Finlandia

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A pesar de ser casi las 8 pm, el sol se divisaba sobre el horizonte, alumbrado el paisaje sobre el que un avión de Japan Airlines volaba, dirigiéndose al aeropuerto de Helsinki-Vantaa. A bordo, entre los pasajeros, una emocionada chica rubia tomaba la mano de su dormida novia. Pese a que no era la primera vez que iba a ese lugar, hacerlo junto a Ritsu le alegraba mucho, aunque también le ponía nerviosa. Mugi había decidido revelar su orientación sexual a sus padres y presentar a la joven Tainaka como su novia, esperando ser aceptada, pero no sin temer ser rechazada, especialmente por los conservadores Laaksonen, su familia materna.

Cuando la aeronave tocó tierra, Ritsu abrió sus ojos. Bostezó y estiró sus músculos mientras la voz del piloto informaba que el aterrizaje había sido exitoso y agradecía a los pasajeros en haber elegido esa aerolínea para realizar aquel viaje.

Tras pasar los controles de migración, ambas chicas se dirigieron a la salida del aeropuerto, donde uno de los conductores de la familia de la rubia los esperaba. Aquel hombre les habló en finlandés, un idioma extraño para la baterista, quien se sorprendió al escuchar a Mugi responder en el mismo idioma con gran fluidez. La castaña solo pudo pronunciar un tímido «hello» al ser observada por él.

—No sabía que hablabas finlandés, Mugi —observó mientras ambas subían al vehículo que las llevaría a un loft perteneciente a los Laaksonen a orillas del lago Saimaa, al sureste del país.

—Mi madre nació aquí y ella me enseñó. Además, mi familia y yo venimos aquí cada año, así que estoy acostumbrada —respondió Mugi con una sonrisa.

—Ya decía yo que tenías algo de extranjera. No es común encontrar rubios naturales en Japón.

—¿Quieres decir que soy una especie de bicho raro, Ricchan?

—¡No, claro que no! —Ritsu se puso nerviosa tratando de encontrar palabras más adecuadas para decir lo que quiso decirle a Mugi, quien hacía un tierno puchero—. Solo señalé que no es fácil encontrar a alguien tan bello como tú...

Una pequeña carcajada salida de la boca de Mugi hizo que la baterista se relajara un poco.

Llegadas a su destino, las dos chicas bajaron del vehículo. Ritsu quedó boquiabierta al ver el hermoso bosque en el que se encontraban. "Lástima que Mio no esté aquí. Este lugar es perfecto para asustarla" pensó mientras Mugi le llamaba para que entrara. Al hacerlo, nuevamente la baterista se sintió fuera de lugar al ver varias personas saludando a su novia en el idioma local. En ese momento, alguien llamó su atención. Se trataba de una mujer que daba la impresión de ser una versión de la joven Kotobuki venida del futuro, aunque sin sus características cejas.

—Tú debes ser Ricchan, bienvenida —dijo la mujer con una sonrisa. Por un instante, la idea de haber aprendido finlandés por arte de magia cruzó por la mente de Ritsu, antes de llegar a la lógica conclusión de que se hallaba frente a la madre de Mugi.

—Ritsu Tainaka. Es un gusto conocerla, señora Kotobuki —pronunció la baterista, procurando sonar lo más educada que pudiese.

—Madre —intervino Mugi—. Tengo algo importante que decirte respecto a Ricchan... —Respiró profundamente tomando la mano de su amada y prosiguió—. Ella es mi novia.

Al escuchar esto, la señora Kotobuki cambió su expresión, mirando fríamente a su hija y a Ritsu.

Damn paskiainen! En salli tuollaista poikkeamia perheessäni (¡maldita bastarda! No permitiré esa clase de aberraciones en mi casa) —pronunció la mujer, dirigiéndose a la baterista.

Äiti (madre)... —Mugi entristeció ante este rechazo, algo que su amada notó e hizo que comprendiera, aun sin entender una sola palabra, lo que aquella mujer había dicho.

Amigas Por SiempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora