Seulement deux

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-N-no entiendo, Marino. - Me esforcé en contestar pero un titubeo salió de mis labios. El poco espacio personal en ambos me hacía perder la cordura, la razón. Quería que ese momento no terminara, por más confundida que estuviera no me importaba. Me sentía correspondida de cierto modo, aquel extraño era la única persona que ahora me importaba, mi alma y mi corazón se sentían en armonía.

Las luces del lugar se habían apagado completamente, era hora de que la función comenzará. La pantalla iluminó levemente cada lugar de los espectadores, creando un ambiente más romántico.
El soltó risa que apenas y pude escuchar, Acomodó su rostro frente al mio, dejándolo a unos escasos centímetros de distancia. Acariciaba dulcemente mi mejilla izquierda después, suavemente postró su mano en mi cabello, hundiendo sus dedos en los cadejos pasándolos de arriba a abajo en varias ocasiones.

-Mi Marinette.  - musitó.  De sus preciosos ojos que me vigilaban dilatados al igual que dos eclipses, un brillo esmerilado me hechizó. Encantada, cerré mis ojos al suspirar y me deje llevar. Su respiración se mezclaba poco a poco con la mía. Nerviosa, pasaba de vez en cuando un poco de saliva, quizás sucedería lo que estaba pensando.

-Esto está mal...  - bisbiseé. Unos labios suaves y carnosos sin previo aviso comenzaron a rozar ligeramente los míos, su pulgar acarició nuevamente mi mejilla pero la muestra de afecto sabor a miel que creía incorrecta pero que con ansias esperaba no llegó <<¿acaso se arrepintió por lo que dije? >> Se distanció un poco para hablar,  ambos abrimos los ojos.

-Quizás sea pronto para esto y para decirlo, de todo corazón espero no asustarla ni alejarla de mi  pero algo muy fuerte cambió desde que la vi.  Estos días no he dejado de pensar en su adorable rostro. Señorita, - musitó al tomarme de las manos - suplico humildemente me de a probar aquellos bordes rojizos que invitan de  manera ostentosa  a degustar sus delicados labios.

Permanecí en silencio, estaba embelesada por la actitud tan noble de aquel joven. En la oscuridad y despacio, sostuve ambas mejillas del peli azul con mis manos, me dirigí a el y una vez más nuestros labios se encontraban a punto de rozarse. En mi cabeza únicamente el pensamiento de que era algo demasiado precipitado me daba vueltas, pero en mi corazón, sentía que debía hacerlo.

Lentamente una sensación cálida, carnosa y un poco húmeda se apoderó de mi boca, gustosa lo correspondí. Estaba maravillada, sonrojada y con arritmia, sus labios con movimientos lentos masajeaban los míos y viceversa. Marino acariciaba mi cabello de vez en cuando aprovechandolo para evitar que me separara de aquel tierno beso.

Nuestro momento mágico tuvo su fin, la falta de respiración nos hizo tomar un descanso.  Ambos sonreímos tímidamente,  el ojiceleste por su parte depositó en mi frente un pequeño beso.  Honestamente, ya no distinguía entre sí era falta de moral el besar a alguien a quien acababa de conocer o eramos dos personas con deseos mutuos de encontrar el amor, ni siquiera supe en qué parte iba aquella película.
-Gracias - susurró el chico.
-Es la primera vez que me sucede algo así. - confesé.
-¿Y te sientes mal al respecto?
- No tiene ni una semana que nos conocemos.
-Es lo de menos, sé quién eres y sabes quién soy.
-Sigo sin entender por qué lo dices con tal firmeza, han pasado un par de días.
-Creo que no tiene caso que estemos aquí sin ver la función. ¿No lo crees? - Rió al voltear a ver la pantalla. - Quiero decirte por qué digo esto pero aquí no.
-¿Entonces en dónde?  - cuestioné sin estar del todo de acuerdo. Estaba bien que sintiera algo por él pero aun no tenía la confianza de que fuera buena persona.
-No te preocupes no será lejos, vamos a Champ de Mars.
Asentí con la cabeza, aquel lugar con áreas verdes no estaba lejos de ahí en efecto, se encontraba detrás del lugar en el que estábamos únicamente debíamos cruzar unas cuantas avenidas. Nos levantamos de la manera más discreta para evitar molestar a los otros espectadores, cuando nos encontrábamos a fuera de esos asientos observé cómo mi amiga Alya agitaba su mano para saludarme,   correspondi aquel saludo lo curioso fue que Marino también lo hizo con demasiada cortesía y una sonrisa de oreja a oreja.

El ambiente era un tanto incomodo pero especial, no podía creer que había besado aquel chico que conocí en la tienda departamental hace unos días, aquel que me prestó su abrigo, el único que creaba en mi una dulce y tierna ilusión de que todo saldría bien.
-¿Estás bien?  - preguntó al romper la atmósfera de silencio.
-Claro, Marino.

No dijimos más, al llegar notamos que no había muchas personas, la conglomeración se encontraba bajo la torre. Lo observé detenidamente, como si se tratará de una persona que únicamente quería hacerme daño, el lo notó.

-Tranquila no pasará nada, dicen que una acción dice más que mil palabras. - trataba de darme confianza. Caminó unos pasos atrás frente a mi.

-¡Ikke, vamos! - Exclamó.

Una luz rojiza y blanca fue apoderándose de pies a cabeza de mi acompañante. Cerré un poco mis ojos y cubrí con mi brazo ya que la iluminación del ambiente junto con la iluminación repentina de él no me dejaba observar al cien la situación. Al abrirlos, se encontraba aquel joven de traje rojo con negro que me ayudó con el akumatizado Temble-terre.

-Eres Lordbug...  - dije asombrada. - Eso quiere decir que...
-Somos la misma persona en diferentes cuerpos, diferentes dimensiones, ambos nos complementamos, Marinette.

No contesté absolutamente nada. Me acerqué más a él.

-Si estás decepcionada de mi sólo dilo. Marinette, tu me conoces mejor que nadie así que sabes que mis sentimientos son puros.  Quiero cuidarte y protegerte, no quiero que nada te pase. Yo no sabía que eras mi contraparte en la tienda, hasta hoy que me dijiste tu nombre pero a mi no me importa eso, al contrario, sé perfectamente todo de ti, lo que necesitas...

- Estoy en shock, me siento anonadada y confundida. No es que no q-quiera corresponderte pero ¿No habría problemas de contratiempo si decidimos estar juntos? - el tomó mis manos.

-Si fuese a pasar algo no te preocupes, lo arreglaremos juntos, mi pequeña mariquita.

Sobreprotectoramente me abrazó, lazando sus brazos entre mi espalda y hombros. Deshizo su transformación.
-Dame una oportunidad o más bien.  Date la oportunidad para amarte a ti misma y dejarte amar por ti. - susurró tierna y juguetonamente.

- Por favor, quiero cicatrizar ese corazón y esos labios tan lastimados ...


Cosillas bellas TuT son novios, se aman, se besan,  se pasan el chicle jajajajaja.

&quot;Coincidence&quot;.  ML Marino x Marinette Donde viven las historias. Descúbrelo ahora