Livraison II (lemon)

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Ya vamos entrando al lemon, es la primera vez, y creo que le eche galleta jajaja ... Disfruten y disculpen por no actualizar pronto. Perdón si tiene faltas o esta mal escrito u.u lo reeditare pronto, por lo mientras es para que no se queden con las ganas chicos... 7u7


No tenía la noción de que Marino era un excelente cocinero, la lasagna que había preparado estaba de maravilla. Duramos un momento en aquel rincón tan acogedor hablando de la rutina tan ajetreada que teníamos, sobre nuestros amigos y parientes cercanos que, curiosamente, cambiaban de género en ambos mundos, en especial, de las mentirillas que debíamos decir al momento de ser super-héroes.

-¡Sigo sin creer que Alan te haya podido hacer eso! Alya es exactamente igual aunque, no tan descarada.
-¡Lo sé! Tuve que correr varias calles tras de él para evitar que le entregara aquella carta.

Las risas inundaban aquel pequeño espacio, la luz tenue era maravillosa, acertaba de manera perfecta con cada tono del pequeño jardín. Una fresca brisa nos recorría de vez en cuando, después, vino acompañada por relámpagos y leves gotas que caían del cielo.

-No tardará en llover, y por lo visto parece que será algo fuerte ¿Nos vamos Mari, o quieres esperar a que se calme?

A través de las enredaderas que se encontraban en el ingenioso techo, observé cómo el cielo mezclaba las tonalidades de las nubes azules y grisáceas hasta conseguir un color gris muy pesado acaparando por completo mi atención...

- No hay que exponernos, cariño. Será mejor quedarnos un poco más. - Propuse sin despegar la vista del cielo.

- Mari, tengo una idea ¿Te apetece ver cómo caen las gotas sobre el bosque?

-Vale ¿qué tienes en mente?

-La verdad es que no lo tenia en mente pero ven, sígueme.

Eufórico, se levantó de la mesa y extendió su mano hacia mi lugar en forma de invitación. Entramos al interior de la casa y subimos a la planta alta.

Abrió la puerta del cuarto principal. Era sumamente amplio, a la entrada, del lado derecho, se encontraba una cómoda enorme de caoba, en el centro, una cama de sábanas blancas y acolchonadas, a simple vista se veían que eran demasiado suaves. Del techo, colgaba un pequeño candelabro. Al fondo de la habitación del lado izquierdo, se encontraba el balcón que había visto desde afuera. Ambos abrimos la puerta de ventanas corrediza y la ventisca del viento choco en nuestros rostros, despeinándonos inmediatamente. Un titiriteo se apoderó de mi cuerpo, mis dientes comenzaron a castañear provocando un ruido algo fuerte. Me abracé con mis propios brazos, apretando mis manos en mis hombros, fue insoportable la primera sensación del frío.

-¿Qué pasó Mari? Te ves tan tierna haciendo esas caras.
-¡H-hace más f-rio de lo que pensé.

- ¿Cerramos la puerta?

De verdad quería ver la lluvia con él... Comencé a hacer una contracción muscular, con el fin de guardar algo de calor y hacerme a la idea de que debía adaptarme.

- Marino, ¡Quiero mojarme! Espera.

Rápidamente, di una patada al interior del cuarto para aventar mis zapatos, asimismo, tomé mi chaqueta para hacer lo mismo con ella. El azabache me vio extrañado, quizás pensaba en lo ridícula que me veía pero lo ignoré. Jalé de su brazo para estar en aquel balcón juntos.

-Marinette, estás loca. Hace mucho frío, nos vamos a enfermar. - Gritó mientras titiritaba.

-¡Sólo muévete! A mi se me está pasando el frio.

Como una cría, comencé a dar círculos alrededor de él, dando pequeños saltitos, haciendo gestos, bailando ridículamente mientras cantaba "Don't worry be happy".
Tomó mis manos y comenzamos a dar vueltas bajo la lluvia. Sentía que en cualquier momento íbamos a caer y dicho y hecho; un buen sentón nos dimos...

-Amor, mala idea... Tenias razón, nos vamos a enfermar.
-Eres testarudita. - Reprochó en el piso mientras besaba mi nariz.
-Debes tomar una ducha, amor.

-¿Aquí?
- Si Mari, no te preocupes. Yo te cuido desde afuera.

No pensé en las consecuencias de mis niñerias, no podía quedarme empapada, un buen resfriado era seguro. Apenada, me levanté junto con él, entramos a la habitación. Abrió la puerta del baño que se encontraba del lado derecho de la cama.

El baño era grande, color oro viejo, tenía una tina y cada complemento de color verde esmeralda. Abrí las llaves y proseguí a ducharme. Duré 15 minutos aproximadamente... Al salir noté que Marino había dejado una bata blanca y una toalla a mi alcance.
<<Por cualquier cosa se preocupa por mi... No debí portarme tan estúpida ¿qué pensará de mi? >>

Me sequé rápidamente, vestí aquella bata blanca y salí en su búsqueda.

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Escuché cómo la puerta se azotaba de manera brusca, haciéndome reaccionar y olvidar cualquier estupidez en la que estaba pensando... Marinette tenía una cara de aflicción, la verdad no sabía el por qué.

-¿Estás bien Mari?
-S-si. Ya terminé. ¿Te ducharás, verdad? No quiero que te duela la cabeza, o la garganta, o te enfermes.

Se estaba preocupando demasiado por mi, me causó mucha ternura. Honestamente no supe qué decir así que sólo me acerqué a ella y deposité un beso en su frente.

-Voy a darme una ducha, princesa. No tardo...

Cerré la puerta, proseguí a desvestirme y me introduje a aquella regadera de agua caliente... Un suspiró se escapó de mis labios, la temperatura del agua daba un alivió a mi cuerpo... Cerré los ojos, disfrutaba demasiado mi estancia en ese lugar a lado de mi princesa... <<bendito Mathias >>

Minutos después, sentí unas delicadas y frías manos que comenzaron a rodear mi pecho; era Marinette, se aferró como nunca a mi cuerpo recargando su rostro en mi espalda.

-M-mari ¿Q-qué haces? - me sentía nervioso, me había pillado distraído y lo peor; desnudo...

-¡No quiero que te enojes conmigo!
-¿Por qué estaría enojado?
-Porque te has mojado, de seguro pensaste que era una tonta...
-¿D-de verdad crees que me enojaría por eso?

Se quedó callada por un minuto, después dio un grito de cierto modo aterrorizada.

-Espera ¡¿Qué hice?! acabo de infringir tu privacidad. No estoy viendo nada!!! ¡Lo juro lo juro lo juro!!!!

Retiró sus manos y rápidamente salió azotando nuevamente la puerta. La tensión se esfumó de mi cuerpo, me sentía confundido. Apoyé mi mano en la pared y comencé a reír a carcajadas.

-¡Estás demasiado efusiva Mari!!!!

Salí del baño, me vestí con otra bata color gris y la encontré nuevamente postrando su mirada en el ventanal, se veía tan tierna, tan dulce en aquella bata blanca que resaltaba su esbelta figura la evadí mientras fijaba mi vista en nuestra ropa que estaba empapada. Mi mente me hizo imaginar ciertas escenas, las cuales, reprimí inmediatamente...
<<Ella no merece que pienses eso>>

-Perdón por entrar así al baño...
-Musitó sin apartar su mirada del exterior, se le notaba lo ruborizada a distancia. No entendía por qué tenía esos arranques de ¿histeria?... No comprendía que le pasaba. Me acerqué a ella

-Olvida eso ¿quier....
Me interrumpió al momento de jalar mi cuello y depositar un profundo beso en mis labios. Cerré mis ojos y me deje llevar. La tomé de la cintura y la acerqué de manera posesiva a mi cuerpo. Las caricias y los besos iban en aumento, sentí como su lengua quería fusionarse con la mía. Rápidamente perdí la razón, mi mente me decía una cosa pero, la prudencia en estos momentos estaba demás, era algo difícil. Decidí arriesgarme un poco e inspeccionar con mis manos cada parte de su espalda, deseando que esa molesta prenda no estuviera, quería bajar levemente a sus glúteos, al sentirme al borde de estos, me sentí espantosamente temeroso, retomé la cordura y me detuve...
El movimiento que hice con mi cabeza y mis manos al separarme rápido de sus labios había abierto parte de su bata, pues sentí como sus delicados pezones se encontraban rígidos y rozaban sutilmente mi pecho... Ambos nos ruborizamos exageradamente, eran sensaciones nuevas y prohibidas para dos jóvenes de 17 años...

- ¡Voltea hacia arriba, Marino! Qué vergüenza... - Gritó al intentar mover mi barbilla hacia el techo. Sin pensarlo lo hice, necesitábamos controlarnos, desgraciadamente era demasiado tarde, una parte de mi se había despertado y temía porque ella lo fuera a notar....

&quot;Coincidence&quot;.  ML Marino x Marinette Donde viven las historias. Descúbrelo ahora