaden con los dedos entrelazados. Una sonrisa curvaba sus labios y era imposible no sentirse nervioso.
No es cómo si no se conocieran en la intimidad. Al contrario, pero esta vez era diferente, esta vez ambos irían a su luna de miel. Lo que representaba el principio de una vida juntos que duraría para siempre. Una maravillosa vida junto a ella sin duda.
Aunado a ello, a su ahora esposa se le había ocurrido no tener intimidad desde hace dos semanas. Según palabras de ella para poder portar con un poco de dignidad el vestido blanco de novia.
En un principio creyó había sido una broma. Pero al ver sus negativas cada que intentaba tomarla le dejaron claro que no planeaba dar su brazo a torcer y fue un terrible castigo. Dos semanas sin poseerla habían sido una tortura, pero fue una tortura válida ya que eso había aumentado su ansiedad por tenerla.
