No cometas mi error

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"No puedo entenderlo, Mio Akiyama debería odiar a Satoru Koizumi por lo que le hizo. Parece que ese tonto puede convencerla con suma facilidad, eso me molesta. Debo separarlos lo más pronto posible, ella merece a un verdadero hombre a su lado y ese soy yo" pensaba Hayime mientras observaba a Mio y Satoru durante la hora de almuerzo. Habría querido hacer algún movimiento directo en aquel instante, pero la pareja no estaba sola. Mugi, Yui, Ritsu y las integrantes de Onna Gumi estaban con ellos, riendo de las bromas que soltaba la ocurrente baterista castaña.

—Chicas —intervino Mio—, hablando en serio, desde esta mañana me siento observada.

—Es normal, estás en el centro de un escándalo por una supuesta infidelidad. Hasta que no se resuelva todo, tendrás que acostumbrarte —dijo Ritsu, restando importancia al asunto.

—No hablo de eso, Ritsu. Siento como si alguien estuviera pendiente de cada uno de mis movimientos.

—¿Acaso tienes de nuevo una etiqueta de yakisoba pan en tu cabello, Mio-chan? —preguntó Mugi.

—¿De nuevo? —Una pequeña sonrisa burlona asomó en el rostro de Satoru, mientras Akira veía con asombro a la zurda.

—Sí. Mio acostumbraba a usar etiquetas en su cabello durante la preparatoria.

—¡Solo pasó una vez, no exageres las cosas, Ritsu! Y no, no tengo nada inusual en mi cabello, Mugi. —A pesar de esta aclaración, el castaño no pudo evitar reír al imaginar a su novia en esa situación, risa que se detuvo cuando ella le dio un codazo en el brazo—. Extraño a Nodoka, ella sí me tomaba en serio —suspiró la pelinegra.

—¿No será ese chico que está allá? —preguntó Yui, señalando hacia donde Hayime se encontraba—. Desde que llegamos, no ha dejado de mirar hacia acá.

En el momento en que Mio y Satoru giraron a ver al señalado, este se levantó, dirigiéndose al baño.

—Kageyama, ¿eh? —murmuró el joven Koizumi.

—¿Lo conoces? —preguntaron todas.

—De vista. Está en nuestra facultad. Lo he visto más de una vez mirándote, Mio.

—¡¿No le has dicho nada por eso?! ¡¿Qué clase de novio eres, Koizumi?! —preguntó Ayame.

—Bueno, admito que sí me pone algo celoso que él la mire, pero Mio es la hermosa bajista de Houkago Tea Time, así que es normal que atraiga miradas.

—Te entiendo, Koizumi. Me pasa lo mismo con mi princesa.

—Ricchan, tú no te quedas atrás. Sé que muchos chicos y algunas chicas les pareces atractiva.

—¡Oigan, nos desviamos del tema! —exclamó Akira—. Parece que tenemos un sospechoso.

—Lo estaré observando. —Satoru apretó sus manos en puño ante la posibilidad de haber encontrado a quien lo difamó.

Mas tarde, durante un receso, Ritsu se encontraba en la biblioteca. La siguiente semana iniciarían los exámenes y, ya que ella no estudiaba lo mismo que sus compañeras, debía hacerlo por su cuenta. Tenía sus audífonos puestos y un libro en la mano, leyendo al son de su banda favorita, The Who. De repente, la presencia de un chico sentado a su lado la sacó de su concentración.

—¿No deberías estar ensayando con tu banda, Tainaka?

—En este momento el estudio es más importante. Las reglas del club exigen buenas calificaciones en sus integrantes. Además, Mugi tiene clase a esta hora y el salón del club está ocupado por otra banda.

—¿Eso es cierto? ¿O no pueden ensayar porque su bajista anda ennoviada?

—Una cosa no tiene nada que ver con la otra. Mio ha demostrado un gran profesionalismo al mantener separados sus asuntos personales de los de la banda.

Amigas Por SiempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora