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Habían pasado veinte minutos desde que habíamos salido a carretera, el campo vestía verde, adornado con hermosos arbustos llenos de flores, la lluvia estaba haciendo un excelente trabajo en la naturaleza durante los últimos días. A lo lejos, conjuntos de árboles con copas sumamente altas y frondosas parecía que ocultaban en el más recóndito espacio de su estancia algún secreto fuera de lo normal, la vista era preciosa sin embargo, el camino era silencioso. Me encontraba nerviosa en aquel Fluence color vino que manejaba alegre y pasivamente mi contraparte es decir; mi novio.

-¿Por qué no dices nada, princesa?
Preguntó extrañado, sacándome de mis pensamientos al tomar con delicadeza mi mano izquierda, observé unos cuantos segundos aquel acto. Alcé la mirada para analizar rápidamente el panorama.
-E-este camino lo conozco... ¿Acaso iremos a Provins? - Titubeé

Echó una risita y negó con la cabeza sin apartar la mirada del frente. Fue disminuyendo la velocidad para después poner la direccional a la derecha. Habíamos llegado a un bosque que únicamente conocía por ser parte del camino hacia los municipios más cercanos de París sin embargo nunca había ingresado a él. Un camino verde oscuro y fresco lleno de robles me sorprendió, abrí la ventanilla para sentir la suave y fría brisa que sólo un bosque podía ofrecer. La vegetación se hacía más abundante conforme avanzabamos, parecía que nos encontrábamos en medio de la nada.

-Tendremos que seguir a pie, cariño. Vamos a subir esa escalera que está por ahí ¿La distingues? -Explicó el azabache mientras detenía el auto y señalaba unas gradas cubiertas de musgo que a simple vista no se notaban...
-¿En dónde estamos? ¿Es seguro? - Me sentía temerosa al no saber por dónde se encontraba la salida de aquel lugar.
Bajamos del auto, él se acercó a mi y me tomó de ambas manos.
-Usted señorita se preocupa demasiado. No pasará nada, te gustará. Además, eres Ladybug ¿a qué le temes?
Un puchero salió de mi boca, cosa que lo divirtió... Sacó un pañuelo color rojo y cubrió mis ojos.
-Espera ¿Qué haces, Marino?
-Nada malo... Sólo sígueme. - Temblorosa, intenté caminar lo mejor posible pero tenia miedo de caerme a pesar de que era guiada... Cuidadosamente, subimos por aquellas escaleras. Nos detuvimos, aquel chico del cual ya me sentía enamorada me abrazó con sus fuertes brazos de la cintura, mi corazón latía a mil por hora.

-Ya puedes ver. - Musitó en mi oído para después darle un pequeño beso en este, sentí un cosquilleo recorrer mi cuerpo. Desaté aquella tela que cubría mis ojos; no esperaba ver lo que estaba viendo en ese momento...
Nos encontrábamos en frente de una cabaña rústica de dos pisos al fondo del bosque.

(pondré foto para no describir tanto por lo mientras)

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(pondré foto para no describir tanto por lo mientras)

-¿E- es en serio lo que estoy viendo? De verdad no me esperaba este lugar. Marino ¿No se enfadaran si estamos aquí? ¿No es peligroso?

-¡Haces demasiadas preguntas, Marinette! No va a pasar nada.

Se echó a reír una vez más posteriormente para quedarse callado por un momento. Cambió su tono de voz, era algo serio.
-Esta cabaña le pertenecía a los padres de Mathias, ellos eran de Provins y ésta era su escape familiar los fines de semana. Desgraciadamente murieron en un accidente. E-él se quedó sólo desde que tenía nuestra edad, un tiempo después Noelia, es decir, nuestra jefa le brindó el máximo apoyo ofreciéndole algo muy parecido a lo que es un hogar y cosas por el estilo al igual que conmigo aunque, sabemos que no es lo mismo.

-Qué terrible.... Pobre chico, no me imagino lo que ha de sentir. ¿El cómo toma este lugar?

-Bueno, ahora que este lugar es de él prefiere no venir muy seguido por los dolorosos recuerdos sin embargo, me lo ha confiado, junto con su "baby-car" (apodo por Mathias) ... - bromeó el azabache tratando de neutralizar aquel ambiente tan pesado que se sentía al darme la noticia. Me sentía mal por aquel pelirrojo que parecía no tener problemas.

-Marinette, te tengo una sorpresa. Ya no pienses en eso ¿si?

Subimos las escaleras de madera para encontrarnos sobre una entrada que a nuestra derecha tenia una pequeña alcoba que daba al bosque, en frente se veía un ventanal y a la izquierda se encontraba la puerta.

Marino abrió la puerta, la cabaña era oscura, alcancé a notar que en la sala había gabinetes con muchos recuadros familiares y libros junto a ellos una chimenea, los sofá eran a mi parecer confortables, de algún color fuerte que no distinguía.

-Espera aquí, la luz no es suficiente.

El oriental me dejo a mi suerte por unos segundos, la habitación estaba muy fría. Escuché que había abierto la escotilla de algún panel para dar corriente de electricidad a la casa. En cuanto se escuchó eso, inmediatamente la habitación se llenó de vida, gracias varias series de diminutos foquitos blancos que decoraban el lugar de manera romántica.

El aire que se respiraba en el lugar ofrecía que ese día en un futuro se tornaría melancólico; era la primera vez que alguien me ofrecía un detalle tan especial, estaba segura que lo atesoraría por siempre.
Cubrí mi boca con ambas manos, la verdad era que se veía hermoso.

-¿Y bien? ¿A que es muy lindo, verdad Mari? - esperaba aprobación mientras daba palmadas para sacudir el polvo de estas y después acercarse al grifo de la cocina para lavar el resto.

- Lo es, pero sobre todo lo es mucho más ya que lo estoy compartiendo contigo.
-Esto aun no es nada, hay otra sorpresa, anda.

Al fondo de estas dos amplias secciones de la casa había otra puerta. Emocionada, caminé lentamente a lado de él sosteniendo su mano.
Del otro lado de la casa, había un pequeño jardín cubierto casi por paredes hechas por ramas, arbustos y plantas que estaban alrededor del espacio. En medio, una pequeña mesa con un mantel blanco, velas apagadas, dos sillas, dos copas y dos platos nos estaban esperando. Presuroso, caminó a encender aquellos contenedores con cera y a pedirme que tomará asiento.

-Madame, s'il vous plaît

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-Madame, s'il vous plaît.-Hizo una reverencia y caballerosamente acomodó la silla después de que tomara asiento.

-Oh pero qué joven tan caballeroso. Se lo agradezco mucho. - Reí con mucha ternura, me sentía sumamente especial.

- Lo que sea por la joven más hermosa de todo Parí' - siguió la corriente y obsequió besos en mi muñeca.
Retiré mi mano lentamente, acto que lo hizo creer que me sentía incómoda. Se inclinó de rodillas quedando de la misma altura en la que me encontraba, vi su aflicción en el rostro, iba a pronunciar algo pero inmediatamente guardó silencio al ver que sostenía su mejilla, él, cerró los ojos al sentir el gesto. Me acerqué a su esencia, fundiendo nuevamente el sabor dulce de nuestros labios que derrochaban un mutuo afecto.

Creemos que el amor es imposible y quisiéramos que rápidamente cualquier persona que suponemos que es especial nos corresponda. Eso me sucedió con Adrien, pero entendí que no siempre es quien uno se lo espera y que además no sucederá hasta el día que aprendamos a amarnos a nosotros mismos. Por suerte yo; Marinette Dupain Cheng, puedo decir que soy afortunada al haber encontrado el amor verdadero en mí misma sin buscarlo.

Hola hasta aquí el capítulo de hoy espero les guste y se sensibilicen con esta parte al igual que yo cuando lo escribía. Tiene faltas quizás pero neta se me hizo algo especial... Aún falta lo otro 7u7.... PD : Amo sus comentarios :'3

"Coincidence".  ML Marino x Marinette Donde viven las historias. Descúbrelo ahora