THE INMORTAL (Borrador)

Capítulo 9

-¡Sophie! - murmure.
Me dieron una bofetada que me hizo despertarme de un salto.
- ¿Quien es Sophie? - preguntaron.
- ¿Quién dijiste? - dije reaccionando del tremendo golpe que me dieron en la mejilla.
Porqué dije Sophie, si nisiquiera conocía a esa persona que llevará su nombre, nadie en mi familia se llamaba así.
- ¿Dónde estoy? y ¿Porqué llevo una funda en mi cabeza?
Sentía mis manos ajustada y amarradas a  una soga, y el olor era Fétido como si una familia de ratas estuvieran muertos por intoxicación.
- ¡Saquenme está capucha de la cabeza! - estaba empezando a exaltarme y por poco iba a empezar a forcejear la soga de mis manos y pies para desatarme a irme de este fetido lugar.
Sentía una mano por detrás sacandome la funda de mi cabeza y por las sombras salia el mismo hombre que visualize en el bar aquella noche.
- Tu eres un forastero muy entrometido, dijo el hombre con una expresión en su rostro, como si lo hubiera visto en otro lugar.
-¿Quien eres y que quieres de mi? - añadí - si me vas a matar será mejor que tengas una buena punteria, porque si fallas, yo no fallare en hacerlo.
- Pues estas muy atrevido para estar amarrado en una silla y yo con tremendas ganas de golpear a alguien, y tu eres el sujeto perfecto para quitarme estas ganas, dijo el hombre de piel morena.
- No le hagas nada, que el jefe lo quiere sin ningún rasguño, dijo el mismo hombre que me quito la funda de la cabeza.
- Así que, tu creiste que yo me comería el cuento de que perdiste la memoria y decidiste hospedarse en el mismo lugar donde tengo mi unica familia que me queda - añadio - ¿ Acaso crees que no te reconoceria, soldado Grammer?
-¡ Pero miren quien decidió sacarse la careta de niño bueno y mostrar el lado malo como realmente es!
- ¡Me estás llamando niño! - me interrumpio.
- Lo de niño era en metáfora, además eso dice la frase.
- ¿Cuál es tu plan Mariano? O debo decir ¡Santiago!
- Yo no soy el que tiene un plan para ti, sino una persona que te conoce muy bien - me dijo poniéndome su navaja en mi rostro.
Ya sabía que una mente como el, no tendría la capacidad de tener un plan para mi y saber que hacer conmigo.
Preferí sólo pensarlo, pero esboze una sonrisa burlona.
- ¿De qué te ries? ¿ Acaso no tienes miedo de lo que te vamos a hacer? - dijo con un tono agresivo.
- Me río, porque cuando logre salir de aquí, pienso regresar y acompañado de mis amigos (los militares)
- Pues no vas a poder salir de aquí en un buen tiempo y en tu poscision no te recomiendo que digas eso delante del jefe.
Pero yo todavía sigo con esa duda en mi interior y es, porque dije: Sophie, no entiendo con que intención mencione ese nombre, y más de una desconocida para mi.
- Bueno, terminemos con esto de una vez por todas.
- ¡ Pero que tenemos aquí! - añadió - Este es el gran Erick Grammer, el muy cabrón dejó plantada a mi hija, para irse con su novia enferma - dijo un hombre con un tono familiar, ya lo habianescuchado antes pero no recordaba el lugar exacto donde lo había oído.
Además no podía ver bien porque tenía sangre en mi rostro de todos los golpes que he recibido.
¡Es el gobernador Clarence, el padre de Cate! ¿Cómo rayos esta vivo? Y ¿Dónde ha estado todo este tiempo? - dije para mi  interior sorprendido por lo que veía delante mío.
- ¿Así que eres tú el jefe de esta organización, que vende armas a otros países y que traiciona a su nación?
- Pues si, yo soy el jefe de esta organización desde hace mucho que empecé con mi gobierno, además ya todo estaba calculado, nadie sospecharia de un gobernador respetable que siempre actuaba para el bien de los demás - dijo el Gobernador Clarence contándome su plan desde el inicio.
-¿ Y que vas a hacerme? - dije sin una pizca de miedo en mi, porque todos esos sentimientos de fueron con Trinna al verla morir.
- Nada que te haga matarte, sólo te haré sufrir por lo que le hiciste a mi pobre niña que te amaba - dijo el Gobernador.
Se me acerco al oído y en voz baja me dijo: "No puedo matarte, ya que eres Inmortal Y lo bueno de todo esto es que puedo llamar a Cate y decirle que por fin te tengo en mis manos''.
Se retiró de mi oido y lanzó una risa burlesca que me exasperaba.
Así que Bienvenido a tu infierno personal.