Marino prosiguió a caminar de manera lenta, acercándose cada vez más a la joven que a kilómetros se notaba que estaba nerviosa. Suspiró, quedó en frente de ella, la chica por su parte, resistió en ese mar de emociones que por un momento, dejó que controlara aquel barco que se encontraba dentro de esas aguas turbulentas.
Ambos no dijeron nada por unos cuantos minutos, él le ofreció una sonrisa algo tímida y ella, correspondió devolviéndole otra.
-Hola, me da gusto verte de nuevo. - Inició el joven la platica
-G-gracias a mi también gusta de v-verte, y-yo... - balbuceaba la joven de manera muy torpe, cerró de golpe la boca, haciendo muecas mientras sus mejillas se tornaban rojizas y apretaba la bolsa.El peli azul se enterneció con tal escena, esporádicamente recordó que él era igual cuando se trataba de Adrianne aunque indudablemente la situación era diferente. Creía que la chica que estaba a unos cuantos centímetros se veía tan dulce de ese modo.
-Tranquila, no pasa nada. - Animó con una leve risa y con la acción de frotarse la nuca.-L-lo siento. No soy muy buena entablando una conversación. Me pongo algo nerviosa y más con extraños. - confesó cabizbaja acompañada de una risa demasiado suave. - bueno, creo ya pasó. Uff, en fin. Venía a buscarte para devolverte tu abrigo, te lo agradezco mucho. Fue de gran ayuda ese día lluvioso. - Dijo energéticamente de un golpe al extender la bolsa con una sonrisa, el esfuerzo por ocultar la vergüenza y hablar un poco más fluido le daba aires de seguridad.
-Ah, me alegra que te haya servido. Ese día estuvo sumamente frío. - Exclamó él al mismo tiempo que estiraba una mano para tomar el objeto.
Sus manos rozaron levemente, acto que los hizo sonrojar de manera instantánea. Marinette dejó de tener contacto visual por unos segundos, dirigiendo la mirada a los oídos del chico. Notó que traía dos perforaciones, le extrañó un poco. El azabache se percató de la acción, soltó otra risa, desviando la mirada con algo de nerviosismo alejando su mano de la joven.
Nuevamente hubo un silencio incomodo, ninguno se atrevía a decir algo más. Tenían curiosidad de saber quiénes eran sin embargo sentían que podían invadir parte del espacio personal del otro provocando que se incomodaran, en esas cosas eran tan ingenuos, tan poco vivaces. No por nada eran uno mismo...-No te quiero quitar más tiempo, supongo que tienes cosas que hacer. Nuevamente gracias. - Intentó despedirse la azabache. Dio unos pasos hacia atrás, hizo una reverencia. A Marino le extrañó ya que es poco usual que en París se use, únicamente gente que proviene del oriente, tomándose en cuenta a si mismo. Aunque no es tan descabellada la idea de creer que la ojiazul sea de otro lugar, sus facciones no eran tan comunes en el ambiente parisino.
El chico se perdió unos segundos en su mente, volteó rápidamente a visualizar como iba caminando aquella tierna chiquilla. No sabia quién era, si era la última vez que la volvería a ver o si podría tener una oportunidad. Era acercarse de nuevo ahora o nunca.
-¡E-espera! - Gritó inconscientemente mientras reaccionaba para alcanzarla.
Marinette se detuvo bajo un árbol, giró en seco, sintió un mariposeo al escuchar nuevamente esa dulce súplica al igual que la primera vez. <<¿Otra vez estoy huyendo? >> pensaba.-¿Te volveré a ver? -preguntó el oriental con sumisión. En ese momento se dio cuenta que un par de días fueron suficientes para caer rendido y conectar sus sentimientos hacia una completa extraña.
<<Hombre, te ves desesperado>> Su mente lo desanimaba.
Ignoró por completo sus pensamientos, le daba igual. ¿Y qué si estaba desesperado? Si tenia la oportunidad de conocerla a pesar de no pertenecer a este mundo, decidió que la aprovecharía.
-Q-quizás si.
-¿Por la tarde? - Propuso sin pensarlo dos veces.
-¿En verdad?
-Si gustas.
-Creí que pasaría más tiempo para vernos - excusó la joven asombrada mientras reía sonrojada.
-Depende de ti. -Contestó con una cálida sonrisa, tenía la disposición de aceptar cualquier respuesta. La azabache con más confianza, levantó su vista al cielo, cruzó su brazos para después levantar uno y apoyar levemente su barbilla.-Hum... Me enteré que hoy por la tarde a la hora del ocaso habrá un evento del clásico cine francés bajo la torre Eiffel. ¿Te parecería que fuéramos? - Propuso la chica con gran ánimo.
-Me agrada la idea.
-Muy bien, entonces ahí nos vemos.Ambos asistieron con demasíada sincronía la cabeza, ella se despidió con la mano, iba a tomar su camino cuando sintió como inmediatamente el chico tomaba nerviosa y delicadamente su mano. Pensaba que el corazón se le iba a salir.
-U-una última cosa, perdón por hostigarte... - Suplicó entre risas el ojiceleste.
-Claro, dime. N-no, para nada no me hostigas al contrario creía que yo te quitaba el tiempo.
-N-no, no te preocupes. S-sólo quería pregunt...Una llamada telefónica los interrumpió, era la madre de Marinette.
-Disculpa un momento.
-Claro, adelante.
Duró aproximadamente un minuto la llamada, la joven colgó inmediatamente.-Lo siento, es mi madre que necesita ayuda. Pero antes de irme dime, ¿cuál era tu pregunta?
-Descuida, sólo quería preguntar tu nombre. - Sonrió de oreja a oreja el peliazul.
-Ah qué tonta soy. No te he dicho mi nombre. Me lla...
Nuevamente sonó el teléfono de la azabache, volteó a verlo y nuevamente era su madre.
-Oops, creo que me necesitan urgentemente - Reía mientras se rascaba nerviosamente la mejilla.
-Me llamo Marinette - Prosiguió - disculpa debo irme en seguida pero te veo en la tarde. Recuerda, bajo la torre Eiffel ¡Hasta pronto! - Dijo apresuradamente al instante en el que soltó su mano y se echaba a correr con una sonrisa de oreja a oreja dejando anonadado al peliazul con el cual tendría su primer cita.
Marino se sorprendió de tal nombre, quedó unos instantes petrificado, dentro de su mente ahora todo era más que claro. El por qué la chica observó extrañada sus Miraculous, los rasgos orientales, la tez, los ojos, el cabello... Ahora sabia el por qué ambos tenían un aire de similitud. En una ciudad tan grande, cómo fue posible que entre tanta gente, se haya encontrado y no únicamente encontrado, ENAMORADO de su propia contraparte. Lo único que quería poner entre ambos era una barrera, evitando con fastidio el lastimarla, el herirla a cambio de la vida de su compañera. ¿Ahora qué haría? Si se dio cuenta demasiado tarde que había caído en las redes de la azabache la cual él debía acechar. Ella era para Marino un encanto, era la que lo hacía entender que se encontraba en el mismísimo purgatorio en carne propia, en una perdición completa donde ahora tenia que escoger entre sus sentimientos o ser un villano para ser el héroe de alguien más. La vida le estaba jugando demasiado sucio.
¿destin ou coïncidence?
-Creo que sin querer, te encontré; Ladybug...
************************************
Chan Chan chaaaaan XD jajaja Gracias por leer. Si hay faltitas de horrografia hay disculpen.
ESTÁS LEYENDO
"Coincidence". ML Marino x Marinette
FanfictionMarinette Dupain Cheng, una joven de 17 años accidentalmente se topa con su otro "yo" Marino Cheng Dupain, un joven de un universo paralelo sin embargo, este hará todo lo posible por regresar a su hogar sin importar quién le ofrezca ayuda y qué pre...