Declaraciones

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El fin de semana había llegado. Ritsu despertaba después de una larga noche de sueño. No iba a negarlo, le emocionaba pasar esos dos días con Mugi, aunque le habría gustado que Mio las acompañase. Desde que conversó con Satoru, su deseo de arreglar las cosas con la bajista había aumentado, pero cada vez que tenía la intención de verla, algún imprevisto surgía para impedírselo; ya porque Mugi quería planear el fin de semana, ya porque Yui o Ayame pedían que estudiaran juntas, o simplemente porque no coincidía con la pelinegra para nada. Lo único que la baterista logró fue escribirle «Pase lo que pase, quieras o no, siempre seré tu amiga», mensaje que no tuvo respuesta.

Luego de un rápido duchazo, la joven Tainaka se puso lo primero que encontró en su armario. Agradecía ser despreocupada en ese aspecto, aunque siempre parecía acertar en su forma de vestir. En esta ocasión, y dado que no visitaba una peluquería desde antes de graduarse en Sakuragaoka, dejó su diadema sobre su mesa de noche y ató su cabello en una pequeña coleta. "Un cambio de estilo no viene mal de vez en cuando" pensó mirándose al espejo. Tras una última revisión de su equipaje, salió en busca de Mugi.

Camino a la residencia de la tecladista, dos castañas casi chocan. Yui iba corriendo emocionada sin prestar atención al camino, mientras Ritsu iba perdida en sus pensamientos. Al momento de disculparse, la guitarrista se sorprendió ante el cambio de peinado de la baterista. En ese momento, la teclista llegó junto a ellas.

—¡Ricchan, te ves hermosa! —exclamó la rubia, haciendo que la chica de ojos ámbar se sonrojara.

—Tú no te quedas atrás, Mugi —respondió Ritsu en un inusual tono tímido.

—Ricchan, ¿te sientes bien? No pareces tú misma —preguntó Yui con preocupación.

—¿Acaso no puedo sentirme apenada por recibir un alago? Además, ¿qué haces levantada tan temprano en un día sin clases, Yui?

—Voy a Toyosato, a recargar mi energía Azu-nyan.

—Creí que la habías reemplazado por Akira.

—Eso es mentira, Ricchan. Azu-nyan es irreemplazable. Akira-chan necesita algo de afecto para que se le quite ese mal carácter, por eso es que la abrazo a veces.

—Sí, claro, solo a veces. —Tras su sarcástica sentencia, Ritsu soltó una carcajada que pronto se contagió a Mugi; Yui solo hizo un puchero. Luego, las tres chicas se dirigieron a la estación de trenes.

Al llegar allí, se despidieron y fueron a esperar a los trenes que las llevarían a sus destinos. La guitarrista sonreía plácidamente al notar un particular brillo en los zafiros que Mugi tenía por ojos, uno que no había visto en mucho tiempo.

Aproximadamente 2 horas después, Ritsu estaba sorprendida ante lo que veía: una enorme y elegante mansión a tan solo unos metros de la playa. Sin duda era más grande que las 2 que HTT había visitado en años anteriores.

—¿No crees que estás exagerando, Mugi? —preguntó sin dejar de ver la imponente edificación.

—No —respondió la rubia con su usual amabilidad—. Estamos en el lugar perfecto para este fin de semana.

A pesar de esa respuesta, la castaña seguía creyendo que eso era una exageración. "¿Una casa tan grande solo para nosotras dos? En este lugar puede pasar sus vacaciones un batallón entero con total comodidad" pensó mientras su acompañante la invitaba a pasar. Una vez dentro, la baterista se soltó su coleta, dejando su cabellera libre.

—Creo que es tiempo de cortarme el cabello, es la primera vez que lo tengo tan largo —pensó en voz alta.

—Yo creo que te vez linda así, Ricchan.

Amigas Por SiempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora