Malentendu

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Dormida, al igual que una pequeña recién nacida... Plácidamente dormida sobre mis brazos, envuelta en aquellas finas sábanas, dispuesta a hacer cambio de calor con mi cuerpo en aquel día tan lluvioso.

Dormía, sin preocupación, sin malicia, sin aprisa...
<<¿Qué me sucedía? ¿Por qué no podía acompañar a tal  musa de piel pálida en aquel profundo sueño?>>

Todo era culpa de aquel mensaje que había llegado unos cuantos minutos con la frase: " Recuerda que tu tiempo se acaba".

El estado en el que mi mente se encontraba me llevó a una profunda exasperación, queriendo cambiar mi rumbo, ya no podía más, nos encontrábamos envueltos, éramos el uno para el otro, dimos el "sí"  para toda la eternidad. Fue demasiado absurdo, quizás sumamente estúpido, pero la amaba, no sabía cuánto, a fin de cuentas; lo sabía.

Era hora de volver a aquella burda realidad en la que me encontré siendo partícipe a pocos instantes en los que llegué a aquel extraño París sin que lo pidiera.

  Mis ojos, al igual que las ventanas recién refrescadas por ligeras gotas de agua se habían nublado, realmente debía poner los pies sobre la tierra y actuar. 
<<Dios, esto es una prueba tan difícil... Tan vil ¿A quién demonios le gustaría escoger únicamente la vida y el bienestar de dos personas >>

Pocas ocasiones mis sentidos eran doblegados por mis emociones, esta ocasión no fue la excepción, de mis mejillas rodaban lágrimas saladas. Realmente amaba estar con Marinette, sin embargo, Kitty Noir también era importante para mí, quizás no a tal grado que la dulce chica que se encontraba a mi lado pero, si lo suficiente como para considerarla mi fiel compañera de pelea.

<<Algo bueno se me ocurrirá >>

-¿Marino?

La voz de mi amada había resonado en mis tímpanos, sin obtener contestación alguna. Voltee mi rostro, intentando evitar que notara mis anticuadas  lágrimas.

-¿Estás bien, Marino?
Su cálido cuerpo se descubrió levemente en el instante que extendió su brazo para tomar mi mejilla húmeda y dirigirla hacia su rostro.

-Claro, Mari. Estoy tan feliz de estar a tu lado. Gracias - Tal contestación fue acompañada de un ligero beso en la frente y quitar sutilmente su mano de mi rostro para voltearme nuevamente.
<<Sólo no quiero lastimarte... >>

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Tragué saliva ¿acaso él se había arrepentido de haber estado conmigo?
No dije más, sonreí forzosamente. Me reacomodé en aquella cama ajena, suspiré y le dí la espalda. No lo veía animado, algo le sucedía y eso me preocupaba.

-Mari, todo está bien. - Musitó envuelto de leves sollozos. Tomó mi cintura y me abrazó de manera en la que estuviera unida a su reconfortante cuerpo. Llenó de dulces besos mi espalda, lo tomé como disculpa de aquel silencio que quizás notó que me incomodó.

-Marino ¿Qué hora es?
-Son las 6:30 pm.
-Debemos irnos, le prometí a mamá y papá presentarte el día de hoy.
-¿En verdad? Suena a algo formal. -Al escuchar su tono tan sorprendido, me voltee con una enorme sonrisa.

-Obviamente, te quiero a mi lado el mayor tiempo posible.

Sin embargo, su mirada me reflejaba la tristeza de su corazón, realmente no estaba del todo feliz.

-Mari - susurró.  Realmente no sé cuánto tiempo siga aquí.

Mi expresión cambió radicalmente , ¿era esa su aflicción o su interés había concluido?
-Sé que te prometí estar contigo siempre, y de cierta forma lo haré pero...
-No trates de ser sutil, lo entiendo. Quieres irte ya, ¿no es eso? ¿Conseguiste lo que querías? ¿Ya estás feliz?

Me levanté resentida de la cama, tomé mi ropa semi húmeda y proseguí a vestirme. Nunca creí que mi contraparte fuera a utilizarme.

-Espera Marinette, yo nunca dije que ya quería irme. Nunca dije que te quise utilizar.
-¡¿Entonces?!  ¿¡Por qué vienes a prometerme algo; algo que tú más que nadie sabe que anhelo demasiado... Me ves envuelta en esta situación y justo el día que decido permanecer a tu lado, sutilmente me insinuas que te esfumarás.
-No es eso, esto es un mal entendido. No te negaré que extraño mi hogar, pero eso no quiere decir que no quiera estar a tu lado...
-¿Tu hogar o Adrienne?

Ambos permanecimos en silencio, las lágrimas rebozaron sobre mis mejillas, me dolía el pecho, quizás estaba pensando más de la cuenta.

-¿Adrienne? - habló pasivamente, cerró los ojos y negó con la cabeza - para nada, realmente eso ya pasó mi pequeña mariquita.  -  al haberme volteado no noté que se vistió al mismo tiempo que yo. Se dirigió descalzo hacia mi, y depositó un beso en mi frente.

-Te amo, Marinette. Siempre lo haré. Tranquila ¿si?  Que este pequeño suceso no vaya a echar a perder este lindo día. Vamos a ver a tus padres.

******************
Ambos azabaches se encontraban saliendo de aquel acogedor lugar envuelto de muchos árboles y un cielo grisáceo, observando por el retrovisor acompañado de recuerdos el sitio donde ocurrió su primer encuentro.

Angustiados, intentaron olvidar la riña de hacia unos minutos, motivándose mutuamente a seguir tranquilamente con aquella salida inusual y olvidar aquel mal trato instantáneo.

Espero les guste! Me inspiré de la nada... D:

&quot;Coincidence&quot;.  ML Marino x Marinette Donde viven las historias. Descúbrelo ahora