Capítulo 6

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Me estaba pidiendo que la matara, y no lo quería hacer, por dos razones simples: porque la amaba, y porque no tenía el valor de hacerlo.
Sacrificarla era muy duro para mi, así que me propuse a buscar al mejor doctor, curandero, y hasta una mujer que decía que con sólo sus medicamentos y unas oraciones podía curar, pero todo ese esfuerzo fue en vano.
- ''¡Tienes que hacerlo por mi!'' - añadió Trinna - '' Todos alguna vez pasamos por la muerte y no tenemos la vida comprada, cuando nos llega la hora de partir no podemos hacer nada, salvo que aprender a afrontarlo''
- '' Pero tu no te mueres de anciana, sino por un maldito hechizo que te puso Cate y por mi culpa.''
Me prometió que volverí a a buscarme y me ayudaría a encontrar la espada que Cate tanto desea para poder deshacer mi hechizo de inmortalidad. Así que lo hice, me resigne y lo hice, la apuñale, a mi primer amor de verdad, aunque lloró antes de clavarle la daga en su pecho como lo predijo Cate, sentí un dolor enorme por el hecho de que maté a Trinna, pero muy en el fondo de mi ser, me sentí aliviado por clavarle la daga en su pecho.
Al día siguiente la enterramos en el cementerio del pueblo, me sentí mal en ese momento porque Trinna ya no estaría más a mi lado pero tranquilo por que ella volverí a a vivir en su otra vida y me alcanzaría por el camino, mientras que regresamos del cementerio mi madre empezó a vomitar sangre y me acordé que Cate me había puesto una maldición, y que todos a mi alrededor morirían en mis brazos, así que decidí irme de mi casa y lo preferiría así porque no resistiria otra muerte más en mi vida y mucho menos de mi propia familia, empaque mis cosas y me fui a buscar la espada de Cate.
Pase varias semanas buscándola, me reunía con hechizeras, con brujas y otras curanderas de todo tipo, me fui a buscar en las ciudades vecinas, pero ninguna de ellas me daba ninguna información del paradero de esa maldita espada.
Me sorprendí lo muy escondido que puedes encontrar a hechizeros y brujas mayormente en ciudades donde no hay mucha población, aunque estén bien escondidas, finjen ser personas normales, pero si te metes con un hechizero o con una bruja, te metes con todo el escuadrón de hechizeros o con el aquelarre de brujas.
Ya que las brujas y las hechizeras siempre están unidas, como si fueran una familia.
-----DOS AÑOS DESPUÉS-----
Una mañana de invierno, y me encontraba en un hotelucho, a las afueras de Francia, no era como mi hogar, pero al menos era acogedor.
Camila Cousteu, una joven de 17 años, con un cabello de princesa del color castaños, su piel era blanca como la nieve, y sus manos eran tan flacuchas, que apenas podían cargar una barra de agua semi llena.
Tocaba la puerta de mi habitación, como todas las mañanas y me traía el desayuno a la cama con una pequeña bandeja de madera muy vieja.
-'' Aquí está si taza de café, con dos de azucar, sus panecillos con mermelada de fresa, y un jugo de naranja recien exprimido, y como todos los dias, su periódico, dijo Catalina con una sonrisa angelical y tierna.
- ''Gracias Cat, eres muy amable por traerme el desayuno a mi habitación pero ya me siento mejor de mi accidente, además siempre voy a estar en deuda contigo por rescatarme de la avalancha de nieve que me atrapó, dije muy agradecido y con una sonrisa en mi rostro para que crea que esta todo bien y no necesito de su ayuda, por ahora.

THE INMORTAL (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora