Samedi

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Ya era sábado por la mañana, después de aquella noche tan activa, este día también prometía ser demasiado productivo para ambos peli azules, ella lo buscaría y él bueno él... También la buscaría, digamos que a su manera. 
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-Marinette ya es de día, no seas floja ya son las 9:30 am.  - Escuché entre sueños a mi kwami.
-Hmph..... - Bufé sin sentido, abracé con gran pereza la almohada y me di la vuelta tratando de evitar escucharla.
-Anda ya levántate - Insistía.
-Levántate tu, sólo quiero dormir.  - respondí levantando una mano haciendo una seña de que se fuera sin abrir los ojos .
-Debes entregar ese abrigo. ¿Acaso no quieres ver a aquel chico?

Al escuchar eso mis ojos mágicamente se abrieron, la somnolencia se había esfumado, vaya que Tikki sabia cómo despertarme de manera eficaz. Sentí una inmensa euforia que se veía reflejada en mi rostro con una sonrisa de oreja a oreja, como resorte salté afuera de mi cama.
<<Es cierto, hoy podría verlo>>

-Tienes razón ay... Es una grandísima pena que deba levantarme para salir a entregar eso. - dije riéndome

-Al fin, sé que mueres por ir, Marinette.
-Hmm quizás tengas un poco de razón, Tikki.  Le respondí con una pequeña  risita al momento de bajar las escaleras que me llevaban a la parte baja de mi habitación. Busque mi ropa habitual para ponérmela y proseguir con cepillar mi cabello y peinarme de dos coletas.

Bajé a la cocina a desayunar. Mis padres por lo visto ya se encontraban trabajando en la panadería, pues mi madre me había dejado el desayuno listo.
Al terminar, lavé los trastes y acomodé un poco la cocina. Me dirigí al baño para lavar mi rostro y mis dientes. Nuevamente subí a mi cuarto, tomé una bolsa de papel color azul oscuro con franjas blancas y me dirigí al diván. Doblé delicadamente aquel abrigo no sin antes oler su fragancia que me provocaba un mar de emociones.  Lo guardé con cuidado después, caminé hacia mi escritorio.
-¿Nos vamos, Tikki? 
-Si, está bien.  - Contestó mientras se colocaba en mi bolso.

Bajé hasta la panadería, me daba gusto ver que les estaba yendo bien.
-Hola mamá, hola papá buenos días. Ya me voy los quiero.  - saludé demasiado apurada, salí corriendo despavorida del edificio.

-Vaya ¿qué le habrá picado hoy, Tom? - Alcancé a escuchar a mi madre pero fingí no hacerlo. Voltee a ambos lados de la acera, intenté cruzar la calle con precaución.

<<Qué día tan fresco y agradable>> pensaba alegremente mientras inhalaba profundamente.

Tikki se asomó un poco del bolso.
-Oye Julieta ¿estás segura de que no te pondrás a tartamudear al ver a tu Romeo?

Me detuve en seco, mi rostro cambió radicalmente, mostrando una cara de aflicción.

-Ay, tienes razón. ¿Y-y si parezco tontosaurio intentando hablarle?  ¿Y si tropiezo? ¡Ay no! cambio de idea. Vuelta redoblada. ¡vámonos,  vámonos, vámonos!

Trágicamente había cambiado de parecer, los nervios me habían traicionado las piernas me temblaban así que corrí en dirección a casa tropezando levemente con las demás personas que iban caminando. Mi kwami sólo comenzó a reír.

-¡No Marinette, no hay marcha atrás. Debes entregar eso, no pasará nada, lo prometo. Debes tener valor y enfrentarlo, quizás pase algo mejor.

Disminuí mi paso, suspiré resignada.
-Ay Tikki, t-tienes razón no siempre puedo huir. ¡Y-yo puedo! - Grité al final con intentos de seguridad para darme ánimos, la gente me veía extrañada, se me había olvidado que estaba en la calle. Apreté mis puños, inflé mi pecho y con pasos rígidos, forzados y con toda la vergüenza del mundo me dirigí hacia la tienda, una vez más...

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-¿Llevas lo necesario para salir, Marino? - Me preguntaba mi kwami.
-Si, Ikke.
-Eso espero, no quiero quedarme afuera de nuevo como el miércoles.
-Ya no vuelve a pasar. - Respondí riéndome.
Bajé las escaleras, iba silbando tranquilamente. Abrí la puerta del edificio y me dispuse a caminar tranquilamente.
-Hey, antes de que sigas. ¿Si sabes a dónde ir verdad? La primera vez que llegamos aquí no fuiste ni para ver tu hogar. - Susurró mi kwami entre el bolsillo de mi sudadera.
-Si sé a dónde ir y no, ese no es mi hogar, Ikke. Es el de aquella chica - Le dije seriamente.

-No entiendo por qué eres tan despectivo cuando hablas de ella. Cuando te dije que nos enfocaramos en tu otro yo fue para ayudarla es decir aliarte en verdad, no por lo que te dijo Angus.

-Porque si debo engañarla en contra de mi voluntad, prefiero que sea sin mezclar algún tipo de afecto. Mantener la distancia emocionalmente quizás me de fuerzas para hacerlo y salvar a Kitty.

-Quizás podemos hacer algo más, buscar a alguien de este mundo que p...

-¿Y arriesgar más a Kitty? No, cuando ella esté a salvo quizás pueda hacer algo por los demás... - Interrumpí a mi kwami inmediatamente.

-¿Marino, acaso la quieres más que como compañera? - Preguntó desconcertado

-No es eso Ikke, ella realmente me necesita como un amigo, su vida corre peligro. Antes de que me arrepienta, intentaré no tocarme el corazón con Ladybug, cuando Kitty Noir esté a salvo te prometo ayudarla.
<<Si es que aun no volvemos a casa>>.

-Desconozco completamente tus palabras...  - Musitó al momento de esconderse nuevamente.
-¿Te digo la verdad? Me siento completamente sin saber qué hacer. Anoche intenté reflexionar sobre esto sin embargo, esto es un gran embrollo.
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Me encontraba frente a la tienda, la observaba fijamente. Mis piernas seguían tambaleándose, sentía que el corazón se me iba a salir.
-Ya Marinette, ¿Qué esperas? - Reprochó Tikki .

Tragué saliva, tomé con ambas manos la bolsa, indecisa mejor la abracé y cruce la calle.
Entré a aquella tienda mientras buscaba de reojo al peli azul.
-¿Buscaba algo señorita? - Escuché una voz que me hizo dar un pequeño brinco. Nerviosa, sentí un repelus tremendo, voltee pero, para mi suerte no era más que el gerente del otro día, un joven pelirrojo, pecoso, de piel pálida y ojos verdes.

- Lo siento, b-buscaba a un chico que t-trabaja aquí. T-tiene el cabello azul oscuro, ojos color celeste. - tartamudeaba continuamente.
-Claro, sé quién es, el día de hoy es su día de descanso. ¿Gusta dejarle algún recado o comunicarse con él?.

- Oh ya veo. No, gracias. No hay problema, otro día lo busco lo que sucede es que vengo a devolverle una prenda.

-Si gusta puedo darle su dirección o bien puede dejarmela. Yo me encargo de hacérsela llegar. - Me dio opciones de manera amable.

-Sería demasiado grosero de mi parte el no darle las gracias en persona. Le agradecería mucho que me pasara la dirección. - Musité mientras hacia una reverencia.

-Entiendo señorita, en un momento le anoto la dirección. Dígame ¿con quién tengo el gusto?

-Me llamo Marinette...
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Hasta aquí este capítulo XD si se va entendiendo? Perdón si hay faltas jaja.

&quot;Coincidence&quot;.  ML Marino x Marinette Donde viven las historias. Descúbrelo ahora