No Te Rindas

363 18 4
                                    

Había pasado un mes desde que Mio rechazó los sentimientos de Ritsu. Durante ese tiempo, ninguna había vuelto a los ensayos de la banda, ensayos que, por obvias razones, fueron cancelados por Mugi y Yui. La guitarrista castaña estaba triste ante esta situación. Ella amaba a Houkago Tea Time, no tanto por los dulces y el té que la rubia traía cada día, sino porque junto a sus amigas había encontrado su pasión, algo en lo que era buena, algo por lo que esforzarse para mejorar y no quedarse estancada. Incluso se había contagiado del entusiasmo de la chica de ojos ámbar (cuyo brillo dorado había desaparecido) por tocar algún día en Budokan. Con eso en mente, pensaba en una manera de hacer que las líderes del grupo se reconciliasen; estaba al tanto de lo sucedido entre ellas, pero no veía nada de malo en que continuaran siendo amigas. Pero notaba con tristeza que sus tres compañeras no colaboraban, especialmente la heredera Kotobuki, que parecía empeñada en mantener la distancia entre las jóvenes Tainaka y Akiyama.

Viendo incierto el futuro de la banda, la guitarrista decidió aprovechar su creciente cercanía con Akira para continuar practicando. A pesar de que la líder de Onna Gumi la viese como una niña pequeña, no podía negar que tenía talento, por lo que decidió enfocarse en reforzar sus conocimientos teóricos. La joven Wada tenía sentimientos encontrados en esta situación; tuvo razón al predecir que HTT no sobreviviría en el club, pero debía admitir, aunque sea para sí misma, que le habían gustado y que admiraba el (infructuoso) esfuerzo de Yui por impedir una disolución definitiva de su banda. Quería ayudarla, pero no sabía cómo hacerlo sin involucrarse en los asuntos personales de las otras tres.

Mio continuaba sintiéndose culpable por lo sucedido. Si bien ya no tenía un aura triste, extrañaba estar con su hiperactiva y loca mejor amiga. Ella no se había acercado, pero sí veía lo deprimida que estaba. Se odiaba a sí misma por no ser valiente y dar el primer paso para reconciliarse con ella, aun deseándolo con todas sus fuerzas. Al no tener muchos detalles de la situación, Satoru no se sentía autorizado a intervenir (queriendo hacerlo) y solo se limitaba a darle a su compañera algunas palabras de aliento. Él recordaba la primera vez que la vio, cuan feliz se veía con sus amigas, y quería hacer algo para que esa felicidad volviera.

Ritsu se sentía vacía; extrañaba tener a Mio cerca, extrañaba hacerle bromas y ver sus reacciones, extrañaba esas grises luces que iluminaban su vida. Agradecía que Mugi estuviese a su lado cuanto podía, pero no era lo mismo. La joven Tainaka quería continuar con la banda, pero no se sentía lista para encarar a la bajista.

—Ricchan, ¿te gustaría salir este fin de semana? —preguntó Mugi, intentando animar a la baterista.

—Déjame pensarlo, Mugi —respondió la castaña sin animo.

—Ricchan, necesitas despejar tu mente. Aquí encerrada no podrás superar lo que Mio-chan te hizo. Además, siempre es divertido salir con una amiga. —Al ver la sonrisa con la que la rubia le dijo estas palabras, Ritsu sintió que podía hacerlo, sintió ganas de aceptar su amable invitación.

—Supongo que tienes razón. Bien, esta vez me dejaré llevar a donde tú quieras. —Mugi se sintió victoriosa. Aunque no fuese tan brillante como antes, ver esa sonrisa dibujada en el rostro de su amiga fue un gran alivio.

Mientras tanto, Yui y Akira practicaban en el salón del club. La líder de Onna Gumi sufría un poco para hacerle entender a la castaña muchos de los conceptos que le explicaba, aunque debía admitir que los aplicaba a su forma de tocar con impresionante facilidad. En ese momento, Satoru ingresó al salón, en busca de la dueña de Guitah. Era extraño ver al joven Koizumi en ese lugar, lo que asustó a la joven Hirasawa.

—¿Pasa algo, Koizumi-san?

—Nada malo. Akiyama quiere verte, pero teme encontrarse con Tainaka. Aún se siente culpable por lo que pasó.

Amigas Por SiempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora